Luciana Actis/ De la Redacción de UNO
Harguindeguy: declaró Rossi y negó haber visto presos políticos en la UP2
Este mediodía, en una nueva audiencia del tercer tramo del juicio por la causa Harguindeguy, en el que se investigan delitos de lesa humanidad cometidos en Gualeguaychú durante la última dictadura cívico militar, prestaron declaración cinco testigos.
En esta etapa del proceso, los imputados son el ministro del Interior de facto, Albano Harguindeguy, quien hoy no estuvo presente vía videoconferencia por presentar un cuadro de neumonía; también son juzgados Juan Miguel Valentino, jefe del Ejército en Gualeguaychú; Santiago Kelly del Moral, exteniente coronel del Ejército; y los ex policías de la provincia Marcelo Pérez y Juan Carlos Mondragón.
El testimonio más esperado fue el del médico Marcelo Rossi, quien cumplió funciones en la UP 2 de esa localidad entre 1977 y 1981. Fue señalado por víctimas del terrorismo de Estado por haber encubierto torturas cometidas contra los detenidos y haber puesto a disposición de los represores una propiedad suya -mencionada como “La casita”- para someter a los presos a apremios ilegales.
Comenzó su testimonio haciendo una confusa alusión a un contrato mediante el cual le arrendaba tierras a las tías de Raúl y Víctor Ingold, víctimas del terrorismo de Estado. Luego dijo que ingresó al servicio de Sanidad de la cárcel de Gualeguaychú como “segundo del doctor Roberto Altuna” y que luego lo echaron.
Ante una pregunta de la Fiscalía, el testigo dijo que “cuando entré (a trabajar en la UP 2), eran todos presos comunes, no había presos políticos”. Además, dijo que no vio presos a los hermanos Jaime y Emilio Martínez Garbino. “Quizás estuvieron antes de que yo entre, cuando había presos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN). Yo no los vi”. Además, señaló que comparte “ amigos y mesas de café” con ambos.
Reiteró que nunca atendió a presos puestos a disposición del PEN, a pesar de que los fiscales le hicieron alusión a la declaración de Raúl Ingold, quien dijo que a la mañana siguiente de haber sido sometido a apremios, el médico de la cárcel Roberto Altuna lo revisó y dejó constancia de los signos de tortura que presentaba. “Después de eso, Altuna fue reemplazado por Rossi, quien era amigo de Martínez Zuviría”, había dicho Ingold. Todo esto fue negado por Rossi.
“Yo fui víctima de la dictadura”
A lo largo de su testimonio, Rossi intentó demostrar que fue víctima de la represión, en vez de cómplice. En este sentido, destacó que fue “segundo” del médico Altuna durante un año, hasta que éste “se retiró” en 1978. Tras esto, la jueza Noemí Berros le remarcó que entonces, entre 1978 y 1981, él tuvo que quedar a cargo del servicio de Sanidad del penal. Ante esta deducción, Rossi comenzó a vacilar y evitar responder, sin negar ni afirmar la observación de la magistrada y despertando aún más dudas entre los querellantes acerca de la veracidad de su testimonio.
Luego, la querellante María Isabel Caccióppoli le requirió que explique cómo sabía que no había presos políticos y cómo podía distinguir a éstos de los comunes. Nuevamente, Rossi comenzó a vacilar y, evitando responder, dijo que había “diferencias fisiológicas”, añadiendo: “Usted entiende lo que quiero decir”.
Tras la intervención de la presidenta del Tribunal, Lilia Carnero, que insistió en que la pregunta no era pertinente, se le pidió que explique las circunstancias en las que fue cesanteado de su cargo en la UP 2. Dijo que fue luego de involucrarse en una riña callejera con el entonces Jefe de Gendarmería de Gualeguaychú. Tras lo cual fue detenido, “sometido a apremios ilegales y puesto a disposición del PEN”. Cuando el Tribunal le requirió que explique a qué se refería con eso, el testigo volvió a dar explicaciones confusas, concluyendo que, en realidad, estuvo a disposición de la Justicia Federal.
Al finalizar su testimonio, dijo: “Yo fui víctima de la dictadura. Me cesantearon en el hospital Centenario -donde era Jefe de Radiología- y me echaron de la cárcel”.
“Nos golpeaban con mucha saña”
Otro testimonio importante fue el de Manuel Do Pozo, comerciante de Concepción del Uruguay, simpatizante del PRT y hermano de un militante desaparecido en Buenos Aires. Fue detenido el 16 de agosto de 1975, junto a una de sus hijas, en su local de artículos electrónicos situado frente a la plaza principal de La Histórica.
Do Pozo dijo que se disponían a viajar a Buenos Aires, donde vivían su madre y sus otras hijas, cuando llegó personal de la Policía Federal y los llevó detenidos a ambos. Permanecieron en la sede de la Federal un par de días, hasta que él fue trasladado al penal de Concepción del Uruguay. Su hija -que cumplió 15 años estando presa- fue liberada días después, tras lo cual viajó a Buenos Aires para reunirse con su abuela y sus hermanas.
A fines de 1975, Do Pozo fue trasladado a la UP 2 de Gualeguaychú, donde el régimen carcelario era más duro. “Estábamos aislados”, destacó. Allí conoció a los hermanos Ingold y Martínez Garbino, quienes estaban detenidos en esa unidad carcelaria.
Por otra parte, si bien no presenció torturas ni vio cuando se los llevaron a La Casita a Raúl Ingold y a Jaime Martínez Garbino, dijo que se comentaba que así había sido. Y que a Jaime lo dejaron mucho tiempo en una celda de la planta baja, “donde iban a parar los presos que estaban muy golpeados. Después de un tiempo, cuando mejoraban, los asimilaban a las otras celdas”. Además dijo haber escuchado referencias a Pedro Queirolo, jefe de Seguridad de la UP 2, como quien “manejaba los operativos” mediante los cuales se sacaba a los detenidos políticos para llevarlos a sesiones de tortura.
Tiempo después -no pudo precisar en qué fecha-, fue trasladado junto a otros 25 detenidos políticos a la cárcel de Resistencia, en Chaco. Dijo que los trasladaron en un Hércules. “Íbamos esposados, nos hacían simulacros (de fusilamiento), nos pegaban con mucha saña”. Además, tal como lo declararon otros testigos, dijo que al llegar a Chaco, los llevaron primero a la Alcaidía, donde fueron sometidos a una brutal paliza. “Los policías se ponían a ambos lados, y nos hacían pasar por el medio. Cuando caminábamos nos pegaban muy fuerte. Eran los mismos que estuvieron involucrados en la masacre de Margarita Belén”. Luego fueron alojados en el penal de Resistencia, donde él permaneció hasta 1979.
Por último, declararon el exjefe de la Departamental de Gualeguaychú enntre 1972 y 1976, Juan Carlos Pereyra; y los exconcriptos Alberto Watters y Enrique Pérez, que prestaron servicio obligatorio en el regimiento de Gualeguaychú en 1976. Éstos últimos confirmaron que vieron a civiles detenidos en el lugar.