Favio Posca es capaz de ponerse en tanga para resistir el aislamiento tras el coronavirus. Y lo hace con el humor que lo caracteriza: “Yo no quiero dejarme ganar por la incertidumbre, pero lo que más mal me pone es que para los artistas el horizonte no se ve”, dijo el artista en diálogo con Télam sobre el futuro incierto que plantea la pandemia para el teatro. Ayer presentó Painkiller en el ciclo gratuito de trasnoche de La Plaza Online (Ver aparte).
Posca: "Para los artistas no se ve el horizonte"
“Si estás en medio del océano -ejemplificó el actor- sin salvavidas pero ves la playa a lo lejos decís ‘tengo posibilidad de llegar’, pero cuando no la ves te angustiás porque en mi caso vivo del arte. Es ahí cuando decís ‘voy a vivir el aquí y ahora más que nunca’”.
A la hora de considerar qué caminos eligió para resistir en estos tiempos de la pandemia, Posca respondió con su sello de origen: “Limpio la casa en tanga (N. de la R.: subió un video a sus redes en el que se lo ve barriendo al ritmo de la música literalmente en tanga). Eso que tanta felicidad le da a la gente yo lo llamo impulsos creativos, casi ni estuvo pensado: fui, me puse la tanga y me puse a limpiar. Pero también tengo mis momentos donde me detengo a pensar, pero no mucho”.
Y agregó: “Es cierto que cuando todo esto pase, si bien la gente va a tener ganas de verse en vivo y necesita reírse, también va a quedar sensible respecto a estar sentado al lado de una persona sin guardar distancia. Esto va a pasar muy de a poco. Yo estoy pensando en un 2021 más que en un 2020”, citó en cuanto a su continuidad en escena.
El torbellino creativo de Posca se frenó cuando la pandemia puso fin a las funciones de teatro en general y a las de Faking Posca en particular, espectáculo que se presentaba en el teatro Metropolitan del centro porteño. “Hasta ahora, en 30 años, nunca había parado, estuve todo el tiempo laburando, lo único que me pudo frenar fue esta pandemia y fue medio inevitable, jamás había estado parado”, repasó el artista.
Y en medio de esta parálisis involuntaria aseguró que extraña “absolutamente todo”: “Ir al teatro, la previa, el camarín, el encuentro con mis técnicos, desde que arranco hasta que me voy, el aplauso del público, la risa”.
Mientras tanto, cuando no está limpiando su casa en ropa interior, dice que trabaja en cambios que implementará para el show que dejó trunco la pandemia. En ese contexto la propuesta de inaugurar el ciclo de trasnoche de La Plaza Online (cuya temporada de adultos convocó más de 2.500.000 de espectadores virtuales) con una versión editada de su show de 2014 Painkiller, le resultó atractiva.
“Yo creé la trasnoche ahí, fui quien empezó a llenar las salas en ese horario y si bien soy muy receloso de mi material y nunca me interesó comercializarlo por fuera de las salas del teatro, tratándose de una propuesta gratuita y a beneficio (habrá un link directo con la página de donaciones de la Cruz Roja Argentina) y aportando desde el afecto y la historia que tengo con La Plaza, accedí”, explicó Posca.
Para eso, participó de la edición del material que, advirtió, “envejeció muy bien”. “Para mí fue nuevo, soy un tipo que apuesta y explota y puede brillar en vivo, ¿viste?, pero descubrí que te metés igual en el mundo Posca, aún no estando en el escenario, y yo me reía de textos que me había olvidado, como si no fuese el que estaba ahí”, apuntó.
Eso, dice, era lo que “preocupaba antes” y por lo que no quería comercializar sus espectáculos: “El vivo es incomparable y si bien lo sigo pensando, es tan potente lo que la gente va a ver y escuchar que igual va a entrar en el trip”, se ufanó.
—¿Esto abre la puerta a una posibilidad de teatro on line?
—Me han ofrecido de plataformas hacer teatro desde mi casa pero siempre he sido muy detallista, si se quiere obsesivo, en brindar calidad desde las luces, la escenografía, el vestuario. Yo podría hacer un show mío y la gente se divertiría, pero la calidad que yo brindo en el teatro sería imposible de conseguir. Por ahora estoy prefiriendo no hacerlo pero no sé qué va a pasar y tal vez en un futuro no me niegue y le busquemos la vuelta. No me parece mal, es una puerta que se puede llegar a abrir pero en principio prefiero resistir un poco y ver si podemos, en algún momento, grabar en el teatro sin público y eso sí venderlo, porque estoy solo arriba del escenario, con dos o tres técnicos guardando distancia se podría hacer tranquilamente, pero tiene que existir el protocolo para abrir los teatros.
—¿Mientras tanto hacés algún vivo de redes?
—Yo siempre usé las redes en función de transmitir alegría a la gente, en tanto y en cuanto tuviera ganas de hacerlo. Antes de la cuarentena y después. Por eso no tengo un millón de seguidores, pero los que tengo son fieles y gente que me sigue y me entiende. Pero no me interesa estar todo el tiempo trabajando para Instagram. Cada vez que tengo ganas como artista, desde la libertad y la alegría de poder hacer algo para la gente, lo hago. Como impulso artístico que la gente se va a copar y me va a devolver un montón de cosas lindas, pero sin la necesidad de decir: “Voy a lucrar con esto y tratar de que una marca me banque”. Simplemente porque aparte soy muy salvaje para eso y no creo que ninguna marca quiera comprometerse con lo que hago, excepto, quizás, alguna marca de tangas (risas).
Stand up on line para disfrutar un día entero
La temporada pandémica de la Plaza Online trasnoche tiene lugar desde ayer al sábado 1º de agosto, y presentará una selección de lo mejor de la comedia y el stand up de su cartelera. Cada función es gratuita y se iniciará a la medianoche de cada sábado (23.59) y permanecerá on line durante 24 horas.
Después del show de Posca, las tres funciones posteriores (sábados 18 y 25 de julio y el 1º de agosto) ofrecerán una selección de comediantes de stand up que participaron de las trasnoches del Paseo La Plaza y/o el Metropolitan: El 18 será el turno de Sebastian Wainraich, Peto Menahem, Martín Rocco, Dan Breitman y Dalia Gutmann. El 25 estarán Juan Barraza, Natalia Carulias y Martín Pugliese; en tanto el sábado 1º de agosto se podrá ver a Lucho Mellera, Connie Ballarini y Pablo Angeli. La intención es mantener viva la llama del humor.