En poco más de más de tres semanas deberán inscribirse los frentes electorales que participarán de las elecciones primarias de abril. Transcurrido ya el primer mes del verano, no se han resuelto algunas cuestiones principales, aunque su permanencia puede considerarse un dato en sí mismo.
Bordet y Frigerio, para las definiciones
Recta final. A un mes de inscribir los candidatos para las PASO,se espera que el ministro de Interior ordene la interna de Cambiemos. En el peronismo la unidad parece lejana y el kirchnerismo prepara su lista para ir a la general
20 de enero 2019 · 00:18hs
El desdoblamiento electoral era una certeza a principios de diciembre, y ya en ese momento podían señalarse dos aspectos cuya resolución resultaría determinante del contexto electoral. Por el lado de Cambiemos, saber si el ministro del Interior Rogelio Frigerio sería candidato a gobernador o no en Entre Ríos. Por el lado del justicialismo, saber si el kirchnerismo entrerriano participaría de las PASO del oficialismo provincial o iría a la elección general con el sello partidario de Unidad Ciudadana.
El margen de acción electoral del bordetismo respecto de lo que suceda con el kirchnerismo entrerriano oscila entre dos límites. Por un lado, la certeza que dicen tener de que la inclusión del exgobernador Sergio Urribarri en la lista de diputados provinciales perjudica la intención de voto en sectores independientes del electorado; y por el otro, la certeza de que el armado de una lista kirchnerista en la provincia –con Urribarri como el principal referente aún no siendo candidato a gobernador– le restará votos que irían al peronismo oficialista si hubiera una sola opción electoral.
Parecen ya desinfladas las opciones intermedias, de las cuales la principal era la inclusión del diputado nacional Julio Solanas como compañero de fórmula de Bordet. Solanas es el candidato natural del kirchnerismo a gobernador y la idea de la fusión de los sectores en una fórmula no parecía suficiente siquiera para desactivar al kirchnerismo. Si un elector entrerriano estaba dispuesto a no votar a Bordet por considerar que había sido demasiado amigo del macrismo en su primer mandato, ¿por qué razón iba a cambiar de opinión si Solanas (un claro kirchnerista) se sumaba a esa fórmula? Parecía más probable que a partir de ese momento se sintiera además defraudado por el exintendente paranaense. Está claro que en política casi todo es posible, pero esa idea perdió fuerza.
Hoy parece que nadie quiere ser el responsable de cortar el último cabo que mande a navegar el barco de Unidad Ciudadana con una porción del peronismo a bordo. Sin embargo, el tiempo que pasa sin definiciones hace cada vez más probable esta alternativa. El silencio de Bordet es tan elocuente que ni siquiera el sigiloso encuentro que mantuvo con Urribarri hace un par de semanas alcanzó para alentar muchas expectativas en torno de la unidad, mucho más cuando ambos sectores dejaron trascender que no se tocaron cuestiones electorales en esa charla.
El panorama podría cambiar si al momento de inscribir el frente electoral que se articulará en torno al justicialismo se consignara que la minoría puede acceder a lugares titulares en las listas de diputados y concejales alcanzado un piso electoral bajo (siempre se habló del 15%). Eso le permitiría al kirchnerismo entrar en la lista con algunos de sus representantes, Urribarri incluido en diputados.
La eventual situación facilitaría el discurso de campaña de Cambiemos, que haría hincapié en señalar que ese acuerdo reflejaría que Bordet y Urribarri siguen siendo socios políticos, y a partir de allí se lo podría asociar al actual gobernador con las denuncias de corrupción contra las anteriores gestiones nacional y provincial. Justamente lo que señalan las encuestas que maneja el gobierno, es que para muchos de los entrerrianos Bordet no está asociado a esas situaciones, y a partir de allí goza de alta estima en el electorado menos partidizado.
La contracara es la fortaleza del voto kirchnerista, que se manifiesta es porcentajes cercanos al 30% a favor de la expresidenta Cristina Fernández, y que lógicamente derrama en sus referentes locales, más allá de las adhesiones que ellos mismos puedan concitar. Una situación que ya se vio en las primarias de 2017 con la lista encabezada por Jorge Barreto; y que ahora sería más fuerte.
Claro, en junio no se votará para elegir al presidente de la Nación, pero la de Entre Ríos será una elección más de una seguidilla de comicios provinciales que arrancará el 10 de marzo en Neuquén y entre primarias y generales tendrá numerosos capítulos hasta la general del 16 de junio en Santa Fe. Obviamente cada comicio provincial tenderá a nacionalizarse; y en Entre Ríos eso aumenta la importancia del porcentaje de votos que pueda lograr el kirchnerismo.
