En la imagen posan los pequeños y las pequeñas futbolistas junto al responsable de ordenarlos adentro de la cancha: Jorge "Tingo" González.
La dura niñez en Mosconi se ablanda jugando al fútbol
Algunos salieron a pasear por primera vez el fin de semana cuando jugaron un campeonato en Palermo. Militantes de la Martín Fierro trabajan en el barrio hace un año.
14 de diciembre 2016 · 17:05hs
El sábado en el suplemento Ovación de Diario UNO de Entre Ríos apareció la foto de la escuela de fútbol Martín Fierro.
El técnico nacional trabaja junto con los integrantes de la Corriente Nacional Martín Fierro en el barrio Mosconi de Paraná.
Los militantes de la Martín Fierro reciben el apoyo económico del diputado nacional Jorge Barreto, integrante del bloque del FPV por Entre Ríos.
Un día más
El profe González llegó hoy a Mosconi junto con los referentes de la Martín Fierro: Sebastián Toobe, Gisela González y Mayra Almeyda.
Habían organizado todo para entregarles una foto del equipo a cada uno de los jugadores y una pequeña canasta navideña.
Los chicos lo buscaron a Tingo en una de las esquinas del barrio, donde termina el asfalto. Ellos querían las fotos y las camisetas para jugar un partidito en la cancha que carece de arcos.
Para llegar al espacio verde hay que caminar por una de las calles internas y después ingresar por uno de los pasillos. No es fácil divisar los nombres de las calles y muchos menos de los pasillos.
El barrio está abandonado a la ley que dispone el más fuerte. Los vecinos están sentados en las puertas de sus casas, como en cualquier otra zona de la ciudad. Las calles están sucias porque carecen de servicios públicos.
Los animales ocupan los mismos lugares que los humanos.
El color de la tierra desluce cualquier intento de brillo. Sobresale la niña que, con una camiseta de Boca amarilla, de las alternativas con líneas azules, le compra a una señora una botella de Fernandito.
Habían pasado no más de 20 minutos de las cuatro de la tarde.
A la izquierda el humo del volcadero estaba vivo, al frente una imagen poética del río Paraná y a la izquierda casas precarias que están rodeando el campito.
Pasaron cinco minutos del partido que jugaban dos equipos formados por chicos y chicas.
Mientras la pelota blanca, sin marca, estaba cerca de uno de los arcos, al costado, desprendidos del juego una nena, flaca de pelo largo, llena de fuerza empezó a pegarle a un nene delgado, rubio.
Después de posar para la foto el chico rubio se la devolvió, le pegó en la nuca y la cortó.
El picado se frenó por un rato. Los que se pelearon son dos primos. El resto volvió a jugar. Uno de los dos arqueros tenía guantes y no quería salir en la foto.
El futuro de estos niños está en las manos de la sociedad argentina. Todos los poderes tienen responsabilidades sobre estas almas descalzas que se divierten como pueden.
Por ahora, para ellos, la vida es como los pasillos del barrio: angosta, sucia y tensa.