Pasada la temporada de verano, con una altura ideal y estacionaria que no atentó contra el uso de las playas, la bajante del río Uruguay sobre la costa entrerriana pasó de la sorpresa a la preocupación.
Bajante del río Uruguay: de la sorpresa a la preocupación
Mientras en las poblaciones ribereñas de la vecina República Oriental del Uruguay se registran marcas negativas (bajo cero), frente a la costa entrerriana las alturas alcanzan valores históricos.
Por ejemplo, frente a Concordia, el río Uruguay midió ayer 1,26 metros, cuando el nivel de alerta es de 11 metros, y el de evacuación a los 12,50 metros. En Concepción del Uruguay el río cayó a los 1,72 metros, y en Colón a 1,70 metros, es decir, con caudales de menos de la mitad para lo que es habitual en esta época.
La situación obedece a la bajante que se registra en toda la cuenca del Plata. La falta de precipitaciones en la región y fundamentalmente en las cuencas superiores –donde el río mantiene su tendencia a la baja– dejó en evidencia que las perspectivas de lluvias que iban a permitir una gradual normalización de los caudales, ya reducidos en diciembre, finalmente no se concretaron pese a la estimación del Servicio Meteorológico Nacional (SNM).
Ahora, tanto el SMN como el Instituto Nacional del Agua no prevén tendencias climáticas alentadoras.
Es que el SMN prevé que hasta mayo se puede dar una ocurrencia de lluvias en niveles normales para la época; ello no alcanzará para revertir el actual déficit y recuperar las alturas normales.
Lo que en verano resultó un alivio para la temporada de playas, y en la actualidad ofrece como pintorescas y extrañas postales, se ha convertido en intranquilidad de mantenerse o acentuarse aún más la situación.
Por un lado, los reducidos caudales que descienden desde las cuencas superiores pueden afectar la normal producción de electricidad en Salto Grande.
Por otra parte, es posible que la navegación fluvial pueda resultar afectada en caso de continuidad de esta bajante extrema.
En tanto que en cada una de las localidades ribereñas pueden resultar afectadas la toma y producción de agua potable; se puede agravar el inconveniente de la presencia de algas; y un impacto ambiental puede estar dado por el depósito y vuelco de residuos cloacales sin ser tratados en aguas bajas.
Según el INA, en el río Uruguay, “en la mayoría de la cuenca predominaron valores negativos de anomalías de precipitación”, y en el tramo situado “aguas abajo de Salto Grande, persistió la condición de aguas bajas”.
“El análisis de los modelos de tendencia climática estacional no permite identificar claramente la ocurrencia de situaciones por encima o por debajo de los valores normales para el trimestre marzo-abril-mayo, de forma tal que se prevé que los montos acumulados de precipitación se sitúen próximos a valores normales para el trimestre en toda la cuenca”, añade el informe.