Tal vez deba considerarse también que la postura de la expresidenta parece inclinada decididamente a que sus seguidores compitan por fuera del PJ. ¿Qué razón la impulsaría a tener una postura diferente en Entre Ríos, y exponerse además a una derrota madrugadora (en abril) frente a un referente de la Alternativa Federal?
En este contexto, el armado de las listas de los dos sectores del peronismo fue la tarea de enero y ambos se cuidan de que no haya filtraciones de nombres. La lista del bordetismo es más previsible; y en todo caso, las dudas pasan por la nómina de diputados provinciales, para la cual los aspirantes triplican o más la cantidad de lugares expectantes; por algunas postulaciones a senador provincial, que son de resultado incierto en determinados departamentos donde hay intendentes de Cambiemos bien posicionados para disputar su reelección; y también por la definición del nombre del candidato a vicegobernador, que si se demora tanto, al fin de cuentas podría no ser tan importante.
La organización del kirchnerismo tiene margen para mayores novedades, dado que el grueso de la dirigencia que hoy desempeña cargos en los gobierno provincial o municipales, hoy está alineada con Bordet.
En Paraná la disputa tendría ribetes interesantes. El tándem Bordet-Adán Bhal, con el actual vicegobernador como candidato a intendente, se enfrentaría a una fórmula encabezada por el exintendente Solanas, mientras que para postularse a conducir la ciudad algunos mencionan a la exintendenta Blanca Osuna y otros se entusiasman con convencerlo al arquero de Patronato, el concejal Sebastián Bértoli.
Si esta disputa se da en la elección general (no en las primarias), obviamente también estará el candidato de Cambiemos, un sector donde las últimas noticias pusieron también algo de incertidumbre. El estado de salud del intendente Sergio Varisco se convirtió en un elemento más del rompecabezas paranaense. Desde el varisquismo sostienen que nada ha cambiado, y que el presidente municipal será candidato a la reelección, intentando convertirse en el primero en ser reelecto de manera consecutiva. Varisco envió el viernes un mensaje de saludos a los paranaenses señalando que en pocos días reasumiría la conducción municipal.
La dulce espera
El ministro Rogelio Frigerio se tomó vacaciones en Perú. Tras su regreso, previsto para este fin de semana, se espera la definición acerca de su posible candidatura a gobernador. La misma surgiría de un encuentro con el presidente Mauricio Macri, y solo si el mandatario le solicita que haga el esfuerzo de ser candidato.
Algunos sectores, especialmente los peronistas en Cambiemos –encabezados por Juan Domingo Zacarías–, abrigan aún la esperanza de ver al barbado funcionario nacional encabezando las listas en la provincia. Parece difícil que suceda. Hasta ahora la posibilidad de una candidatura de Frigerio había servido de ordenador de la interna del Cambiemos entrerriano; evitó el adelantamiento de las postulaciones, sobretodo tras la euforia del resultado obtenido en las legislativas de 2017. Nadie quiso anticiparse a levantar la mano por algo que Frigerio podría haber considerado propio. Pero el tiempo pasó y ahora, a cuatro semanas de anotar los candidatos (el 23 de febrero), las definiciones son concretas.
Para los dirigentes que aún no descartan a Frigerio, hay un dato que no pasa inadvertido. Salvo María Eugenia Vidal en Buenos Aires y Horacio Rodríguez Larreta en la Capital Federal, Cambiemos no tiene candidatos inamovibles, lo que dejaría abierta la definición hasta último momento. Entienden, por supuesto, que si Frigerio aceptara ser el candidato, se acaba la discusión al respecto.
Igualmente hay que decir que los candidatos del sector que no terminan de afirmarse, son en general radicales. La pregunta es por qué razón Macri se desprendería de un colaborador tan importante para disputar la conducción de una provincia pequeña. En esta columna se da por hecho que el mismo Frigerio no tiene mayor interés en encarnar la candidatura, aunque piense en seguir siendo el jefe de la coalición electoral en la provincia.
Sumado a eso, el gobierno nacional maneja encuestas que señalan que existe una franja importante de votantes entrerrianos que, dadas las elecciones separadas, podrían votar a Bordet en junio y a Macri en octubre. O eventualmente al candidato presidencial del peronismo no kirchnerista en octubre (llámese Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey u otro), y luego a Macri en un eventual balotaje contra Cristina Fernández.
