Ante un auditorio repleto, La Rueda Teatro ofreció la segunda función de su primer espectáculo, Medea va, en la sala principal de la Casa de la Cultura de Entre Ríos. Y una función teatral a sala llena siempre es buena noticia, en especial en tiempos de crisis como la actual.
"Medea va", un inmejorable espectáculo debut para el grupo La Rueda Teatro
Pero la buena concurrencia de espectadores no fue sino un merecido marco para el excelente debut de esta nueva compañía integrada por Romina Fuentes, Pablo Vallejo y Daniela Osella. Esta vez, bajo la dirección del santafesino Edgardo Dib, quien también tuvo a su cargo la dramaturgia.
La obra es una versión libre de la tragedia clásica de Eurípides, pero la impronta pasa por una pregunta: ¿quién escribe nuestros destinos? Con un halo onírico y litoraleño, el espectáculo hace una elipsis narrativa para poner el foco en el final del derrotero de Medea y Jasón, cuando –tras la traición de él– ella es acusada de matar a los hijos de ambos y pasa a la posteridad como una bruja infanticida. Medea se resiste, vuelve al pasado una y otra vez, busca en su memoria para encontrar a los verdaderos responsables y enfrentar así a su tácito más omnipresente creador, quien selló su fortuna con letras doradas. Pero el destino la persigue bajo la forma de dos seres enmascarados que la atormentan constantemente.
La obra es dinámica, los diálogos son precisos, todo lleva a la acción y a la carga sígnica, citando –de vez en cuando– a Juan L. Ortiz, Alfonsina Storni y otros grandes autores argentinos. La puesta es visualmente cautivante: las luces, el humo, los objetos y los cuerpos de los actores se conjugan en una estética sutil y directa a la vez, creando momentos sublimes de intensidad dramática. La música ambienta y separa cada momento con precisión –recordemos que la historia no es lineal, sino que va y viene– comenzando con música a la usanza de la antigua Grecia, pasando por un vals, un aria de la ópera Medea de Cherubini, un tema de Gilda y Tren Expreso, de Raúl Barboza. La distribución escénica es distinta, con los espectadores a ambos lados del escenario, con lo cual se aprovecha mejor el espacio, aunque los espectadores de la última fila tenían que pararse en algunos momentos para ver lo que ocurría sobre el escenario. La calidad de los actores y su trabajo dio sustento a la propuesta, manteniendo en las escenas el conflicto y las necesidades de la acción dramática.
Casi en el final, justo cuando la tragedia alcanza su punto álgido, un inesperado paréntesis cómico saca al público de la consternación para hacerlo reír con ganas, y retomar luego la impronta inicial de la historia.
Tal como la serpiente que se devora a sí misma, el ciclo de la historia se repite eternamente, pero esta vez hay un cambio: el sentir de los personajes y las lecturas de los hechos son diferentes. Si el destino ya fue escrito por alguien, la interpretación quedará a cuenta de quienes lo leen.
La próxima función será el sábado 8, a las 21, esta vez en el centro cultural La Hendija (Gualeguaychú 171, Paraná).
Ficha artística
Actúan: Romina Fuentes, Daniela Osella y Pablo Vallejo.
Dirección y Dramaturgia: Edgardo Dib.
Diseño de banda sonora e iluminación: Edgardo Dib
Diseño de espacio escénico: Edgardo Dib y La Rueda Teatro.
Diseño y realización de vestuario: Karina Budassi - HUE.
Realización escenoplástica: La Rueda Teatro y César Osella.
Diseño gráfico y fotografía: Julián Villarraza
Operación de Luces: Sabina Piccini.
Asistencia técnica general: Carla Bernhardt.