El domingo fue el Día del Payador, y en esta fecha particular tuve el honor de asistir a la Feria de Mataderos, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que ya lleva 31 años congregando a artistas populares de todo el país, a la par de posibilitar que un numeroso grupo de artesanos pueda trabajar y ganarse su sustento a partir de la venta de sus mercaderías en los puestos distribuidos en las cuadras aledañas. Para conmemorar esta fecha, en el imponente escenario estuvieron presentes tres grandes payadores, expertos en este arte de recitar verdades a partir de la improvisación, como son Pablo Díaz, Juan Alberto Lalanne y Emanuel Gaboto.
Los payadores, emisarios de tantas verdades
25 de julio 2017 · 07:19hs
Guitarra en mano, pidieron a un público entusiasta que les propusiera temas sobre los cuales componer sus versos, y así surgió que con palabras rindieran homenaje a la madre, al caballo, al perro, a los obreros, entre otros artífices de la cotidianeidad que nos interpela a los argentinos. Y en cada estrofa, prolijamente compartida con la gente, puso de manifiesto el compromiso social de quien trasmite, entre rima y rima, un mensaje social contundente. La explotación laboral, el desempleo, las personas en situación de calle no faltaron entre las cuestiones abordadas, interpelando a quienes los escuchaban atentos.
Muchas veces el arte reivindica la justicia social, y como una especie de maestros capaces de difundir no solo de campo adentro sino también de las urbes populosas que condensan historias particulares que se erigen a partir de definiciones políticas, los payadores difunden en las fiestas a los que los convocan aspectos de la realidad que a veces se desconocen o se olvidan. En este marco Pablo Díaz, uno de los payadores invitados, rememoró la historia de la palabra "croto", recordando que en la Argentina de principios del XX, fue Juan Camilo Crotto quien, en su rol de gobernador de la provincia de Buenos Aires, sancionó el Decreto Nº 3/1920 que permitía a los peones rurales viajar gratis en los trenes cargueros y así fue como se los empezó a llamar de este modo. Con el tiempo fue desvirtuando el sentido del vocablo y a la vez el derecho laboral adquirido se perdió.
Ojalá a los trabajadores no le sigan arrebatando derechos. Ojalá la resistencia que se ofrece desde una payada ya no tenga que referirse a estos temas que duelen, como la situación actual de los obreros que hoy luchan por llegar a fin de mes o por mantener dignamente su fuente laboral. Ojalá que nos sigan deleitando con sus versos los payadores y no sucumbamos, en los tiempos que corren, a los versos políticos de quienes dañan al país.