La casa de los palos, de Sebastián Sarquís, actualiza en el mito del hombre lobo o lobizón con una mirada que apunta no solo a lo fantástico sino también a la exclusión social de quienes son diferentes, y que se puede ver el jueves y sábado a las 20 por Cine.ar y a partir del viernes, gratis, por Cine.ar Play.
"La casa de los palos", el mito del hombre lobo
“Cuando leí por primera vez el guion, percibí que, por debajo de la línea argumental dominante, había otras, no menos importantes, que se vinculaban con esta dificultad que impera en gran parte de las sociedades actuales en las que existe una importante cantidad de individuos que por más que se esfuercen por ser parte de ellas, de algún modo, son excluidos”, dijo Sarquís a Télam sobre el texto de Ignacio Vega.
En el mismo, una familia de montañeses vive aislada en medio del bosque y, en medio de un brote de rabia que ataca al hijo mayor, se debate entre permanecer en la casa o ir al pueblo en busca de medicina.
En medio de ello, un peligro que los venía persiguiendo desde hacía años se hace presente y deja en evidencia que ese distanciamiento social que militaban no solo es hacia el poblado, sino también hacia una antigua comunidad de la que eran parte y a la que no quieren volver.
“El sustento fantástico me daba la posibilidad de abordar otros aspectos: la soledad, el aislamiento, la segregación, la carencia de empatía, la falta de identidad y de cómo puede influir la fuerza del entorno familiar en ese contexto”, explicó el realizador.
– ¿Qué te atrapó del mundo de fantasía del hombre lobo?
–Los mitos en sí mismos, me resultan fascinantes. Sobre todo, por el hecho de que el mismo mito es visto e interpretado de diferentes formas de acuerdo a quien lo relata y en el lugar del mundo en el que ocurra. Lo que más me atrapó fue el gran desafío que representaba contar una historia de una familia de hombres lobo, pero con una mirada menos europea. Conscientes de su condición, animal pero que logran controlarlo reprimiendo su naturaleza con el objetivo de civilizarse. Son hombres y mujeres de carne y hueso que viven en una dualidad entre lo doméstico y lo salvaje, entre lo animal y lo humano, entre la razón y el instinto.
– Se podría decir que un mensaje de la película puede ser que “el amor vence a todo” ¿No?
–Bueno, eso es una lectura perfectamente posible. Particularmente, no me gusta hablar de mensajes en las películas, aunque, por supuesto, los tenga. Sin lugar a dudas, una buena armonía y contención familiar es favorecedora para sus integrantes. En el caso particular de esta película no se sabe a ciencia cierta el destino de los sobrevivientes. Me gusta la idea de pensar en un espectador activo, que complete la historia con su propia subjetividad.
–¿Es difícil hacer cine de género en Argentina?
–Yo creo que desde hace unos cinco años a esta parte es difícil hacer cine en general, en Argentina. La burocracia extrema que se instauró hace unos años en el Incaa y que aún perdura, la falta de actualización del costo medio, los presupuestos subvaluados por el aumento de los costos de producción, atentan contra la gran mayoría de los productores y realizadores independientes. No creo que sea difícil el cine de género en sí mismo. Tenemos técnicos altamente capacitados en el país y contamos con proveedores de primer nivel. Necesitamos que el Incaa, que es el organismo que regula y fomenta la actividad cinematográfica, articule los mecanismos que están a su alcance para producir un cine diverso en temáticas y formatos y que incluya todos los sectores. El cine es un gran generador de fuentes de trabajo directo e indirecto y muchos productores, actores, directores, técnicos y proveedores de servicios, están siendo afectados por la falta de producción.
–¿Cómo vivís esta nueva etapa de rodajes en pandemia? ¿Se puede filmar con los protocolos o es algo que solo pueden cumplir las grandes casas productoras?
–Hoy son muy escasos los rodajes que se realizan en pandemia. Son casos aislados de películas que debieron suspender su realización por el surgimiento de la Covid y ahora se están finalizando con un gran esfuerzo. El gran problema que hoy tenemos es el hecho de tener una industria paralizada con cientos de familias sin trabajo. No hay créditos ni financiamiento para proyectos nuevos. Es cierto que, en este momento, con la crisis que vive el sector, cumplir con los protocolos de rodaje es extremadamente complicado. Obviamente que para el cine independiente se hace más difícil aún porque el cumplimiento de los mismos insume una cantidad tiempos y recursos que hoy son imposibles de sostener. Pero insisto, el problema no es solo cumplir con los protocolos.