Lucía Tomas: "Hacer teatro en Buenos Aires es una montaña rusa"
La artista interpreta el rol principal en "Pájaro de barro", la obra de Samuel Eichelbaum, junto a Daniel Hendler y Marita Ballesteros
17 de marzo 2019 · 00:17hs
Lucía Tomas tiene 25 años, nació en Diamante pero pasó su infancia y adolescencia en Paraná, primero en una casita en calle Libertad, y luego en la zona de la Plaza Sáenz Peña, donde aún viven sus padres y hermana. Actualmente reside en Capital Federal, donde junto a un gran elenco –que incluye a Daniel Hendler y Marita Ballesteros– interpreta al personaje principal de Pájaro de Barro, la obra teatral del dramaturgo entrerriano Samuel Eichelbaum, que vuelve a presentarse en el Teatro Regio después de 50 años, bajo la dirección de Ana Alvarado. Escenario dialogó con ella sobre su carrera.
—¿Cómo fue tu primer acercamiento al teatro?
—Mi primer acercamiento teatral fue aproximadamente a los ocho años, en un taller que daban por la tarde en mi escuela, la Miguel de Cervantes Saavedra, que lo dictaba Juanqui Izaguirre. También tomé clases con María Luz Gómez siendo pequeña, luego me formé en comedia musical con Favio Vides, y después llegué a las clases de teatro que Carlos Vicentín daba en Metamorfosis, luego se abrió su propia sala, Saltimbaquis. Una vez que lo conocí a él y sus clases no pude irme más. Creo que mi mayor enamoramiento con el teatro nació gracias a sus clases y con los grupos de laburo que se formaban ahí. Hacíamos funciones tipo varieté y muestras a fin de año. Teníamos grupos de impro, llegamos hasta hacer una mini gira donde terminamos actuando en un geriátrico. Todo muy divertido y enriquecedor. También estudié un tiempo danza jazz con Maru Ibarzábal en el Instituto de Danza de Carla Tista.
—¿Cuándo y cómo se dio la posibilidad de ir a Buenos Aires?
—La posibilidad de ir nació en 2011, hace 9 años ya, porque un día les dije a mis padres que quería venirme a vivir acá para estudiar teatro y me dijeron que sí, no hubo mucha más vuelta. Tengo mucha familia paterna acá en Buenos Aires y mí tía Iaia me recibió con los brazos abiertos en su casa donde también vivían mí tío Pipo y mi prima Carmencita. Además, acá en Buenos Aires ya estaban viviendo y estudiando teatro mí tío Matías Rodríguez, actualmente actor laburando en el under, y mi prima Melina Rodríguez, también laburando de actriz.
—¿Cómo es dedicarse al teatro en capital?
—Dedicarse al teatro acá es una montaña rusa. Por un lado es hermoso, ya que está repleto de actores, actrices, directores, dramaturgos con ganas y deseos de crear, así que en lo que al mundo del teatro independiente respecta, siempre se está en movimiento. Además de que está repleto de varietés y salas teatrales que han implementado ciclos de obras cortas para que se presente quien desee, una idea que crece cada vez más; es decir, lugares para actuar no faltan.
—¿Y en lo económico?
—Ahora, para subsistir económicamente se hace más difícil, sobre todo por cómo está la economía actualmente. El teatro independiente requiere muchas horas de trabajo y la mayoría de las compañías funcionan a manera de cooperativa, es decir que todos ponemos un porcentaje de nuestro bolsillo para comprar cosas que se necesiten. Son muchas horas de dedicación con cuerpo y alma, pero sin rédito económico. A veces salen subsidios y cosas por el estilo, pero alcanza para cubrir los gastos; y si hay alguna ganancia a través de esto o de los bordeaux tampoco alcanza para vivir. Por lo tanto, la mayor parte de los actores y actrices acá viven con varios trabajos o changas para poder llegar a fin de mes. Sin embargo, la oferta teatral siempre es grande, por suerte, si bien el público ha bajado notablemente desde que está este gobierno, porque cuando las papas queman lo primero que la gente deja de lado es el entretenimiento, por una cuestión económica básica. Pero acá la oferta teatral siempre es grande y hay muchas cosas para ver.
—Contame un poco sobre "Pájaro de barro", esta obra que, además, es de un autor entrerriano.
—Pájaro de barro es una obra de 1940, escrita por Samuel Eichelbaum. Cuenta la historia de una joven, Felipa, mí personaje, que persiguiendo a un artista de quién está enamorada rompe con los cánones sociales que se le estaban permitidos a una mujer en esa época. Emprende un viaje que termina siendo más de autoconocimiento y decisiones en busca de su libertad, que una historia de amor no correspondido. En ese viaje, también conoce a Pilar quién será la que la ayudará a dar el volantazo de su vida.
—¿Cómo se dio tu entrada al elenco?
—La posibilidad de trabajar acá nació a través de una convocatoria abierta vía mail, donde yo envié mi material y me llamaron para una audición, fue en dos partes, casi dos semanas. Fui seleccionada por Ana Alvarado, la directora; Galo Ontivero, quien coordina la producción; Eva Halac la coordinadora artística el Teatro Regio donde se presenta la obra, que pertenece al Complejo Teatral de Buenos Aires, y Gustavo García Mendy, quien se encarga de la música original de la obra.
—Contame sobre tu personaje y cómo fue el proceso de componerlo.
—El personaje que interpreto se llama Felipa Guzmán, es una joven fuerte con aspiraciones que no le corresponden ni a la época ni a su condición de mujer, pero eso no la frena en absoluto para ir tras sus deseos, nada le alcanza y siempre quiere un poco más. Es algo irreverente y apasionada. El proceso de construirlo fue a través de los ensayos, junto a la directora y compañeros actores; siempre una tiene una idea previa de cómo sería el personaje luego de leer el texto, pero la realidad es que cuando empezás a ensayar nunca es como creíste, siempre aparecen más colores, texturas, sobretodo en el encuentro con los demás actores. Asimismo, creo que en las funciones sigo descubriendo un poco más a Felipa. Cada día, si bien los textos y el recorrido de la obra es igual, aparece un nuevo color de Felipa para seguir indagando y profundizando. Y te diría que hay algo de ese personaje en mí, en el sentido de no conformarse, de que siempre hay más por seguir buscando.
—¿Y hacia dónde te gustaría encaminarte en el mundo del teatro?
—Y, mirá, yo ahora estoy viviendo el sueño de la piba, estar laburando donde estoy laburando, con los compañeros y compañeras con los que estoy laburando, es como que las expectativas se me están cumpliendo ahora. Sí me gustaría seguir trabajando en estos ámbitos oficiales, y además seguir en el ámbito independiente que es de dónde vengo y disfruto mucho hacer. Otros objetivos a cumplir, creo que serían hacer cine, eso me encantaría, filmar unitarios también. Ojalá que se cumplan, ¡que se cumplan!