Deportivo Máquina, equipo de futsal, está muy arraigado a la vida de sus integrantes. El Rojo es familia, es sentido de pertenencia, integración, es el espacio que permitió cumplir sueños. Por eso los colores son lucidos con orgullo por las calles de la ciudad. Sus miembros chapean al exhibir la insignia de uno de los grandes animadores que tiene el ámbito salonista femenino. Y quienes dieron un paso al costado del campo de juego acompañan desde otro lugar: desde el tablón. El amor por el equipo llevó a varias de sus integrantes a unirlas para siempre. De esta manera, miembros del actual plantel, ex jugadoras y el entrenador realizaron una manifestación de amor por Máquina al tatuarse el logo y el nombre del equipo. En la tribuna del exhipódromo de la ciudad de Paraná las protagonistas de esta historia recibieron a Ovación. En ese espacio verde de la capital entrerriana Ayelen Gillij, Maia Gillij, Adrián Chiavaro, Julieta Olivos, Jimena González e Irina Venturino compartieron su testimonio, palabras que dejan en evidencias su amor por la institución.
Futsal: transitarán con el Rojo a todos lados
Por Matías Larraule
“Particularmente el tatuaje era un asunto pendiente. El año pasado cuando jugamos la final del Apertura dijimos “si salimos campeones, nos tatuamos”. No se nos dio el campeonato, pero la idea era llevar al equipo en la piel por el amor que le tenemos y por todo lo que nos ha dado Máquina”, contó Ayelén, a modo de prólogo.
La cuarenta reactivó la idea de transformar la pasión en tinta. “Estaba en mi casa cuando las chicas me llamaron me dijeron ¿nos tatuamos? Ahí, enseguida arrancamos. Teníamos el tatuador conocido de Maia y le metimos”. Aye fue quien decidió el lugar a lucir el tattoo. “Cuando nos pusimos de acuerdo en hacernos el tatuaje, la Flaca (en relación a Ayelén) dijo “en el tobillo”. Todos pensamos eso, pero cuando llegó el día nos dice que lo íbamos hacer dos dedos arriba del codo para que se vea en los partidos, y a Aye no se le discute nada. Así que todos marchamos ha hacernos el tatuaje”, relató Maia, la hermana de Ayelén.
Adrián Chiavaro, el entrenador del Rojo, fue quien no lleva en su brazo el nombre del equipo. “Tengo ocupado esa parte del cuerpo, sino no tendría drama”, argumentó Suche. “La idea era tener el icono del escudo de máquina y el nombre del equipo. Para cada uno, y especialmente para mí, es muy particular y muy emocionante llevar el nombre del equipo”, agregó.
Luego profundizó: “Fue el primer equipo que dirigí, con el que más sentimiento tuve a la hora de estar en el equipo, ya sea dirigiendo o de manera directiva. Fue con el que más cosas linda viví. No soy de emocionarme en el deporte, pero al estar tan involucrado se cruzan esos sentimientos”. Para Maia, Máquina no solo se encuentra en la piel, sino también en su corazón. “Es totalmente representativo en mi vida. Amo Máquina y a cada una de las chicas que están dentro del equipo. Por eso di un si rotundo cuando se reactivó la idea de tatuarnos”.
Irina confesó que con Máquina cristalizó una meta persona. “Toda mi vida quise jugar al fútbol y con Máquina lo cumplí. A partir de ahí se abrieron un montón de puertas. Después jugué en otro lados, pero lo que viví en Máquina no lo viví en otro lado”, resaltó Iri.
Jime graficó al Rojo con una palabra sencilla, pero que sintetiza todo: pasión. Jugando para Máquina recibió la noticia más importante de su vida. “Estábamos en Corrientes a punto de debutar en el Nacional de Clubes. Estaba comiendo hasta que no pude más. Las chicas decidieron que me haga un test de embarazo en el vestuario. A partir de ahí dejé de jugar, pero siempre están las ganas de regresar”, aseveró Jime, quien en su piel también lleva el nombre de Luana, su pequeña hija. Juli es la más introvertida de todas, pero con dos palabras describió lo que significa el equipo en su vida. “Máquina es amor, es familia”.