El Festival Internacional CineCannábico del Río de la Plata (FICC), que ya cumplió dos ediciones en Montevideo, desembarcó ayer en Buenos Aires con una treintena de filmes que se ofrecerán al aire libre y por streaming, talleres y charlas, todo con acceso gratuito.
Llegó a Buenos Aires el Festival Internacional CineCannábico
El encuentro ofrecerá filmes de 10 países en tres secciones temáticas: Salud y cannabis, Activismo cannábico y Ficciones Cannábicas.
De los tres apartados que conforman la muestra, la sección Salud y Cannabis incluirá el jueves 11 una charla donde estará la presidenta de Mamá Cultiva, Valeria Salech; y la diputada nacional Ana Carolina Guillard, quienes impulsan la soberanía sanitaria con respecto al cannabis.
Entre las propuestas de esa sección en modo on line, en el canal de YouTube del festival habrá una mesa redonda el domingo 14, a las 19, con Sara Kochen y la antropóloga María Cecilia Díaz para acompañar la exhibición de Cannabis medicinal: el documental, de Kochen.
A la hora de las ficciones destacan, entre otras, La Daronne, una comedia con Isabelle Huppert; y los filmes uruguayos como el falso documental Traigan el porro, de Denny Brechner; y Fiesta Nibiru, de Manuel Facal.
Las sedes al aire libre del festival serán el Patio de la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985), los sábados a las 20; y el Patio de la Manzana de las Luces (Perú 294), los jueves con talleres a las 18 y documentales a las 20 y los viernes con ficciones desde las 20. Las entradas para todas las funciones se reservan en www.compartir.cultura.gob.ar.
“El FICC surge con la necesidad de ampliar las perspectivas culturales desde un enfoque social y comprometido hacia la temática del cannabis a través de la imagen cinematográfica como medio sensibilizador y transformador”, resalta a Télam Malena Bystrowicz, coordinadora de programación.
En el mismo sentido, el coordinador general Alejo Araujo apunta a esta agencia: “Nuestra intención es brindar información a través de este arte como disparador para debatir, derribar tabúes, normalizar la regulación, desde sus usos y costumbres en lo medicinal, recreativo, industrial, cultural, educativo, social, sin promover el consumo”.
—¿Consideran que nuestras sociedades están más maduras como para quitar el mito de la droga e incorporar la cannabis a la salud y también al arte?
—La cannabis y su regulación y usos se está debatiendo no solo en nuestro país o nuestra región, sino a nivel internacional. Viejas ideas, basadas en falsas informaciones, se están cayendo. También cae por sus magros resultados la llamada “guerra contra las drogas” y se empiezan a pensar nuevos paradigmas para la problemática. En cuanto al cannabis la lucha debe darse en principio para lograr una despenalización de su uso, y dejar de sumar víctimas y personas privadas de su libertad por el uso de la planta. Todas las luchas dadas desde la sociedad civil al respecto han generado información mucho más certera y desde el lado del uso medicinal o terapéutico una sensibilización de la opinión pública. Poco a poco se va generando un nuevo espacio para hablar el tema con mayor madurez y razonamiento para lograr una nueva regulación.
—¿La pandemia los hizo dudar acerca de hacer efectivo el festival?
—Nunca dudamos en hacerlo aunque tuvimos que postergarlo dos veces y replantearnos el formato. Tenemos un compromiso con las películas, las instituciones y personas que nos apoyan por darle un espacio desde la cultura a un tema fundamental para nuestra sociedad, para los derechos humanos de muchas personas. Es un tema que tiene que salir a la luz, y el cine es una manera poderosa y bella de abordarlo.
—¿Cuál ha sido la experiencia del festival en sus dos ediciones montevideanas?
—Fueron increíbles. El equipo del FICC somos de las dos orillas, nace y se desarrolla como un proyecto binacional, con la cultura rioplatense. Uruguay en materia de derechos, al menos con respecto al cannabis, es el horizonte para toda la región ya que la libertad que se respira y los resultados son un ejemplo de que las políticas públicas deben dejar el punitivismo y hacer leyes que beneficien a las personas. Hacer este mismo festival en la Argentina se hizo mucho más cuesta arriba, claramente por la temática y su “ilegalidad”.