Científicos de diversas instituciones se unieron para estudiar los desembarcos Científicos de diversas instituciones se unieron para estudiar los desembarcos pesqueros de los últimos 85 años y los monitoreos recientes de la Cuenca del Plata, con el fin de determinar las tendencias poblacionales de 27 especies de peces que se hallan bajo explotación comercial. Este estudio realizado por biólogos y biólogas coordinado desde el Instituto Nacional de Limnología (INALI), dependiente del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral (UNL), focaliza sus esfuerzos en tramo del Paraná ubicado entre las localidades vecinas de Rosario y Reconquista y acaba de ser publicado en un número especial de la revista Neotropical Ichthyology.
Estudian las poblaciones de los principales peces
Pablo Scarabotti, investigador del Conicet y primer autor del estudio, explicó que en la parte media del río Paraná, 15 de 21 especies monitoreadas durante los últimos 15 años mostraron tendencias poblacionales estables o positivas, mientras que las otras seis fueron declinando. En paralelo, en el alto Paraná, entre Corrientes y la represa de Yacyretá, se monitorearon 20 especies –en los últimos 27 años– de las cuales nueve mostraron tendencias poblacionales estables o positivas y en las otras 11 se observó una declinación de las mismas.
La explicación de estas tendencias serían los cambios ambientales a nivel de la cuenca del río Paraná y la presión de pesca, entre otros factores, tal como lo afirma el estudio.
La primera etapa de este proyecto consistió en reunir las estadísticas pesqueras nacionales desde 1934 a 1986 provenientes de 113 puertos distribuidos en los ríos Uruguay, de la Plata, Paraná, Paraguay y Bermejo; a lo que luego se sumaron datos de exportaciones de pescado de río desde 1994 a 2019.
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En una segunda etapa, el equipo analizó la información de diversos programas de monitoreo: dos de pesca experimental, en el Paraná Medio y en el alto Paraná; y dos de capturas de pescadores comerciales de las provincias de Santa Fe y Chaco. Esto facilitó información detallada y estandarizada sobre las capturas de peces en un período de entre 15 y 27 años, de acuerdo al programa.
El estudio permitió observar que el sábalo y el dorado tienen poblaciones estables en la parte alta de la cuenca, pero muestran leves declinaciones en la parte media y baja, "lo que podría deberse a una mayor presión de pesca en la parte baja de la cuenca y a fluctuaciones poblacionales de largo plazo producto de la menor producción de juveniles durante los últimos años", según Danilo Demonte, integrante de la Dirección de Recursos Pesqueros de Santa Fe. "Las especies de surubíes (pintado y atigrado) presentan poblaciones estables en todo el tramo medio del río Paraná", comenta Facundo Vargas, del Departamento de Fauna y Pesca del Chaco y añade, sobre el surubí pintado, que "presenta una tasa de crecimiento rápida y una capacidad de madurar a temprana edad, lo que podría explicar la estabilidad de sus poblaciones".
Otras especies que habitualmente se consideran amenazadas, como el pacú y manguruyú, mostraron tendencias positivas en el sector monitoreado de las pesquerías de la provincia de Chaco, indicando que sus poblaciones están en aumento. La boga y los armados, a pesar de ser muy explotadas comercialmente, también mostraron aumento en el Paraná Medio. Las tendencias de estas últimas especies podrían deberse a la mayor disponibilidad de alimento que tienen estos peces, ya que son los principales consumidores del mejillón dorado, una especie invasora que ha crecido en abundancia en las últimas dos décadas. Por su parte, el bagre amarillo, el moncholo, el bagre sapo y la tararira, se encuentran en declinación en toda la cuenca durante los últimos quince años, lo que podría atribuirse a la fuerte presión de pesca comercial y recreativa (sin devolución) que sufren estos peces.
Uno de los resultados más llamativos del estudio es que, entre la ciudad de Corrientes y la represa de Yacyretá, la mayoría de las "especies de cuero" o "bagres" (manduvés, bagre amarillo, moncholo, surubí y manguruyú, entre otras) están declinando. "Este fenómeno estaría asociado al aumento en la transparencia del agua que sufrió el río Paraná aguas arriba de la ciudad de Corrientes, producto de la instalación de represas en parte alta de la cuenca", asegura Sebastián Sánchez, investigador del CONICET en el Instituto de Ictiología del Nordeste.
Las conclusiones científicas del estudio apuntan a que el manejo pesquero del río Paraná no se reduce a establecer límites al volumen de extracción. De hecho, las principales especies como el sábalo, el surubí, el dorado y la boga, tienen un gran potencial reproductivo y pueden recuperarse de la alta presión pesquera si existen condiciones ambientales favorables para la reproducción, lo que implica atender muy especialmente aspectos como la conectividad entre el río y su llanura de inundación, la destrucción de los hábitats de cría y a la regulación del régimen hidrológico del río, como ocurre en varios sectores de la cuenca, regulados por represas hidroeléctricas.