Juan Pablo Varsky entrevistó a Paulo Londra para el podcast que postea en Spotify desde el año pasado.
Varsky aseguró que Paulo Londra es más tímido que divo
Ayer salió a respaldar al artista cordobés en su cuenta de Twitter.
A continuación, algunas revelaciones de Londra, el artista del momento que le huye a la (sobre) exposición publicado por La Voz.
“Jugando con el alma (la serie de cuatro capítulos sobre La Generación Dorada) es un peliculón que no puedo dejar de mirar. Mi mamá me llevó a un club de básquet pero jugaba horrible… Tenía la dinámica del fútbol, me ubicaba en cualquier lado. Después aprendí y no paré. Ahora me dan ganas de jugar la básquet y siento orgullo”.
“Eminem, batallas de acá, (el festival) Halabalooza… Eso me formó. Con las batallas conocí el respeto, el valor del barrio, y salí de mi zona de confort. Hasta entonces estaba en mi casa; estaba cómodo con mi familia, mi hermana, mi perro. A lo sumo, hacía unas rimas para reírse, alterando las letras de las canciones. Las batallas son tus ganas de expresarte; allí uno se muestra cómo es. Si querés aparentar algo, se va a notar. Era muy difícil la plaza al principio. Me acuerdo que un amigo mío me preguntaba ‘¿vos sentís lo mismo que yo? Porque cuando nos acercábamos a la plaza sentíamos miedo, ansiedad, nervios”.
“En las batallas me iba mal. Tenías que ser muy agresivo para ganar, y a mí me gusta el que fluye más. ‘No pego una’, pensaba, a veces, y me metí en grabar música. No me sale la agresividad”.
“Leones Con Flow son mis amigos del barrio y otros más allá de Córdoba. Un montón de locos”.
“Cuando saqué el tema Relax y tuvo un montón de visitas, me dije ‘chabón, ¿qué pasa?’”.
“En la primaria me encontré con locos re agresivos. Quería hacerme el rapero, quería hacerme el rapero y me tomaban de punto, me descansaban, me bolaceaban. En el baño, un loco con un anillo con una punta me dijo y ‘te pincho ahora, te pincho ahora, raperito’. ‘No, man, no me pinches’. Una de las cosas más lindas que me pasó con la música fue que el Día del Maestro hice un tema y me aplaudieron cuando lo presenté. Y los mismos locos que me agitaban me dijeron ‘bien ahí, bien ahí’. No me molestaron nunca más, me re gustó eso. Todo sirve. Si no me encontraba con esos locos que me agredían, nunca hubiera demostrado que podía hacer una canción”.