Juan Manuel Kunzi / De la Redacción de UNO
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Está convencido de que quiere vivir del circo y sus historias
Nahuel Valiente está ensayando el número personal que presentará en la segunda edición del Festival de Circo Circolorín Colorado que empieza hoy en Paraná. Mañana, también dentro del encuentro circense más importante de la región, actuará con sus compañeras de La Compañía de lo Urgente, Marcela Acosta y María José Pacayut Klein, en el espectáculo El corazón, la niña y la botella.
Coordina el Globo Rojo, la escuela de circo que funciona dentro del Club Catamarca Central, es papá de Manuela y el compañero, en la vida, de Patricia Guastavino. “Ellas son mi sostén. Si no las tuviera a mi lado, sería todo mucho más difícil”, cuenta sentando en una de las colchonetas del gimnasio después de que el director, Gustavo Bendersky, lo liberara un momento para la entrevista.
En una de las paredes del Globo Rojo está colgada la agenda y sorprende porque, de lunes a jueves está completa desde la mañana hasta la noche. Solo el viernes por la mañana hay lugares disponibles. “Nos gustaría poder conseguir un espacio propio porque este es alquilado y dependemos de la gestión de la comisión del club. Estamos tratando de formar un grupo para concretar la cooperativa. Nos está costando”, resume sobre el proyecto que comenzó con Sara Krum y Rulo Pisani. Necesitaban un espacio para entrenar y a su vez dar clases para poder trabajar y vivir. “Es muy difícil vivir de la producción de espectáculos. Lo estoy intentando pero se complica. Le dedico mucho tiempo y la retribución es menor a lo que yo creo que tengo que tener. La gente no está acostumbrada. Somos profesionales y los que te contratan siempre te pelean el precio o parece que no vale nuestro trabajo”. Mientras describe la situación sus ojos cambian, se llenan de impotencia aunque logra frenar la bronca.
Es que los mano a mano que realiza con Marcela y Paca sorprenden por el nivel físico al que llegan. Es mucho esfuerzo el que realizan y es obvio que en ese proceso hay miles de horas invertidas, comidas saludables y un buen descanso. En el medio, como en todos los trabajos, están las obligaciones familiares que también llevan un tiempo importante.
Más allá de las complicaciones, insiste: “Estoy reconvencido de que esto es lo que quiero hacer para mi vida” y se olvida del ruido de las paletas impactando la pelota en la cancha contigua al gimnasio del circo que resuenan en los oídos poco entrenados.
Pensando en los proyectos que se vienen quiere seguir produciendo y montar funciones: “Nuestra meta es salir a los festivales con los espectáculos que generamos en La compañía de lo urgente y poder vivir de hacer lo que nos gusta. En cuanto al Globo Rojo, le dedico mucho tiempo para generar que se acerque más gente y conseguir nuestro propio espacio”.
Con la experiencia que logró en todos estos años se siente capacitado para pedir que el estado regularice el trabajo del artista circense que está desprotegido. Pide el respaldo para poder seguir creciendo. Él responderá siempre, en el escenario.
Llegó para estudiar y se quedó para actuar
Nahuel Valiente llegó a Paraná en 2001 desde Junín de Los Andes, provincia de Neuquén.
Tiene 33 años, estudió Bioingeniería en Oro Verde, se recibió, trabajó en la Facultad “por necesidad” y se decidió vivir del circo después de ser parte de la experiencia de Formación del Centro de Artes Circenses y Urbanas en la ciudad de Santa Fe. Asegura que los integrantes de la Compañía La Arena de Buenos Aires le abrió la cabeza y le mostró que podía tomarse el circo de una manera mucho más profesional. “Hacía circo con la Paka (en la escuela municipal) pero pensaba en dedicarme a la Bioingeniería. Cuando me metí más de lleno, me di cuenta de que era lo que quería para mi vida”.Como se ve en las fotos, sigue perfeccionándose en el palo chino y generando sonrisas cada vez que se mete en el papel de clown.