Pasamos los 100 días de cuarentena en nuestro país y seguimos leyendo y escuchando de todo. Muchos opinan, algunos con criterio y otros no tanto, de la situación que atraviesa la Argentina, no solamente desde el punto de vista epidemiológico, sino también desde el económico, que parece es el que más preocupa. Las provincias viven realidades diferentes. Hay algunas muy complicadas por la cantidad de contagios que tienen y otras que parecen estar en una situación más aliviada. En Entre Ríos, en pocos días, pasamos de un momento de serenidad a otro de extrema preocupación. Primero con los casos de coronavirus que se detectaron en la costa del Uruguay y luego con los que se despertaron en Paraná, que al momento de escribir esta columna sumaban 96.
Algo de sinceridad viene bien
Por Mauro Meyer
La ola de rumores y de audios falsos se disparó también en pocos minutos, todos creyendo tener la verdad de lo que realmente pasó. Esto no es nuevo, es algo que vivimos desde que se decretó el aislamiento obligatorio allá por el 20 de marzo. En algunos casos, la irresponsabilidad de algunos puso en riesgo la salud de otros, pero eso es materia de investigación de la Justicia. Dicho esto, y ante las voces que se levantan y que creen tener la verdad, siempre es bueno algo de sinceridad.
Con el informe de ayer, el Departamento Paraná continúa a la cabeza del ránking de casos, mientras que en segundo lugar se ubica Federación con 59. La particularidad de este Departamento es que la mayoría está concentrado en la pequeña localidad de Santa Ana (13 en el último parte). El intendente de este lugar se llama Rogelio Zanandrea, quien hace pocos días soltó frases que llamaron mi atención. Charlando con él en el programa La Radio de UNO dijo algo así como: “Los casos se dispararon porque nos relajamos”.
“Santa Ana es una gran familia donde todos compartimos todo, nos relajamos y eso es responsabilidad nuestra. Las habilitaciones que dimos eran con protocolos estrictos que muchas veces no se cumplieron y por eso tenemos familias con siete u ocho integrantes que han dado positivo”, afirmó el dirigente que pertenece el partido Unión por el Futuro de Santa Ana.
Sin importar a qué color político representa, Zanandrea fue claro en sus conceptos y sabe realmente dónde está parado. Está al frente de una comunidad con cerca de 3.000 habitantes, donde predominan las zonas rurales y cuya actividad principal (citricultura) siempre estuvo autorizada por pertenecer a la cadena alimentaria. En este contexto, y por el continuo paso de camiones, es de suponer que la problemática actual se podía dar en Santa Ana. Por eso, al intendente no le tembló el pulso para volver atrás en cuanto a las habilitaciones y poner una cuarentena estricta de 14 días.
“Sabemos que es un virus que se contagia por el movimiento de las personas y que la primera opción que tenemos es quedarnos en casa. Estamos ante una cuarentena eterna y la confianza hizo que un caso haya diseminado el virus”, indicó.
Insisto que no muchos dirigentes políticos de nuestro país han reconocido errores, por así llamarlos, en este tiempo de pandemia. Ni hablar de aquellos que pidieron repetir el modelo de Estados Unidos o Brasil desde el primer día. La cantidad de muertos que presentan estos dos países habla por sí solo de que el camino elegido no fue el correcto. Por eso, sin conocerlo, me parecieron interesantes las sencillas palabras que utilizó Zanandrea. Sabe que cometieron un error y que están tratando de enmendarlo. ¿De cuántos políticos hemos escuchado ese nivel de sinceridad?, pero no solamente con el coronavirus presente en nuestras vidas, sino también antes, cuando no sabíamos de la existencia de esta enfermedad. Puede elegir cualquier ejemplo, el que usted prefiera, y es un hecho que no recordará a muchos dirigentes que digan “sí, nos equivocamos y vamos a tratar de corregirlo”.
Estamos atravesando un momento clave en este aislamiento, donde cada cual tira agua para su molino por conveniencia, sin reflexionar demasiado el daño que se puede hacer. Al igual que con los famosos audios de WhatsApp que andan dando vueltas. Por eso, siembre es bueno algo de sinceridad.