Pero más allá de esto,existe cierta paradoja en Cambiemos. En 2015, cuando todo era incertidumbre, los precandidatos a gobernador se perfilaron claramente: Atilio Benedetti, Fabián Rogel y Alfredo De Ángeli. Finalmente las desaveniencias entre los radicales determinaron que surgiera una fórmula sin miembros de ese partido. Fueron candidatos De Ángeli y Juan Carlos Lucio Godoy, este último cuando llevaba más de una década formando militando fuera de la UCR.
Resulta llamativa la tardanza si se considera que hoy Cambiemos ejerce el gobierno nacional y llega a la elección en la provincia con el antecedente de haber ganado las elecciones legislativas por 124.357 votos de ventaja; además de considerar que la eventual división del justicialismo vuelve más competitivo al postulante del sector; y que llega a esta instancia con una cantidad importante de intendentes que gozan de una buena valoración de su gestión y buscarán su reelección. Sin embargo, no logra definir al candidato en un contexto todavía bastante difuso. El más firme aspirante, sobre todo porque tiene algunas campañas en el lomo, es el larroquense Atilio Benedetti. No las tiene todas consigo, pero es indiscutiblemente un protagonista principal. Durante las últimas semanas trascendió desde su sector que contaría con el aval del más influyente funcionario nacional, el jefe de Gabinete Marcos Peña. Benedetti tuvo siempre a mano esta referencia para compensar la tirantez que tiene con Frigerio, pero no está del todo claro que exista una definición de Peña por el líder de la agrupación Arturo Illia. Otro de los postulantes es el intendente de Chajarí, Pedro Galimberti. Cuenta con el respaldo de varios intendentes radicales y pretende expresar la renovación dentro del partido. También está lanzado el diputado nacional Jorge Lacoste, quien fue intendente de Sauce de Luna por casi dos décadas. La afinidad entre Galimberti y Lacoste es que los dirigentes que los acompañan no apoyan a Benedetti. Lacoste cuenta con el respaldo del presidente municipal de Paraná, Sergio Varisco.
Un cuarto protagonista, de aparición más reciente en las elucubraciones electorales, es el intendente de Crespo Darío Schneider. Su nombre se escuchó antes entre los peronistas en Cambiemos como eventual compañero de fórmula de Frigerio, y luego como candidato si el ministro del Interior no compite. Este sector, liderado por Zacarías y muy cercano al titular de Interior, tampoco simpatiza demasiado con Benedetti. Creen en todo caso que si el funcionario nacional no es candidato, debe serlo alguien con experiencia de gestión y que el hecho de no ser muy conocido no resulta un obstáculo insalvable. Confían en la fortaleza de la marca electoral Cambiemos, y en que la división del voto peronista aportará en el mismo sentido.
Más que una disputa de varios candidatos en las elecciones primarias, lo que se vislumbra en Cambiemos es que las definiciones surgirán de una conversación entre los distintos dirigentes donde Frigerio, quien sin ser candidato, termine articulando una propuesta integral a partir de pegar en un collage los pedazos de la UCR entrerriana.
Esta claro lo que el PRO tiene reservado para sus dirigentes. El candidato al vicegobernador (el intendente de Basavilbaso Gustavo Hein aparece en muchos de estos cálculos, y él se muestra entusiasmado, pero dicen que le reclamaron que antes garantice la continuidad del macrismo en la capital de los trenes).También las candidaturas a viceintendentes de los radicales que buscan ser reelectos y la mitad al menos de la lista de diputados provinciales.
Juntas, pesan más
El miércoles se realizó una reunión en el Comité Provincial de la UCR donde se analizó como tema principal la necesidad de presentar listas en todas las juntas de gobierno de la provincia. Es obvio que si la boleta para cargos provinciales no incluye postulantes locales, se vuelve menos atractiva. Aún restando las cinco que están en trámite de convertirse en municipio, las juntas de Gobierno son más de 190 en la provincia. En 2015 Cambiemos no presentó listas en muchas de ellas, pese a que la estructura territorial del radicalismo les garantiza esa cobertura. Ahora están previendo con tiempo, más aún cuando consideran que hay un interés electoral del gobierno provincial en garantizarse el favor electoral del sector al anunciar la recategorización de varias decenas de juntas, tal como anticipó el jueves el Cerrito la ministra de Gobierno, Rosario Romero.