El presidente del Superior Tribunal de Justicia, Emilio Castrillón, confirmó ayer que a fin de año concluirá su mandato y que no buscará ser reelecto. “El 31 de diciembre dejo la presidencia del STJ, no estoy en condiciones de modificar los errores del sistema penal en la provincia”, sostuvo ayer.
Castrillón confirmó que no buscará ser reelecto al frente del STJ
Según fuentes judiciales y políticas, las últimas dos semanas no han sido satisfactorias para al juez paceño, quien luego de colocarse en el centro de muchas miradas por sus extrañas declaraciones respecto de su sueldo y el de algunos funcionarios del Ejecutivo –especialmente el Fiscal de Estado Julio Rodríguez Signes– pudo corroborar que de la mayoría de vocales que lo votó para la presidencia en 2017, queda muy poco, casi nada.
Leer más: Sobre sueldos y funcionarios
En resumen, el estilo confrontativo del magistrado, que le fue restando apoyos; y la reconfiguración del mapa interno del máximo tribunal, motivado básicamente porque otros magistrados también aspiran a conducir el cuerpo, mostraban a Castrillón –tal como lo publicó UNO este fin de semana– con escasas chances de mantenerse en la conducción del Poder Judicial entrerriano.
Frente a la renovación de la conducción del Superior Tribunal de Justicia a fin de año, se mencionan a otros dirigentes para ocupar el cargo al que Castrillón accedió con los votos de la presidenta saliente Claudia Mizawak, y de los vocales Susana Medina de Rizzo, Bernardo Salduna y Juan Ramón Smaldone.
En ese momento el otro candidato fue Germán Carlomagno, que tuvo los votos de Daniel Carubia, Miguel Ángel Giorgio y Leonor Pañeda. El cuerpo tenía ocho miembros por la renuncia de Carlos Chiara Díaz (para evitar ser enjuiciado y presumiblemente destituido), y casi mes después se completó con la designación del vocal Martín Carbonell.
Hay quienes dicen que Mizawak apoyó a Castrillón como “el mal menor” para obturar el armado que respondía a Carubia, quien tiene (también) un enfrentamiento con el procurador García. Otros sostienen que Smaldone hubiera podido ser el candidato de cierto consenso (mayoritario) pero no quiso candidatearse. La política más tradicional saludó la llegada de Castrillón a la cumbre del Poder Judicial, que rápidamente anunció su intención de poner fin a los procesos de una duración desmesurada contra algunos dirigentes políticos.
Leer más: Los actores judiciales en puja
De aquellos votos del 2017, hay quienes dicen que Mizawak no está dispuesta a votar por el paceño porque entiende que no se puede seguir con su método de conducción. Medina de Rizzo, por su parte, tiene elementos para alimentar la expectativa de llegar a la conducción del cuerpo, por lo que inicialmente aparece en una vereda opuesta a la reelección del Quete (como apodan a Castrillón). Smaldone podría votarlo, pero no es un entusiasta, y Salduna suele decidir a último momento, tras evaluar todas y cada una de las posibilidades.
En la vereda de enfrente, si se toma la divisoria de aguas de 2017, aparece posicionado el vocal Miguel Giorgio; de quien se presume un estilo diferente –y opuesto en algunos aspectos al de Castrillón–. Podría contar con los votos de Martín Carbonell (ambos se sumaron durante la gestión de Gustavo Bordet) y de la vieja guardia originaria que integran Daniel Carubia y Germán Carlomagno (propuestos por Jorge Busti oportunamente)
En los pasillos del palacio de tribunales se escuchan comentarios críticos al actual presidente del cuerpo, no sólo por los peleas con el fiscal, sino por la manera en que descalificaría a otros sectores del Poder Judicial, por caso de lo que trascendió luego de una entrevista con vecinos de algunos barrios de Paraná; o las dificultades en la relación con algunos de los trabajadores y funcionarios del Poder Judicial.