Cuando el personal militar en actividad pasa a situación de retiro efectivo transcurridos 35 años en la Armada Argentina, confluyen muchos sentimientos. La nostalgia y el inicio de otro capítulo en la vida es lo que está viviendo el Suboficial Primero Cocinero Pedro Ramón Esquivel.
Gualeyo en la cocina del Estado Mayor General de la Armada
En 1980, hace 39 años exactamente, Pedro Ramón ingresó en la Fuerza y, desde aquel entonces, descubrió su verdadera vocación en el arte de cocinar combinada con su amor al mar. Nació en Gualeguay, pero hace 30 años que adoptó a Buenos Aires como propia, ciudad que lo recibió en su juventud y que lo hizo sentir como en su casa, relata la Gaceta Marinera, publicación oficial de la Armada Argentina, remitida a UNO.
Cuando ingresó a la fuerza siempre contó con el apoyo de su madre, hermanos y luego sus dos hijos. Recuerda con exactitud aquel día que decidió inscribirse y descubrir la vida militar: “Fue una noche que estaba estudiando para la escuela secundaria y un compañero que estaba conmigo se anotó. Ahí le pedí los datos y no dudé en inscribirme porque vi que era una posibilidad de crecer, de salir adelante y superarme. En ese momento, era un año de instrucción, un mundo nuevo para mí”, evocó.
Durante su carrera pasó por destinos que identifica como “muy interesantes” y tuvo la posibilidad de conocer diversas culturas y países, embarcado en la fragata ARA “Libertad”; además de invernar en la base antártica Orcadas, en la Isla Laurie, durante 14 meses: “En 1991 fuimos un grupo de 13 personas y vivimos una experiencia muy linda y fuerte, por suerte ocupaba la mente cocinando y las horas pasaban más rápido. Mi camino por la Armada fue muy satisfactorio, si tengo que hacer un balance: aquí pasé mis mejor momentos”.
La despedida
Hace 20 años ininterrumpidos, que el Suboficial Esquivel se encuentra destinado en la cocina del Estado Mayor General de la Armada (EMGA), ubicado en el Edificio Libertad, en la Ciudad de Buenos Aires. Es una persona muy querida por su equipo de trabajo, lo que se percibe en el modo fraternal y la unión que existe entre sus pares: “Me encanta trabajar en equipo y me gusta que las personas que cocinan pongan lo mejor de uno porque es un trabajo arduo, pero lindo, y con muchas satisfacciones. Tengo compañeros que valoran mucho la cocina y eso hace que las cosas salgan bien”, agregó.
Cuando el suboficial entrerriano, porteño por adopción, organiza el menú de un evento, explica que la organización y la logística son lo más importante: “Una excelente organización y conocer el grupo es fundamental para que todo salga como uno espera, porque al momento de llevar un plato, que esa persona quede contenta es toda una satisfacción”.