El Club Social y Deportivo Mariano Moreno es sinónimo de barrio, de lucha, de resiliencia, de sentido de pertenencia. Nació como un equipo de fútbol. En sus inicios presentó equipo de Primera y División Reserva en los torneos organizados por la Liga Paranaense (LPF). Durante 20 años representó a la barriada, pero la crisis económica que impactó en el país a inicios del siglo XXI motivó el cierre de las puertas.
Mariano Moreno: un cumple distinto, con la misma pasión
Por Matías Larraule
El silenció se apropio del pequeño predio ubicado en la esquina de calle Don Bosco y Raúl Záccaro, pero un día, 15 largos años después, esa luz se encendió nuevamente. La Pluma renació gracias al amor por los colores y la necesidad de devolverle el barrio el último eslabón de su entidad. De esa manera regresó a escena. Esta vez para no cerrar sus puertas.
Mariano Moreno celebra hoy 40 años de su nacimiento y cinco de su refundación. Festeja el cumpleaños de una manera distinta por el aislamiento social preventivo y obligatorio. Pero con el enorme entusiasmo que los ilusiona a progresar dando pequeños pasos, y con valores bien claros: humildad, sentido de pertenencia e inclusión.
“Siempre apuntamos a ser un club inclusivo, solidario. Pensamos siempre en los padres que no pueden pagar una cuota societaria elevada. No queremos que la falta de dinero sea un obstáculo para que no practiquen deportes. Nos costará más, pero ese es un lindo desafío”, resaltó Edgardo Alegre, presidente de La Pluma, en diálogo con Ovación.
El popular Torta forma parte de la generación que estuvo presente en la génesis de esta pasión llamada Mariano Moreno. Sufrió horrores cuando el club permaneció cerrado durante una década y media. Trasladó su amor por el deporte a otra institución. Ejerció como entrenador de fútbol femenino y de futsal en Belgrano.
Las raíces tiraban. Alegre entendió que era momento de volver a empezar. “Lo amo al club. Creía que estaban dadas las condiciones para refundarlo lo que nos faltaba en ese momento. La comisión vecinal está trabajando muy bien, la escuela y la iglesia están muy bien, el centro de salud había crecido mucho. Nos falta la otra identidad del barrio que era el club”, señaló.
En la fundación hubo actores que fueron determinantes. Uno de ellos fue Roque Buttazoni, expresidente de la institución. “Nos ayudó a realizar los trámites de refundación. Logramos recuperar la sede después de dos años de noches sin dormir y al poco tiempo falleció. En ese momento con la comisión directiva coincidimos que el Polideportivo debía llevar su nombre”, resaltó.
El amor por Moreno es una pasión que despierta emociones a los nostálgicos. Alegre sembró semillas que germinaron rápidamente. La nueva camada se identificó con los colores. Adquirió un fuerte sentido de pertenencia. Miguel Rabbia, entrenador del equipo masculino A de futsal de La Pluma, es uno de los claros ejemplos.
“Llegué al club por invitación de Esteban Burgo Hergenreder y Mauro Maidana para sumarme como entrenador. Venía del equipo de Colegio Don Bosco, pero desde que me sumé al club digo que Moreno es mi segunda casa, mi segundo amor. El amor que agarrás por una camiseta es una de las cosas inexplicables que tiene la vida”, describió.
Rabbia indicó que el compromiso de la comunidad llevará al progreso de la institución. “En el club cuesta todo. Parece que damos un paso para adelante y 10 para atrás, pero en realidad somos como el arco: estamos tomando impulso para dispararnos más adelante. Creo que en 10 años Moreno dará mucho que hablar y construyendo desde la humildad, sencillez, ganas de trabajar y siendo inclusivo en un montón de cosas. Es un club social y de barrio, pero que tiene un montón de ganas de crecer”, reafirmó.
En la actualidad Moreno ya no es solamente un club de fútbol. “En instancias normales en el club hay práctica de fútbol, futsal, funciona la escuelita municipal de básquet y este año incorporamos a la familia a la Asociación Carpinches de la comunidad LGTB. De a poco sumamos disciplinas”, cerró Alegre.
Los pilares en los que se sostiene
La familia de Mariano Moreno refuerza el sentido de pertenencia sostenido en principios claros: pasión, respeto, compañerismo, humildad, solidaridad y diversidad son algunos de los pilares.