Video de la peregrinación (Natalia Osuna)
La Peregrinación de Los Pueblos es una de las manifestaciones de fe más convocantes de la región, en la que participen a lo largo de todo el trayecto, unos 20.000 a 30.000 personas, que con esfuerzo, sacrificio y compromiso buscan rendir su tributo mariano.
La 36ª edición se inició con buenas condiciones meteorológicas, con sol y temperaturas por encima de los 20°. El lema en esta oportunidad es Alegrémonos y celebremos la vida con la madre de Jesús, que se desprende de la Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, promulgado por el papa Francisco sobre el sobre el llamado a la santidad en el mundo actual.
"Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: 'Camina en mi presencia y sé perfecto'. Con ese espíritu, y de la mano de María, los peregrinos marcharán hacia una nueva puesta del sol.
A lo largo de unas 26 horas, los peregrinos marchan para unir los 90 kilómetros que separan la ciudad de Hasenkamp con Paraná; se estima que la llegada al santuario de La Loma será cerca de las 18.
Tras la partida desde el acceso a Hasenkamp, la procesión tenía previsto realizar las diferentes paradas previstas habitualmente: la primera de ellas fue en el cruce de las rutas 126 y 127, cuando cayeron las últimas horas del día.
Ya con posterioridad, los peregrinos se dirigían con destino a Cerrito. Esa localidad, a la medianoche, es el lugar elegido para realizar la tradicional Marcha de las Antorchas.
Ya en la jornada del sábado, en las primeras horas del día irán avanzando por la ruta 12 para alcanzar y detenerse una o dos horas, en El Palenque, en La Picada, en Sauce Montrull y en el ingreso a la capital provincial, en el Parque Industrial.
Por calle Miguel David, los fieles irán recibiendo las salutaciones y muestras de afecto de los vecinos que se acercan a reconocer la expresión de devoción hacia la Virgen.
El origen de la procesión se remite a 1983. Dos jóvenes de la juventud masculina de Schöenstatt de Hasenkamp, Amelio Rodríguez y Jorge Quiroz decidieron visitar a la Mater en el santuario de La Loma en Paraná, pero para hacerlo de un modo diferente, se propusieron unir los 90 kilómetros a pie. Una fuerte tormenta hizo abandonar la marcha, pero al fin de semana siguiente, Jorge y Amelio se pusieron nuevamente en camino.