La Academia de Jiu Jitsu de Eduardo Vieyra es, sin dudas, una de las mejores de la región y a ello lo deja plasmado siempre en las competencias nacionales e internacionales donde les toca estar presentes, representando a Paraná y al país.
Jiu Jitsu: el mundo virtual se apoderó del deporte
Por Andrés Martino
Este año, como los anteriores, el grupo competitivo se preparaba con todo para grandes citas, pero la pandemia viral coronavirus arruinó los planes y se tuvo que parar la marcha para seguir en casa como se puede. “Este año veníamos entrenando bastante fuerte para competir a nivel nacional e internacional. Tenía un grupo de competidores con los cuales la planificación se venía cumpliendo de manera perfecta. Lo armé a principio de año y con el tema de la cuarentena se cortó todo”, le comentó Eduardo a Ovación y prosiguió con su relato sobre la situación: “La Academia tiene más de 40 alumnos activos que son Adultos. Tenemos también Infantiles y Juveniles que suman unos 30 más y tuvimos que cortar todas las actividades por seguridad y protocolo. Los expertos así lo pidieron para evitar el contagio, y cumplimos”.
Vieyra acató las medidas como todos, cerró su gimnasio y comenzó a elaborar trabajos virtuales. “Con responsabilidad cumplimos nuestro deber, pero a nivel deportivo estamos todos locos de las ganas de volver al dojo y seguir entrenando. Lo que hice fue mandar planificaciones semanales para que los chicos entrenen en sus casas, pero más que nada es para mantener la actividad física, para seguir haciendo algo, porque la verdad que en tu casa y en el nivel de mediano y alto rendimiento, si no tenés un buen gimnasio se hace poco y nada realmente”, dijo.
El instructor dejó en claro que moverse en casa no es lo mismo que hacerlo en el dojo. “Estamos tratando de evitar la inactividad, más que entrenar. En casa, con el material que se tiene, no podés seguir mejorando tu rendimiento y mantenerlo, hasta ahí nomás. Uno tiene una colchoneta y un par de mancuernas. En nuestro caso, el jiu jitsu, de técnica no podés hacer nada a menos que tengas un familiar”, manifestó.
Edu tiene la suerte de poseer la superficie donde se entrena esta disciplina y de algún modo eso ayuda y además tiene a su mujer como sparring: “Si tenés el tatami, como yo, le puse el kimono a mi mujer y nos pusimos a entrenar. Le enseñé algunas técnicas y algunos trabajos prácticos. Ella es principiante y yo estaba entrenando con competidores de nivel internacional. La diferencia es muy grande, pero entre no hacer nada y hacer eso, los que tenemos el tatami en casa agarramos al familiar en casa, le ponemos el kimono y trabajamos ahí”.