En Argentina se conmemora el día del periodista desde 1938, año en el que se desarrolló el Primer Congreso de Periodistas y se sentaron los primeros escritos del Estatuto Profesional (Ley 12-908), que sería sancionada en 1944 por el Congreso nacional.
Día del Periodista: una actividad esencial que surfea la pandemia
Aquella primera congregación de trabajadores de prensa, llevado a cabo en Córdoba, estableció que todos los 7 de junio se celebre el Día del Periodista, en homenaje al primer diario que funcionó en el país desde la etapa independentista. Previamente un núcleo de hombres de prensa integrado entre otros por Octavio Palazzolo, Samuel Yussem y Santiago Senén González (padre) –que constituyeron un año mas tarde la Asociación de Periodistas de Buenos Aires– habían logrado que por decreto en 1944 se estableciera ese Estatuto como también la vigencia de la Ley Nº 12.581 de Jubilaciones para los periodistas.
El primer diario argentino Fundada el 7 de junio de 1810, fecha en que se imprimió el primer ejemplar, la Gazeta de Buenos Ayres nació para ser un órgano de difusión de las ideas de la Primera Junta de Gobierno. Fue un periódico impreso en Buenos Aires desde ese día hasta 1821, y escribieron personalidades destacadas como Manuel Belgrano y Juan José Castelli.
En las primeras ediciones, Mariano Moreno, creador de la gaceta (una publicación periódica con noticias oficiales, políticas y culturales), se preguntaba en sus editoriales: “¿Por qué se han de ocultar a las Provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península? Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal”.
Periodismo: un oficio en riesgo
Se celebra un oficio que se vive más que se ejerce; que entrecruza y se inmiscuye en la vivencia cotidiana más allá de las horas de trabajo formalmente entendidas. Un oficio que llama y despierta al deseo, al interés, al compromiso, a la curiosidad eterna y, en algunos casos, hasta a la obsesión. Un oficio que está en riesgo.