La Cámara de Diputados de la Nación aprobó y giró al Senado un proyecto de ley consensuado con organizaciones que establece la regulación de las técnicas de reproducción asistida, hasta ahora sumidas en un vacío legal. La iniciativa que complementa el nuevo Código Civil encontró algunos reparos entre algunos legisladores, sobre todo al momento de abordar algunos artículos. Una voz autorizada en el tema es Alicia Silván, presidenta de la Organización Sumate a Dar Vida Entre Ríos, quien analizó la situación de las parejas que se someten a diferentes tratamientos para concebir un hijo.
Uno de los apartados del texto aprobado en la Cámara baja alude a las condiciones para la donación de material genético de las personas que se sometan a estas técnicas. En este punto, Silván analizó el método de la ovodonación, una técnica que representa el 30% de los tratamientos de fertilidad. “¿Qué pasaba muchas veces con las ovodonaciones?”, se preguntó Silván. “A veces no se cumplían con los reglamentos que estipulaba cada centro, en relación a los tiempos en que se efectuaba cada práctica. Pasaba que parejas de Santa Fe, Paraná y Rosario tenían un mismo donante. Era necesario contar con un registro, muchas veces eso no se estaba respetando. Y que el donante tuviera hasta un tiempo y se dejara asentado que los receptores no estuvieran en un período de tiempo cercano. Si no esto traería problemas el día de mañana”, razonó.
Objeciones a proyecto de fertilización asistida
Un debate ético
“Antes de la ley y después de la ley fue un gran problema. Nosotros como expacientes necesitamos la congelación de los embriones ¿Por qué? Porque como pacientes no tenemos suficientes para seguir haciendo nuestro tratamiento. La gente malinterpreta que nosotros recurramos a la congelación, lo que significa que por única vez podamos tener óvulos propios y a veces la ovodonación es muy dificultosa. Es muy importante que la criopreservación esté regulada en la ley; siempre peleamos por esto: no se congela porque se quiere, sino porque se necesita”, enfatizó.
En medio del debate ético, la titular de la ONG reveló el sacrificio que implica llevar adelante un tratamiento de estas características. “Son 15 vacunas para tener solamente cuatro óvulos y esos óvulos se congelan. Si no tendríamos que volver a aplicarnos la misma cantidad de inyecciones. El problema secundario es que se colocan muchas hormonas y el cuerpo se modifica”, planteó. En este punto aclaró: “Son preembriones, no son embriones, porque siguen su trayecto cuando se colocan en el cuerpo de la mujer”.