Las heridas sufridas por al menos seis jóvenes en la madrugada de ayer en Zirkus, fueron el principio de una cadena de negligencias, que incluyó la falta de asistencia médica, la ausencia de personal policial en el lugar y el trabajo del personal de seguridad privada para evitar que el accidente sea un “escándalo” y la fiesta continúe.
Habló el padre de uno de los chicos heridos en el boliche Zirkus
Durante la tarde de este lunes, personal técnico de la Dirección de Habilitaciones Comerciales de la Municipalidad se hizo presente en el lugar y realizó una inspección. Ahora se elaborará un informe pormenorizado de las instalaciones y, en caso de ser necesarias reparaciones que garanticen la seguridad del público, el local podría ser clausurado en forma preventiva. Se indicó que durante la semana se tomará una decisión al respecto.
El padre de uno de los jóvenes , Ariel Lencina, contó a UNO la odisea que les tocó vivir a los muchachos. Pasadas las 3 de la madrugada se produjo la caída de la torre, y ningún responsable del boliche los socorrió. Como no había una ambulancia y tampoco llamaron a una para que vaya a socorrerlos, él mismo debió ir con su vehículo hasta La Toma para llevarlo al Hospital San Martín, donde le hicieron cinco puntos de sutura en la cabeza. El primo del adolescente (y sobrino de Ariel), también recibió un golpe en la caída de la torre, pero luego de levantarse lo vio a su primo ensangrentado y empezó a correr pidiendo ayuda. Pero un patovica lo interceptó, lo tomó del cuello y le pegó, pidiéndole que no grite ni que haga un escándalo.
Además, una chica a quien también le cayó la torre encima quedó inconsciente, fue reanimada por sus amigos pero se volvía a desmayar. Mientras los jóvenes heridos no sabían qué hacer ante la falta de asistencia (no había ni siquiera un botiquín), el personal del lugar les hacía lavarse la sangre en los baños del mismo boliche.
En el hospital, Ariel pudo ver cuando en una camioneta llevaban a otra chica lesionada, que estaba “doblada”, aparentemente con un fuerte golpe en la espalda.
Afirmó que “gracias a Dios no fue demasiado lo que tuvo (su hijo) porque no le pegó de lleno el bafle en la cabeza, pero podría ser peor”.
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