Fueron cuatro años que no debemos olvidar. Con insultos y menosprecio por el de la vereda de enfrente, demonizando a los que pensábamos en un país más inclusivo, federal e igualitario. Fuimos los kukas durante cuatro largos años, azuzados por los grandes medios de comunicación y sus amigotes de siempre, los neutros, los puros, los blancos.
Cuatro años
Por Gerardo Iglesias
Hace cuatro años, una periodista devenida en interventora-directora de Radio Nacional le espetó, en la cara, a sus colegas que acaba de despedir “te revisamos el twitter”, como fundamento de despido, para comenzar un doloroso camino de desmantelamientos de medios del Estado, de vaciamiento de emisoras a lo largo de todo el país, entre ellas LT 11, la AM de Concepción del Uruguay, cuyos trabajadores, hasta el viernes antes de las elecciones, denunciaban las pésimas condiciones laborales en las que se trabaja. Dejaron sin trabajo a cientos de periodistas que no eran de su palo, mientras los colegas que sí eran del palo se fregaban las manos en una curiosa interpretación de libertad de prensa.
Los que llegaron cabalgando sobre el combate a la corrupción, se van en medio de los Panamá Papers y condonando miles de millones de pesos a la familia presidencial en sus deudas con el Correo Argentino. Se van los tipos que dijeron, en la primera semana de gobierno, “se terminó para siempre el cepo en la Argentina”, los que ocuparon cargos altos para beneficiar a las empresas a las cuales pertenecían.
Se van los tipos cuyo gobierno es responsable de la muerte de un gurí mochilero en el sur, al que ensuciaron con etiquetas increíbles. Sumándoles un sádico chiste de su republicana espada, al decir que “murió como Walt Disney”.
Se van los tipos que ensuciaron a los militantes de derechos humanos con el “curro de los derechos humanos”. Los que desprestigiaron la lucha y la historia de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que las reprimieron como las épocas de sus admirados militares del 76. Se van los tipos que tuvieron un ministro que nunca se hizo cargo, ni antes ni después, de los submarinistas del ARA San Juan y del propio Presidente, que recibió a los familiares de las víctimas en joggins.
Se van los tipos que desprecian la educación pública, que redujeron drásticamente el presupuesto de las universidades nacionales, emprendiendo, además, casi una persecución a los científicos y científicas a través de nada de promoción y de escasos recursos.
Se van los tipos que llegaron con la promesa de pobreza cero. Cero se sacaron en esa promesa que incrementaron a puro tarifazo, que nos cobraron los servicios esenciales en dólares y abonaron los sueldos en pesos.
Se van los tipos de un gobernador que tiene presa hace cuatro años, sin condena, a una mujer que dignificó la vida de miles de jujeños ante el silencio cómplice de casi todo el arco político de la argentina.
Se van los tipos que nombraron a un payaso en Medio Ambiente para luego bajarlo a secretario, en el mismo momento en que la tierra entra en una agonía perturbadora, un ministro del que nada se sabe de sus medidas, de sus acciones para paliar el medio ambiente en el país o para frenar los agrotóxicos, punto en que también nuestra provincia tiene una deuda tremenda, que la incrementó en estos días a pesar de estar, se supone, en la vereda de enfrente.
Los que se mofaron de la grasa militante cuando las movilizaciones, multitudinarias, salían a la calle para poner freno a las miserias que hundían a los argentinos.
Se van los tipos que llevaron la represión estatal a niveles que creímos haber dejado atrás, golpeando en marchas a jóvenes, mujeres y ancianos, burlándose de ellos además. Que mantuvieron, incrementaron y dejaron hacer al Ministerio de Seguridad con la misma liviandad que bajaban al rango de secretaría al Deporte. Que maltrataron a los jubilados desde el cobro de su derecho, matándolos con los precios de sus esenciales medicamentos. Tipos que llegaron hasta la represión en El Borda.
Se van los que cerraron miles de pymes, que bajaron las persianas de sucursales de empresas históricas, enemigos del proyecto de país industrial y autosustentable por el que se pelea desde hace 70 años.
Se van del gobierno. Pero están ahí, agazapados, esperando ir por más. No olvidemos estos cuatro años, porque no creo que hayan aprendido nada. Esos son y serán. Querrán regresar para un país para pocos, con el resto mirando, como pasó en estos cuatro años que terminan.