Un perro que salta al vacío en la barranca del Parque España puede ser visto como un hecho extraño o quizá como algo circunstancial. Pero si eso se repite a lo largo del tiempo pasa a ser un fenómeno que se convierte en un mito urbano, que invita a reflexionar sobre ciertos comportamientos humanos. Con ese punto de partida, Hugo Grosso armó “Perros del viento”, la película que empezó esta semana su rodaje en Rosario con los protagónicos de Luis Machín y Gilda Scarpetta, más un amplio elenco entre los que se destacan el actor uruguayo Roberto Suárez, la actriz española Estrella Zapatero, Carlos Portaluppi y Lorenzo Machín, hijo de Luis y Gilda; y los locales Juan Nemirovsky, Roberto Moyano, Claudio Danterre, Mirta Maurizi, Gustavo Guirado, Adriana Sabbioni y Miranda Postiglione, entre más intérpretes.
"Perros del viento", filme rosarino que rescata un mito urbano
Por Pedro Squillaci
“Todo lo que vemos esconde otra cosa. Siempre queremos ver lo que está escondido detrás de lo que vemos”, dijo el pintor surrealista belga René Magritte. Sobre esa idea, Grosso dirigió un filme que tiene un registro documental, fiel a su impronta y sus antecedentes audiovisuales, y otra pata en los vínculos afectivos, en las heridas que no cierran con el paso de los años, sobre todo para los que pasaron los 50 años, “y que de algún modo siguen sangrando”, le dijo el realizador a La Capital.
Es una mañana nublada en Rosario, pero el sol ya empieza a asomar. La escena está montada a pocos metros del teatro Príncipe de Asturias y el Paraná se empieza a florear tras la barranca del Parque España. Hay un equipo de producción de unas veinte personas en un plantel en el que Milagros Alarcón (productora ejecutiva, actriz y mujer de Grosso), destacará que “hay paridad de género”. Un detalle no menor en los tiempos que corren y un ejemplo a imitar. Se pide silencio absoluto, Grosso dice “acción” y empieza el rodaje. En la escena, el actor local Claudio Danterre dialoga con Luis Machín y de fondo un muchacho y una joven vienen caminando y entran al colegio. La escena se repite tres veces. “Vamos de nuevo, que no decaiga”, dice el experimentado director con una energía que envidiaría cualquier realizador primerizo. “Listo, ya está”, dice Grosso tras la tercera toma y hay aplausos.
Siempre con barbijo, con protocolos estrictos que se mantendrán todo el mes de rodaje en la ciudad, Grosso se explayará: “La película «Perros del viento» surge a partir del mito urbano de Rosario que cuenta que perros de raza se arrojan al vacío en el Parque de España por alguna atracción extraña, algunos dicen que lo hacen motivados por un viento extraño o vibraciones de los ronroneos de los barcos que pasan por el Paraná. El tema es que el hecho existe, muchas personas testimonian sobre el salto al vacío de sus perros. Y a mí, metodológicamente para la construcción del guión, siempre me gusta partir sobre la construcción de un hecho real y utilizarlo para hacer una ficción que lo tome como referencia y que permita retrabajarlo o resignificarlo desde el punto de vista de crear un verosímil. Siempre me gusta jugar en el borde de lo documental y lo ficcional”.
“Recuerdo que por los años 90 leí alguna nota sobre ese tema, después hubo un mayor crecimiento del rumor, recién se había creado el Parque de España y se empezó a convertir en un espacio icónico de la ciudad. Ahí comencé a investigar y entrevisté a mucha gente que había tenido ese accidente con sus perros y también hablé a veterinarios y expertos en sonido, gente que me podía dar alguna idea de por dónde venía la cosa”, dijo Grosso.
Y agregó: “Después, como pasa siempre, se fueron mezclando cuestiones. Uno cuando escribe un guión lo hace en dos meses, pero lo que aparece en el papel es el resultado de todo un trabajo y una vida, es un punto de vista de la vida. Está la memoria a largo plazo jugando en eso, esas otras historias que nos cuentan y que uno cuenta y que nos van atravesando durante una vida van apareciendo ahí. De algún modo, lo que pasa con el mito urbano es que a mí me sirve para observar el comportamiento humano y el comportamiento animal, y reflexionar respecto de lo instintivo y lo racional. Hasta qué punto podemos manejar nuestro instinto y hasta qué punto la razón nos impide saltar al vacío cuando estamos ante una situación límite”.
La historia gira sobre Ariel, un escritor de baja monta, que se autoexilió en España para escapar de la contradicción que le generaba su vínculo sentimental con Laura, la esposa de su mejor amigo. Ariel trabaja en un ciclo transmedia llamado “Animalidad”, que visibiliza el comportamiento animal, y recibe mensajes bajo el seudónimo Magritte que refieren a “los suicidios caninos del Parque de España”.
El que envía los mensajes no es otro que Juani, un chico de 16 años, hijo de Laura y José María, a quien Ariel desconoce, porque nació al poco tiempo de su partida. Creyendo que ha sido convocado por Laura, el guionista regresa a su ciudad para investigar sobre el tema y, con cada dato que incorpora, se va volviendo más vulnerable, más primitivo, incluso hasta más animal; escindido entre el deseo por esa mujer, la posibilidad remota de ser el padre de Juani y la culpa por la deslealtad hacia su mejor amigo.
En un alto del rodaje, Machín contará con entusiasmo los sentimientos que atraviesan esta película, que van desde la prioridad desde lo artístico hasta el anclaje con la amistad y la familia. “«Perros del viento» es una película que venimos soñando hace muchos años, entonces es muy importante para nosotros este proyecto, más allá de la temática que cobró mucha relevancia en relación a lo curioso y extraño de que los perros se tiraran en el Parque de España. Es el puntapié para contar una historia de reencuentro amoroso. Son muchas las cosas que nos definieron a hacer esta película, una fue volver a trabajar con Hugo, con quien yo había hecho “A cada lado”; “Balas perdidas” y un cuento del Negro en “Fontanarrosa, lo que se dice un ídolo”, así que me une a Grosso una amistad de muchos años”, comenzará el actor, quien se conoció con el director en los 80, en el primer largometraje de Gustavo Postiglione “De regreso, el país dormido”, cuando Hugo integraba el equipo de trabajo del realizador de “El asadito”.
“Hugo Grosso cuenta historias de ficción que siempre tienen un anclaje en el documental, él es un documentalista que trabajo sobre la historia e Fernando Birri, de Alberto Olmedo y fijate que “A cada lado” era una historia documental de la construcción del Parque de España, así que también hay un punto de contacto allí”, indicó. Y concluyó: “Vuelvo a Rosario después de hacer «Milagro de otoño», la película de Néstor Zapata, y estos son los ejes que me definen como actor, sin dejar de lado lo que cuenta filmar con gran parte de mi familia, como Gilda, mi mujer; y Lorenzo, mi hijo, y hasta Aurora, mi hija más pequeña, que también colabora, así que filmar «Perros del viento» en mi ciudad tiene todos esos condimentos”.