La problemática de las adicciones en los adolescentes no solo es creciente, sino cada vez más compleja. Y el análisis mediático habitual recurre a miradas acerca de lo que hacen o dejan de hacer instituciones sociales, como la escuela o el propio Estado. Y menos se hace hincapié en las obligaciones de cada familia, para inculcar y establecer valores que posteriormente deberían acompañar y consolidar el resto de los componentes sociales.
Último Primer Día: Menores ante el doble discurso de los adultos
La problemática de las adicciones en los adolescentes no solo es creciente, sino cada vez más compleja.Las contradicciones del doble discurso de los padres e instituciones.
19 de marzo 2019 · 16:09hs
El denominado Último Primer Día (UPD) que celebraron quienes inician el último año del nivel Secundario en este nuevo ciclo lectivo sintetiza, en líneas generales, la moda de alcohol, fiesta y descontrol. Es una tendencia que se visualiza cada fin de semana con "las previas", y que escapa a la exclusividad paranaense y se repite en todo el país.
Sin ánimo puritano o moralista, porque la mayoría de los adultos alguna vez "se pasó de copas", es necesario entender y atender la realidad que hoy envuelve y pone en riesgo a la adolescencia. En los últimos años se ha consumado un incremento progresivo de la ingesta de alcohol, a la par de una peligrosa disminución de la edad de iniciación en el consumo de esta droga legal, que ha bajado a los 12 o 13 años.
Y cualquier estrategia de carácter preventivo resulta deleble sin el acompañamiento familiar o social. Justamente, los adultos emiten –o emitimos– mensajes con doble discurso.
Resulta interesante la campaña publicitaria que este mes ya cumple un año de presencia en los medios audiovisuales masivos de comunicación, y que fue galardonada el año pasado con el Premio Santa Clara de Asís. "Chicos sin alcohol", la pieza publicitaria que muestra a un niño tropezando dando sus primeros pasos, y a un adolescente trastabillando al caminar por la misma plaza, afectado por el consumo de alcohol. "Siguen siendo chicos", el mensaje que interpela a los padres y familiares de los jóvenes.
La apuesta fue cambiar la interpelación de las publicidades, siempre dirigidas al adolescente pidiéndole que le diga "No a las drogas". En este caso se apeló a la responsabilidad de los adultos.
"Sigue siendo un chico. No dejés que tome alcohol. Hablá con tu hijo. El consumo precoz altera el desarrollo de células y áreas del cerebro en forma irreversible. Y el 50% de los estudiantes menores de 14 años ya lo probó", testimonia la pieza del Consejo Publicitario Argentino.
Así, el diálogo tan ausente hoy en la familia –como en otros estamentos de la vida cotidiana– es clave para transmitir conciencia. La otra parte necesaria es el ejemplo: en un significativo porcentaje, el uso también está dado entre los convivientes del adolescente; padres, madres, hermanos, abuelos que también consumen alcohol.
A ello hay que sumarle que las campañas publicitarias –como hasta hace unos años ocurría con el tabaco–, asocian el consumo con la fiesta y la diversión, la felicidad plena. Se naturaliza también el consumo como un rasgo característico de la identidad juvenil. El mensaje final de "beber con moderación" no alcanza para advertir sobre las consecuencias del consumo prematuro y de las adicciones en los adolescentes.
Entonces allí hay un doble discurso de los adultos: por un lado transmitir que el alcohol "hace mal, y por otro lado, aceptar como natural que el marketing asocie el alcohol con aceptación, celebración y felicidad, o se organicen eventos que promueven básicamente el consumo.
En el medio quedan los adolescentes, con limitada capacidad para decir Sí o No a las drogas –el alcohol es una droga legal–, temiendo quedar fuera de algún grupo de compañeros o no caerle bien a alguien. En una etapa de cambios físicos, hormonales y psicológicos, de búsqueda de identidad, se requieren medidas de orientación y preparación al adolescente para poder afrontar la realidad, en lo que siempre ha sido transitar esa franja etaria.
Las contrariedades en el discurso actúan negativamente, acentúan la rebeldía y, sobre todo, generan falta de confianza en el adulto. Y se actúa frente a lo que se supone un mal menor. El Estado organiza la fiesta UPD, se destinan policías, asistencia médica y hasta ambulancias. Un doble mensaje, como el programa Conductor Responsable, para que todos tomen sin límites, y otro joven sea responsable de "cuidar" a los demás.