La pronunciada bajante del río Paraná que se registra en la última semana, en todo su tramo por territorio argentino, vuelve a encender las alertas por los inconvenientes en su navegabilidad, en las tomas de agua para la potabilización, y por su impacto ambiental sobre su ecosistema.
Vuelve a profundizarse la bajante del río, que cayó a 75 centímetros
Luego de marcar un piso histórico inédito en los últimos 50 años de 14 centímetros el 20 de mayo poniendo en riesgo numerosas actividades dependientes del curso de agua, los caudales tuvieron un repunte a partir de las liberaciones de excedentes hídricos de la represa de Itaipú en el marco de negociaciones entre las diplomacias de Brasil, Paraguay y Argentina.
Sin embargo, tras una primera etapa de liberaciones de agua de 8.500 metros cúbicos por segundo, un segundo acuerdo vigente durante este último período de junio fue de 2.000 metros menos. En un contexto con un muy escaso régimen de precipitaciones, la dependencia de esos caudales provenientes de cuencas superiores determina las alturas en territorio argentino.
En Paraná, el río profundizó su bajante en pocos días al pasar de 1,05 metros el miércoles 24 de junio, a 75 centímetros ayer. Por el efecto de los caudales cedidos desde Itaipú, el río había marcado 1,29 metros el 5 de junio, constituyéndose en el nivel más alto desde el 1° de abril.
Es por esta situación que sobre toda la costa argentina del río Paraná se refleja esta nueva bajante, con caudales en reducción o estacionarios.
En su último informe, el Instituto Nacional del Agua (INA) insistió que la tendencia climática no permite esperar una recuperación significativa en los próximos tres meses. Y puso nuevamente énfasis en que las conversaciones formales con los países vecinos se mantienen, concentrando la atención en el caudal entrante al tramo argentino del río Paraná.
Atado a esa negociación diplomática quedarán los niveles de agua que tendrá el río en la zona, donde pese a lo prolongada y extraordinaria bajante aún se discute sobre la necesidad o no de una veda pesquera para preservar la fauna ictícola.