La temporada 2018/19 de la Superliga Argentina de Fútbol ingresa en la recta final. Restan siete fechas para el cierre del campeonato. En este tramo se definirá quién conquistará el trofeo, quiénes ingresarán a las copas internacionales del próximo año y quiénes conservarán su lugar en la máxima divisional del fútbol argentino. Patronato juega el campeonato menos deseado, pero es el que siempre supo, desde su arribo a la elite, que tenía que enfocar como primer objetivo: el de la permanencia. El Rojinegro se ubica dentro de la zona roja. Está a tiro de dar el salto para escapar de esta incómoda posición. Tan solo una unidad lo separa del equipo que, a esta altura del certamen, está evitando retroceder a la Primera B Nacional.
Conservar la tranquilidad
Por Matías Larraule
14 de febrero 2019 · 08:33hs
Tanto en el hincha como en los protagonistas la ansiedad comienza a incrementarse en esta instancias. Los ánimos se modifican en el día a día a medida que se desarrollan las jornadas. Los resultados positivos repercuten en el sentido del humor. Y no solo los que son obtenidos por méritos propios. En estos momentos se celebra cada ayuda de aquellos elencos que son adversarios de los rivales directos de Patrón en la pelea por la permanencia. En cambio, la derrota impacta y abre un escenario oscuro para aquellos que son pesimistas por naturaleza.
Patronato gozó de un gran comienzo de año. El Santo cantó victoria en sus primeras dos presentaciones. Esto encendió la ilusión del Pueblo Rojinegro que recuperó la euforia después de un semestre de desilusión. "Patronato es de Primera y de Primera no se va", gritaron a los cuatro vientos en el estreno del conjunto de barrio Villa Sarmiento como local en 2019. El cántico no fue solo un grito de guerra. Fue una manifestación de fe y convencimiento por el rendimiento que exhibieron los jugadores en los encuentros que llevaron al Santo sumar seis porotos en el inicio de año.
Pero el derrotero triunfal sufrió un freno el sábado. Patronato jugó un mal primer tiempo. Recibió el golpe de Estudiantes, que facturó en un balón detenido. El elenco entrerriano se desesperó. Perdió a un jugador por una violenta infracción. En la segunda etapa se tranquilizó. Reaccionó en el juego. Estuvo a tiro de empatar. No tuvo la precisión de los juegos anteriores. Por eso no logró prolongar la buena senda.
Más allá de la caída, el Rojinegro sumó dos tercios de las unidades que disputó en el año. Hasta el momento no le alcanza para abandonar la zona pintada de rojo, pero sí redujo distancias con sus competidores. La permanencia o la pérdida de la plaza no se define hasta que los números lo indiquen. Y Patronato tiene vida. La premisa del representante entrerriano es mantener su plaza en la divisional. Lo importante será finalizar fuera de los puestos de descenso cuando el campeonato pase a la historia. Ahí el hincha podrá respirar aliviado. La mochila pesada dejará de ser el lastre en la espalda. Claro que mientras antes logre salir de los puestos de descenso el equipo adquirirá mayor tranquilidad, aunque esto deberá obtenerlo desde ahora y hasta que se defina la suerte. La desesperación no llevará al equipo a tomar el camino correcto. Por eso es determinante conservar la tranquilidad.