Pasó el regreso del público al estadio Grella en lo que fue la derrota de Patronato a manos de Racing por la Liga Profesional de Fútbol. Después de unos días, me parece necesario comentar algunas situaciones que, a la distancia, se pueden llegar a corregir para que cada vez que juegue el Rojinegro en Paraná se eviten algunos malestares. No son mayores, pero insisto que se pueden cambiar para el próximo cotejo. Es cierto que la pandemia nos hizo olvidar de algunas cosas que en su momento era frecuentes, quizás por eso también incomodaron algunas decisiones por parte de la Policía de Entre Ríos.
Patronato: con sentido común se puede mejorar
Por Mauro Meyer
De antemano, se avisó que los hinchas del Rojinegro no podían llevar banderas a la cancha ni cualquier otro tipo de elementos relacionado con el denominado “folklore” del fútbol. Esto generó bronca en los simpatizantes, sobre todo porque vio que en la mayoría de los otros partidos había todo tipo de “trapos”. La reacción que hubo en las redes sociales fue entendible, aunque fue una decisión que se terminó aceptando.
Otro punto del operativo que me llamó la atención desde el vamos fue el corte de calles que se iba a producir un par de horas antes del cotejo. Esta claro que fue así siempre, aunque se mantuvo incluso cuando desde años que no hay público visitante en las canchas del balompié nacional. Además, se aconsejó a los vecinos del Grella de concurrir a la comisaría Cuarta “a los fines de solicitar la identificación de vecino y de esta manera evitar inconvenientes en los cortes en caso del ingreso/egreso de vehículos particulares”. Desde ya me parece algo irrisorio, sobre todo teniendo en cuenta que en vez de facilitarle las cosas a las personas que viven cerca del estadio se la dificultan. Ya de por si los “encierran” con un corte de calles dentro de un espectáculo en el cual algunos no quieren participar.
Después, averiguando un poco más, me confirmaron que esto es habitual cuando Patronato hace las veces de local, por lo que quedé admirado de la paciencia de los vecinos ya que desconozco si alguna vez presentaron en conjunto una queja sobre esto.
En cuanto al movimiento previo al partido entre Patronato y la Academia, algunos hinchas del equipo paranaense mostraron su descontento por el trato policial, mientras que algunos manifestaron que más allá de los controles el ingreso se hizo sin inconvenientes. Incluso, a muchos no se le pidió ningún tipo de documentación cuando en principio se mencionó todo lo contrario.
“Se han dispuesto pre control de entrada y documento bajo el programa Tribuna Segura para aquellas personas que concurran al estadio, los cuales estarán ubicados en San Nicolás y Ayacucho-Grella y Saraví y Grella y Churruarín”, sostenía el comunicado de la Policía.
Otros simpatizantes, incluso, prepararon la documentación necesaria para certificar que habían recibido las dos dosis de vacunas contra el coronavirus, aunque nunca les fue solicitado.
Este tipo de cuidado que no hubo con los hinchas si los hubo con los periodistas que fueron a cubrir las alternativas del encuentro. Algunos tuvieron que pasar más de un cacheo, mostrar los elementos de trabajo que llevaban consigo y se les prohibió entrar con el equipo de mate por ejemplo. Esto cuando desde el Departamento de Prensa del club Patronato se hace un registro de acreditación que no tiene grises. Es decir, que no cualquiera puede ingresar al estadio en carácter de hombre de prensa, por eso no se entiende demasiado el recelo policial.
También uno de los fotógrafos de este medio vivió las mil y una para poder ingresar, teniendo en su poder la credencial de la Asociación Argentina de Reporteros Gráficos (Argra), habilitación que otorga únicamente el Ministerio del Interior de la República Argentina. No es la primera vez que esto sucede y no solamente lo sufrieron fotógrafos que son de Paraná.
En fin, Patronato volvió a tener el respaldo de su gente después de mucho tiempo. A diferencia de otras canchas, el aforo se respetó, sobre todo porque el futbolero parece empecinado a darle la espalda al equipo de la ciudad. Lo que sigue igual es el poco sentido común que tienen los operativos de seguridad.