La tercera edición de la Open Beer en Paraná sirvió para demostrar que el trabajo colectivo es uno de los mejores caminos para emprender en estos tiempos en donde organizar cualquier tipo de actividad demanda una gran exigencia.
Una recorrida por el festival que ofreció 1.600 litros de cerveza artesanal
El viernes fueron 27 los cerveceros artesanales de Entre Ríos que llevaron adelante un festival en donde ofrecieron lo mejor de sus producciones que se "tiraron" en las dos barras que instalaron en el salón de fiestas de avenida Almafuerte que encajó perfecto con el espíritu del evento.
Las entradas, que valían 400 pesos, estaban vendidas de antemano y calculaban que entre invitados especiales y colaboradores en total participaron unas 500 personas. La puerta de la disco que está frente a los locales del exhipódromo de la capital provincial, se abrió unos minutos después de las 20.30 cuando ya había público listo para ingresar.
El recepcionista fue Javier Copetti, uno de los cerveceros y miembro de la organización, les regalaba un vaso de vidrio con la medida perfecta para degustar de los sabores tradicionales a los primeros en llegar.
Al ingresar por el portal, los consumidores de cervezas artesanales tenían dos barras para optar: una a la izquierda, iluminada y cerca de los baños; otra a la derecha, atrás, más escondida. En ese mismo sentido estaba el escenario listo en donde tocó Factor Fun, en el medio había "una isla" en donde despachaban la comida y atrás tenían un patio, en donde a un costado instalaron baños químicos, en el medio mesas, luego venía un sector "más verde" que se extendía hasta los arbolitos del fondo.
Pablo Albornoz, productor de cerveza artesanal desde hace seis años, se movía enérgico antes del ingreso del público como un coordinador que quiere estar en todos los detalles. Cuando la gente estaba adentro, más relajado, charló con UNO sobre la experiencia que ganó en las primeras dos ediciones que se realizaron primero en el viejo Circulo Obrero y la segunda en la misma sede de la última noche.
Con gorrita camionera, como la mayoría de los organizadores, remera negra del evento, un incipiente bigote que resalta en la cara blanca y predisposición de productor general de espectáculos remarcó que cada barra tiene un encargado al igual que la cocina en donde trabajó un grupo grande de cerveceros.
Hoy vive de la cerveza artesanal porque trabaja como empleado de Yasú y cuando sale, vuelve a casa para dedicarle horas a su proyecto de cerveza que se llama Primos y No Tanto en donde produce cerca de mil litros mensuales.
En la "isla" de la comida, la tranquilidad de Diego López, sorprendía teniendo en cuenta que en minutos ingresarían más de 400 personas que, después de tomar durante varias horas, iban a demandar las opciones que ya tenían listas. Él es el responsable del proyecto de cerveza artesanal Borigen desde hace unos siete años. Con sus colegas armaron el departamento de cocina y trabajaron desde el jueves.
Prepararon sándwiches de hamburguesas con queso, lechuga y tomate (la promo era de 2 x 150 pesos), salchichas alemanas con chucrut picantón que valía unos 80 pesos y empanadas de verduras (4 x 100 pesos).
Confiado, reconoció que en las dos primeras ediciones sobró comida y ahora suponían que el cálculo iba a salir casi perfecto porque saben que siempre algo falla.
"No queremos que la gente esté apretada, calculamos la comida y una persona para servir cada dos canillas", detalló sobre el plan inicial que se cumplió al pie de la letra más allá de que por momentos se generaban pequeñas hileras para llenar los vasos.
En total los 27 emprendedores produjeron unos 1.600 litros de cerveza artesanal divididos en unos 20 estilos y servidos en cerca de 16 canillas.
El público compuesto, a ojo, en un 65% de hombres y un 35% de mujeres estaba exultantes con la posibilidad de poder elegir entre las mejores producciones de la región. Una chica, en el patio, contaba que ella va desde las más suaves hasta las más fuertes. Detalló cada uno de los estilos mientras los muchachos del grupo la miraban cómplices.
En un barra, de gorrita y barba larguísima, servía cerveza Exequiel "¿Conocés a Roger Waters? Bueno el es el Waters de la cerveza artesanal", señaló uno de los colegas marcando la presencia de Heim.
Por muchos catalogada como "la mejor fiesta de la cerveza artesanal", pasó por Paraná la tercera edición de un festival que busca estar en todos los detalles. Los dispenser de agua en cada barra hicieron la diferencia.
Más allá del dato, para los cerveceros, es un fiestón con todas las letras en donde las cervezas son las grandes protagonistas.