Javier Tenca/De la Redacción de UNO
La euforia tras cada partido se vivió también en discos y bares
El Mundial vivirá esta tarde su jornada cumbre. ¡Y en la final está Argentina! Algo soñado desde el primer día o al menos desde el debut del seleccionado argentino allá -parece que hace tanto...- ante Bosnia.
Con la primera victoria, los festejos fueron algo tibios. No era para celebrar tanto en la plaza principal de la ciudad durante el día.
Pero por las noches, las discos empezaron a calentar los festejos entre jueves y sábados. Enseguida el clima mundialista se apoderó como consigna para dar rienda a la alegría y la ilusión que empezaban a generar Messi, Mascherano y Di María, como estandartes de esa euforia inicial. Con el correr de los partidos, los organizadores de las discos empezaron a idear y crear sucesivas fiestas tras cada juego.
Para decorar, todas lo hicieron con banderines, globos y pelotas de fútbol. Una de ellas realizó entretenimientos: pelotas en las pistas, patear y convertir goles en arcos improvisados con agujeros para embocar y así ganar consumiciones. Y para el momento del cotillón, distribuían banderitas, cornetas, vuvuzelas y lanzar papelitos celestes y blancos. También se acudió a pintar caras, utilizar máscaras y gorros arlequines con los típicos con los colores patrios.
Mucho desenfreno y momentos para alentar a la Selección. Los deejays acudían a poner las clásicas canciones de anteriores mundiales y del actual. El “...Brasil decime qué se siente...” se coreó más de una vez, como el ‘himno’ que empezó a instalarse en cada argentino. En los últimas noches y ya con Brasil eliminado de la final, tras la goleada de Alemania por 7 a 1 en semis, se sintió más fuerte que nunca en todas y cada una de las pistas.
Las barras también lucieron con mucho merchandising, atendiendo con pelucas, gorros y caras pintadas.
Un clima festivo que se extendió tanto a discos para teens como para mayores. Esto se vivió de la misma manera entre chicos y chicas de 17 o 20 años y en otros de 30, 40 o 50. Es que tanta alegría desbordante, no tuvo límites en las edades para demostrar la alegría por los colores celestes y blancos que seguían avanzando en un Mundial que parecía haber sido organizado para verse todo verdeamarela...
Los restó bien a tono
La noche del pase a la final de Argentina se vivió muy especial en cada bar, fast food o restó de la ciudad.
Es que el partido Argentina-Holanda concluyó bien entrada la noche, luego de los 90 reglamentarios, el suplementario y los penales. Muchos vieron el partido en esos lugares gastronómicos. Con el triunfo hubo festejo en la Plaza y otros volvieron a cenar y celebrar en familia o entre amigos.
Las promos fueron ideales para atraer a festejar como lo hacen los argentinos: alrededor de una mesa, tomar cerveza y comer pizzas o picadas. Un menú bien clásico para charlar y comentar todo lo vivido (y sufrido) en lo que fue un partido muy estresante para todos.