El aislamiento social preventivo obligatorio establecido para frenar el avance el coronavirus en la Argentina obliga a la mayoría de la gente a adaptarse a pasar mucho tiempo encerrado, lejos de los afectos o en convivencia con alguien con quien se tiene dificultades en la relación; a no poder ir a trabajar o al menos no hacerlo de la manera acostumbrada; a estar expuestos a la incertidumbre de cuándo terminará la cuarentena, que ya se prorrogó en varias ocasiones; y en muchos casos limitados en los ingresos económicos, sin poder afrontar las obligaciones habituales.
Solo el 30% de las obras sociales acepta brindar cobertura de psicoterapia on line
Varias de esas situaciones han generado cuadros de mayor preocupación, angustia y ansiedad. Y en un momento en que la salud mental de la población debe ser atendida, son numerosas obras sociales las que se niegan a cubrir la prestación de psicoterapia on line, que por ahora es la única forma admitida para evitar desplazamientos de personas que pueden propagar el Covid-19.
Sobre ello, Eduardo Cuaranta, presidente del Colegio de Psicólogos de Entre Ríos (Coper), explicó a UNO: “De las obras sociales con las que nosotros tenemos convenio, solo un 30% brinda cobertura con esta modalidad. Las otras no la reconocen, argumentando que no es una práctica que esté incluida y nomenclada previamente; y que además la Superintendencia de Salud, si bien recomienda la atención remota, no la dispone de forma taxativa y obligatoria”.
A su vez, señaló: “La mayoría de las prestadoras no se han adaptado. Lógicamente esto implicaba realizar modificaciones y acomodar modalidades, pero se resistieron a hacerlo, dejando a sus afiliados, por los que reciben el ingreso correspondiente, sin la prestación que por ley nacional y por el Programa Médico Obligatorio (PMO) estarían obligados a reconocer, que es la atención en Psicología”.
Frente a esta situación, subrayó que en la actualidad están esperando una respuesta del Ministerio de Salud sobre un protocolo que presentaron para poder brindar atención presencial en consultorio, con los cuidados correspondientes. “Estamos contemplados en términos generales para poder trabajar, pero debemos aguardar que el Comité de Organización de Emergencia en Salud (COES) del Ministerio de Salud apruebe el protocolo que nosotros elevamos, adecuando algunas características específicas de nuestra práctica a las indicaciones generales que dio el gobierno de la provincia; o lo modifique y lo acomode a los requerimientos que se exigen”.
En este marco, lamentó: “Estamos sumamente extrañados de no tener una respuesta todavía, porque lo presentamos el 24 de abril, nos pidieron una modificación e hicimos una segunda presentación el 30. Ahora vemos que habilitaron los comercios, los talleres y demás, lo cual en términos de cuidar la salud constituye un riesgo mayor que habilitar un servicio como en este caso la Psicología. No conocemos cuál es el criterio de esto”.
En referencia a esta situación, Cuaranta señaló que es “inexplicable”, y sostuvo: “En realidad todos los trabajadores de la salud, no solo los psicólogos, constituimos una red de contención muy útil para evitar contagios pero también para prevenir las consecuencias de la pandemia y de las medidas que se toman, como las de aislamiento. Sin embargo, estamos postergados por detrás de actividades económicas, que entiendo que pueden ser necesarias, pero de este modo se interfiere en la demanda, dejando a la gente aislada de un recurso que le es muy útil en esta circunstancia”.
Asimismo, alertó que muchos pacientes que estaban realizaron algún tratamiento no pudieron tener continuidad: “Lo que se ha hecho de algún modo, con el buen argumento de evitar el desplazamiento, fue modificar el acceso a una prestación obligatoria por ley de salud mental”, indicó.
“No somos la única profesión que estamos esperando el protocolo, pensando en el bienestar común al que podemos contribuir; y además contemplando las situaciones en la que se encuentran los colegas, que han visto reducido su trabajo y por ende su ingreso, como muchos sectores de la sociedad, sin que hayan cedido sus obligaciones y sin que estemos incluidos en la serie de importantes beneficios que se dieron a la población, como por ejemplo el Ingreso Familiar de Emergencia o créditos”, dijo.
Limitaciones
Si bien en la actualidad algunas obras sociales admiten la atención remota, Cuaranta observó que son solo la minoría y además explicó que no toda la gente tiene las condiciones de hacer terapia on line, por cuestiones tecnológicas, de espacio o de privacidad. “Del mismo modo que la consulta domiciliaria, que exige algunos requerimientos, como que el lugar donde uno vaya a hacer la atención no tenga gente circulando y tenga algún espacio de reserva, la atención remota debe tener una serie de cuestiones garantizadas como por ejemplo, la confidencialidad, la privacidad y la conectividad”.
“En el protocolo que presentamos propusimos que cuando no se dan estas condiciones, se contemple la opción de la atención presencial en consultorio, con todas las precauciones y los cuidados que las circunstancias nos demandan, como la separación entre turno y turno, que no haya sala de espera, las medida de higiene y desinfección adecuadas. Todo eso estaba establecido, pero no tenemos respuesta”, aclaró.
Demanda concreta
La propuesta realizada por el Coper, según explicó Eduardo Cuaranta, es poder evacuar toda la demanda actual que hay en el campo de la salud mental desde la Psicología por tres vías: una vía remota para evitar desplazamientos; la posibilidad de una consulta domiciliaria, donde el desplazamiento es por cuenta del profesional; y en caso de que esas dos modalidades no sean posibles, la atención en consultorio.
En este contexto, subrayó que en las consultas con los pacientes que aceptaron seguir trabajando de manera remota desde que rige el aislamiento “hay demandas de cierta urgencia, con crisis de angustia y ansiedad”, y alertó: “El problema es que estas situaciones, de prolongarse sin atención, pueden agravarse y llegar a conductas de riesgo, descuidos, exposiciones y demás”.
A su vez, el presidente del Coper analizó: “Todo lo referido a la incertidumbre, los miedos, los problemas que genera la situación económica, las convivencias de modos no habituales, llevan siempre a una demanda y una exigencia para los sujetos que puede resultarles excesiva. Y cada uno responderá a eso de modos distintos, no generales. Muchos de esos casos están impedidos, en gran medida, de acceder a la atención o al recurso que nosotros como psicólogos ponemos a disposición con lo que proponemos a la comunidad como intervención”.