"Cuando no se sabía a dónde iba a ser el amistoso, nadie dijo nada. El tema fue cuando se quiso trasladarlo a Jerusalén, capital de lastres religiones monoteístas. Con lo que hizo Trump de llevar la embajada (...), este partido era una señal política, un refuerzo a todo eso".
No era un partido amistoso: Cara y cruz de una moneda conflictiva
Entre el deporte y la política internacional, un referente de la Unión Árabe y otro de la Asociación Israelita local, dieron sus puntos de vista.
Por Pablo Felizia
9 de junio 2018 · 23:32hs
"El estadio está construido sobre ruinas de un pueblo palestino, la primera pequeña población que destruyeron. Era una provocación (...) Así lo entendió la comunidad internacional".
"No vengan a decir que hubo amenazas, lo que sí hubo es que le iban a decir a 10 millones de admiradores de Messi que quemen la camiseta número 10. Después fueron manifestantes que quemaron banderas y hubo una supuesta amenaza del ISIS, pero no sé a quién responde el ISIS".
José María Melchor
Secretario de la Sociedad Unión Árabe de Paraná
"Se cedió ante presiones de los terroristas. Esa es nuestra posición. La suspensión es a favor de los terroristas. Era solo un partido de fútbol con un montón que querían ir a verlo".
"Israel sufrió con la Embajada, la AMIA y el Memorándum de entendimiento con Irán y, en realidad, es Israel quien no debería invitar a los argentinos a jugar al fútbol, sin embargo se busca compatibilizar. El partido era importante para los dos. Para Argentina porque se tomaba como una cábala y era simbólica. Y para el Israelí también porque es fanático del fútbol argentino".
"Lo que es inaudito es que la asociación del fútbol palestino instó a quemar banderas argentinas y camisetas con el nombre de Messi en sintonía con la actividad terrorista".
Daniel Soskin
Vicepresidente de la Asociación Israelita de Paraná
Entre el deporte y la política internacional, un referente de la Unión Árabe y otro de la Asociación Israelita local, dieron sus puntos de vista
Los dos hombres ofrecieron sus puntos de vista. Sus apellidos y la sangre llevan la carga de corrientes de inmigrantes que poblaron las tierras entrerrianas, sus colectividades son importantes, tienen peso. La Selección Argentina iba a jugar un partido contra Israel en Jerusalén, en el medio de ebulliciones políticas, provocaciones, amenazas, muertes e injusticias históricas. La contienda fue suspendida: desde la Sociedad Unión Árabe, José María Melchor sostiene que se trataba de una provocación; por el contrario, desde la Asociación Israelita de Paraná, Daniel Soskin cree que se cedió ante el terrorismo.
Árabes y judíos llegaron a Entre Ríos en diferentes corrientes. La primera, asentada en la zona de Diamante y Paraná; la segunda, más próxima al centro provincial, a Villaguay y a Basavilbaso. Pero con el tiempo ambas se extendieron en la región, desarrollaron su cultura, el deporte, se integraron a la vida social, ocuparon lugares de decisiones e instituciones, son respetadas. Cada entrevistado habló muy bien de la historia local de la colectividad del otro, lo hicieron con respeto. Pero también manifestaron sus posturas opuestas ante un conflicto manchado de sangre y donde, por lo general, son los pueblos los que vienen pagando sus saldos.
El partido de fútbol no era un simple amistoso; la suspensión fue celebrada por unos y criticada por otros. El partido de fútbol estaba atravesado por hechos políticos recientes que acrecentaron el conflicto o que están lejos de ayudar a encontrar una solución. Esto generó debate, hasta malestar en la colectividad árabe local, y en la semana emitieron, a través de las redes sociales, un comunicado de entidades nacionales al que adhirieron. En los escritos, en general, celebraron la decisión de que el partido no se jugara.
"Cuando no se sabía a dónde iba a ser el amistoso, nadie dijo nada. El tema fue cuando se quiso trasladarlo a Jerusalén, capital de las tres religiones monoteístas. Con lo que hizo (Donald) Trump de llevar la embajada de Estados Unidos ahí, este partido era una señal política, un refuerzo a todo eso", dijo a UNO Melchor.
Además agregó: "El estadio está construido sobre ruinas de un pueblo palestino, la primera pequeña población que destruyeron. Era una provocación a nuestro modo de ver. Así lo entendió la comunidad internacional".
Su posición, como la de la mayoría de los integrantes de esta organización, está sostenida en la ocupación de territorios por parte de Israel a partir de su fuerza militar. "Cuando se crean los dos estados, en 1948, se lleva a cabo el de Israel y no el palestino, y con las guerras, Israel avanzó. La comunidad internacional declaró a Jerusalén como cuna de las tres religiones y no es ni de Israel, ni de Palestina ni del Vaticano. Lo que hizo Trump fue echarle kerosén al fuego", agregó Melchor.
Pero también sostuvo su posición ante supuestas –o concretas, según el punto de vista– acciones terroristas por los reclamos a favor de palestina y en contra del partido. "Que no vengan a decir que hubo amenazas, lo que sí hubo es que le iban a decir a 10 millones de admiradores de Messi que quemen la camiseta número 10. Después fueron manifestantes que quemaron banderas y hubo una supuesta amenaza del ISIS, pero no sé a quien responde el ISIS", dijo.
Pero también habló de la necesidad de que el conflicto termine. "La solución va a llegar con los dos pueblos, cuando el pueblo palestino tenga un Estado como tiene el de Israel" y hablo de Palestina, del poco espacio que le queda, de las Guerra de los Seis Días y del avancé israelí. "Palestina es un campo de concentración a cielo abierto. Esto terminará cuando reconozcan al Estado palestino, o se exilie o muera el último palestino". Para Melchor el partido era un muestra de reconocimiento a estas injusticias.
Soskin, por su parte, ofreció su opinión y aclaró se que trata de una postura compartida por los israelitas de Paraná: "Se cedió ante presiones de los terroristas. Esa es nuestra posición. La suspensión es a favor de los terroristas", reafirmó a UNO en su mueblería de calle Pellegrini.
"Era solo un partido de fútbol con un montón de gente que querían ir a verlo", sostuvo y agregó: "Lo que es inaudito es que la asociación del futbol palestino instó a quemar banderas argentinas y camisetas con el nombre de Messi en sintonía con la actividad terrorista", y enseguida llamó la atención sobre lo que consideró una "pasividad" de los argentinos ante este hecho.
"Pese a la suspensión, Israel no quemó ninguna bandera, no insultó y las relaciones hermanadas quedaron igual, lo que acostumbra un país civilizado", dijo Soskin y agregó: "Israel sufrió con la Embajada, con lo de la AMIA y el Memorándum de Entendimiento con Irán y, en realidad, es Israel la que no debería invitar a los argentinos a jugar al fútbol, sin embargo se busca compatibilizar".
Para Soskin el partido era importante para los dos países pero le quitó el peso político y lo centralizó en una contienda deportiva. "La repercusión política fue demasiado grande por los antecedentes de la embajada de Estados Unidos y el clima caldeado, pero es peor ceder ante los terroristas. Esto nace con las amenazas a los jugadores y nosotros nos solidarizamos", remató.
En la provincia, las colectividades conviven, se encuentran en la calle y en actividades, tienen sus costumbres, sus ritos religiosos, el desarrollo deportivo. Los dos hombres, con mucho respeto pero con convicción, mostraron así las caras de una moneda que por lo general cae del lado de la injusticia cuando los mayores perjudicados son los pueblos.