Andrés Martino / Ovación
Hure: Fidelidad y confianza
Trescientos partidos con una misma casaca. Fidelidad de un lado y confianza ciega del otro. Una marca a la que es difícil llegar y que pocos jugadores logran alcanzar o más aún pasar.
Daniel Hure lo hizo y ante Quimsa de Santiago del Estero sopló las 300 velitas defendiendo la camiseta del Centro Juventud Sionista en la elite del baloncesto nacional.
Está claro que Sioni es su segunda casa y el Cabrito cordobés devuelve esa contención de afecto dentro de la cancha, donde temporada a temporada, deja la vida por esta institución.
El jugador le abrió la puerta de su departamento a Ovación para repasar juntos una gran marca, que el jugador celebra, pero que a la vez quiere batir y cumplir muchos partidos más.
Como buen anfitrión, preparó unos ricos mates amargos, compró bizcochitos en la panadería de la esquina de Salta y Victoria y se distendió para una charla amena.
—¿Qué significan los 300 partidos de Liga con Sionista?
—Me puse a pensarlo ahora, pero hace un mes atrás me dieron el dato que estaba a cuatro de cumplir los 300 partidos. Me siento orgulloso, y más de estar en Sionista, porque los dirigentes y cuerpo técnico me tienen confianza y eso es muy importante. Lograr 300 partidos en la Liga Nacional, más los dos años en el TNA, es muy bueno en lo individual y colectivo. No pensaba que iba a durar tanto tiempo en un equipo y gracias a Dios se dieron las cosas por una cuestión de entender la filosofía de juego de Sionista y sus manejos. De mi parte es la perseverancia y el sacrificio en el trabajo. Le di lo necesario al equipo para que año a año me renueven la confianza.
—Sionista es una familia para vos. Vas al club y entrás en tu casa.
—La verdad que sí. Me siento muy cómodo estando acá. Cuando estás en el receso y regresás al club me da la sensación de volver a mi segunda casa. Tanto Sionista como Paraná son mi segunda casa. Estoy muy cómodo acá y ojalá se puedan seguir cumpliendo metas con el club. Pero sí, es una sensación de estar en el patio de mi casa.
—¿Te acordás el uno en la Liga?
—El primer partido fue ante Libertad de Sunchales. Ganamos de visitante. Fue una temporada con la base del TNA. Fuimos la revelación de ese torneo, hicimos un gran papel y se habló del gran juego de Sionista. Metimos grandes triunfos afuera y el primero fue contra Libertad.
—¿Vos cómo estabas esa noche?
—Hubo ansiedad y fue un momento importante porque te queda marcado. Y la actuación individual sinceramente no me la acuerdo. Sé que jugué varios minutos y seguramente algo aporté. El equipo hizo un gran partido y eso es lo importante. Siempre rescato eso de Sionista; los grande logros fueron por el grupo.
—¿En 300 partidos cuál fue tu mejor producción?
—Me acuerdo el primer año de Liga jugando acá de local con la pareja de ese fin de semana Boca-Ciclista de Junín. Quincy Alexander no pudo volver de Estados Unidos y entonces tuve más protagonismo. Jugamos el viernes con Boca y tuve un gran partido metiendo cuatro triples y el domingo repetí la actuación. Después tuve momentos buenos, como los tuve malos, pero ese fin de semana me lo acuerdo porque fue la primera temporada. Después tuve un gran fin de semana en la Liga Sudamericana, pero todo es posible en base al grupo, si no se puede. Fueron tres partidos que no se me borran más, y menos ante Universo de Brasil.
—¿Y el mejor momento con el grupo?
—Los dos primeros años de Liga. Llegamos a tener muy bien al equipo, pudimos llegar a semifinales y nos metimos en torneos internacionales. Hicimos un gran básquet, defendimos muy bien, corrimos y jugamos estacionados sin depender de ninguno.
—¿El peor momento individual y colectivo?
—Fueron varios, pero la temporada que peleamos el descenso fue la más dura de todas. Nos habíamos preparado para otra cosa, la liga nos dio un gran golpe y nos puso en el lugar que correspondía. Tengo un gran cariño por Sionista y lo quiero bien arriba. Ese año me puse muchas presiones y me salió todo mal, hasta el punto de pensar en no jugar más al básquet. No me sentía bien en una cancha, pero mantuvimos la categoría y eso fue una gran alegría también.
—¿Cómo te imaginás el 301?
—A pesar de arrancar de gran manera, el número 300 no fue el número redondo. No me fui contento porque no hicimos bien las cosas. La gente lo hizo notar y estamos en falta con ellos y con nosotros mismos. Ojalá que el 301, más allá del resultado, cambiemos la imagen y nos vayamos con la sensación de haber dejado todo.