Un misterio rodea la localidad de Bozzano, un pequeño pueblo de Toscana, Italia. Allí fueron hallados el lunes restos óseos humanos, a pocos kilómetros de donde se encontró abandonado el auto del escultor paranaense desaparecido hace cinco años y medio, Pablo Babboni. La Policía y la Justicia del lugar investigan si los huesos son del hombre argentino o de una albanesa también desaparecida en la zona.
Hallaron huesos en Italia que podrían ser de un paranaense
Las noticias de Bozzano afirman que los vecinos están “amarillos”. Así les dicen en Italia a quienes se ven conmocionados por un caso policial. Todo comenzó el lunes, cuando un hombre recorría las colinas del bosque recolectando hongos y se encontró con los huesos. De inmediato lo comunicó a la Policía, que cercó la zona e inició la pesquisa.
Según pudo confirmar el médico forense Stéfano Pierotti, se trata de restos óseos de un varón joven, cuya muerte no sería reciente, “sino que dataría de muchos meses”. Además, evidenciaron que el cuerpo había sido sepultado, y por alguna razón (el clima o los animales del bosque, por ejemplo) salieron nuevamente a la superficie. Lo que aún no se pudo establecer son las posibles causas de la muerte. Las sospechas inmediatas de los investigadores se orientaron a los dos casos que se conocen en la zona de personas desaparecidas: el de una mujer albanesa, hace dos años, y el de Pablo Babboni, hace cinco años y medio.
En Paraná, la familia Babboni se puso al tanto del hecho. Luis, hermano de Pablo, contó a UNO que según el análisis de los huesos hallados la persona habría tenido una cirugía en el rostro, lo cual alejó la posibilidad de que se trate de su hermano.
Sin embargo, aún resta conocer el resultado de la prueba fundamental: el análisis de ADN. En uno de sus viajes a Italia para buscar a Pablo, Luis dejó una muestra de saliva para cotejar cualquier material que permita reconocer un cuerpo o un rastro que haya podido dejar el escultor.
Cinco años y medio de misterio
Pablo Babboni nació en Paraná en 1972. Estudió y se graduó en la escuela Normal, y luego se fue a Córdoba a estudiar primero Arquitectura, y después Bellas Artes, para dedicarse a la escultura. En 1997 obtuvo la ciudadanía italiana y se radicó en Pietrasanta, provincia de Luca, lo que fue un paso importante en su carrera.
Durante 10 años trabajó para artesanos locales, hizo sus propias esculturas y recorrió varios países. El viernes 15 de junio de 2007 llamó dos veces a su casa en Argentina: avisó que estaba en problemas relacionados con la joven con la que estaba en pareja. Quedó en hablar nuevamente el domingo 17, pero el sábado 16 por la madrugada volvió a llamar a sus padres y preguntó: “¿Hay alguna denuncia?”. La comunicación se cortó y nunca más se tuvo contacto. Su desaparición tiene dos amplias hipótesis: o había una real persecución por algún problema con alguien, o sufría de delirios paranoicos.
Durante los cinco meses posteriores se encontraron todas sus pertenencias (dinero, documentos, computadora, teléfono).
El 26 de noviembre de 2006, una señora que vive en los alrededores de Pisa denunció que había frente a su casa un auto estacionado hacía varias semanas. Era el auto de Pablo, estaba cerrado con llave y con sus elementos personales adentro. Cinco años después, el lunes 10 de diciembre de 2012, a 25 kilómetros de donde fue encontrado el auto, aparecieron los huesos humanos. Las sospechas de que se traten de los restos óseos de Babboni aún no fueron descartadas.
Las gestiones para movilizar la causa en el poco apoyo
Al parecer la Justicia italiana también es lenta, y encima el consulado argentino no colabora. La investigación por parte de la Policía no consiguió ningún elemento porque según la familia del escultor paranaense desaparecido no se tomaron las medidas necesarias y a tiempo. Sin embargo, no dejaron de viajar a Italia para exigir avanzar en la búsqueda.
Como informó UNO el 9 de octubre, el senador italiano que representa a la comunidad italiana en América Latina, Esteban Caselli, se comprometió a llevar el reclamo de la familia Babboni al país europeo para que la investigación se reabra.
Caselli presentó el pedido al ministro de Justicia de Italia, “pero por ahora no hubo respuesta”, dijo Luis Babboni.
Quienes tampoco se preocupan por el caso son las autoridades del consulado argentino en Roma. Un ejemplo de ello es que hace casi dos años la familia de Pablo les pidió que gestionen ante la Policía Científica italiana para que les den la computadora del escultor.
El trámite les cuesta 1.000 dólares, realizaron el pedido con un abogado, les enviaron una copia del mismo pero no tuvieron respuesta alguna.
El embajador argentino en Italia es Torcuato Ditella, pero quien parece manejar los hilos en el consulado de Roma es un tal Rubén Aguirre. Con él habló Luis Babboni ante cada llamado.
El último de los pedidos realizados al consulado es acerca del hallazgo de huesos en Bozzano: “Ahora pedimos que nos averigüen en qué fecha estarán los resultados de ADN”, dijo Luis.