Los que caminan por la vereda izquierda de calle Belgrano tienen que sortear los caballetes de madera y las cuerdas que caen de los balcones. Algunos bajan a la calle que, para colmo de males, tiene sobre la otra acera un contenedor de basura de la Municipalidad. Otros pasan entre los obstáculos perdidos en las pantallas de sus teléfonos celulares. La mayoría lo hace naturalizando una situación que además de ser peligrosa es prohibitiva. La construcción está en su última etapa. Son muchos pisos para arriba con balcones grandes. Con un golpe rápido de vista, uno se da cuenta de que la inversión fue millonaria.
La situación de las veredas es un ejemplo de la desidia social
La pregunta es: ¿Por qué la constructora se desligó de las medidas de seguridad mínimas? La respuesta se podría llegar a encontrar en la oficina de Vía Pública, que funciona en el edificio que tiene la Municipalidad en las Cinco Esquinas.
UNO intentó hablar con los funcionarios, pero la empleada que atendió el teléfono deslizó que podían entregar las respuestas después de recibir una nota especificando los datos requeridos.
La intención era saber cuántas obras estaban en proceso, porque seguramente un alto porcentaje está por fuera de la Ordenanza municipal Nº 5.786. Con un pequeño relevamiento por algunas calles del centro de la capital la desidia queda expuesta cuadra por cuadra.
En calle San Martín, la clínica que está entre Bavio y Paraguay armó un andamio porque está haciendo refacciones sobre el frente. Por lo menos tuvieron el gesto de colocar unos señaladores que marcan la vereda sobre el asfalto. Los que caminan por la zona tienen que tener cuidado con las ambulancias y los taxistas. Meses atrás la situación se repetía en los locales comerciales de la esquina y después sucedió en una casa de familia. Es muy probable que vuelva a ocurrir cuando comience otro proyecto de obra.
A una cuadra, también por San Martín, están concluyendo la remodelación de lo que antes fue un prestigioso salón de fiestas. Justo enfrente están comenzando con la construcción de otro edificio. Ayer el perímetro por donde circulan los peatones estaba indicado por baldes de pintura reciclados, unos hierros oxidados como “baranditas” y unas dudosas cintas de seguridad. Fue una casualidad que la vereda (que está toda despareja) haya quedado despejada. En cuanto llegue un camión con materiales descargará sobre el único espacio que hay para caminar. Los ejemplos se multiplican.
Las cifras
10% De la población mundial tiene algún tipo de discapacidad según las cifras de la Organización Mundial de la Salud.
15% De la población en Paraná tiene algún tipo de discapacidad según las cifras que manejas desde Adiser.
5.786 Es el número de la Ordenanza Municipal que se puede encontrar en http://www.parana.gob.ar/digesto.
El mundo de la construcción tiene una gran responsabilidad
Los colegios de arquitectos, ingenieros y maestros mayores de obra, en conjunto con los empresarios de la construcción y los gremios relacionados tienen que tomar cartas en el asunto. Muchas veces se señala primero al Estado y el resto de los actores se hacen los distraídos.
Una reunión con los integrantes de la Agrupación Discapacitados de Entre Ríos (Adiser) se convertiría en el primer gran paso para asegurar la libre circulación por la ciudad. Después claro, todos los involucrados, tendrían que ponerse en el lugar de las personas mayores que con bastones se lanzan a una peligrosa excursión cada vez que salen a la calle. En la misma situación aparecen las familias con niños que afrontan el riesgo cada que vez que quieren salir a tomar un helado.
Experiencia
Raúl López se convirtió en el vocal de Adiser luego de estar durante dos períodos como presidente. La agrupación se reúne desde 2006 y si bien se están expandiendo por toda la provincia, por ahora, siguen sin tener un edificio propio. López, tiene 53 años y es no vidente. Vía telefónica le explicó a UNO que ahora el presidente es Marcelo Albornoz que vive en Diamante. “Queremos que los jóvenes se involucren y que luchen por sus derechos”, explicó. En Adiser participan unas 100 personas en forma regular y cuando se reformó la constitución provincial llegaron a coincidir unas 300 personas. En la provincia nunca se realizó un ceso para saber cuándo personas discapacitadas viven en el suelo entrerriano y por lo tanto tampoco se sabe cuáles son sus principales prioridades. Entre ellas, una de las más acuciantes, son las veredas que están rotas, con motos, con autos, con acondicionadores de aire y con persianas que dan a la calle. También hay veredas resbaladizas y las rampas de plástico en las esquinas se encuentran deterioradas o no existen.