La actriz Julieta Zylberberg, que encarna a una traumada periodista de policiales en Post Mortem, nueva serie de TECtv y StoryLab que se estrena este jueves en la plataforma de Flow, afirmó en charla con Télam que la ficción tiene “un rol completamente esencial” y que en época de pandemia “el encierro fue salvado únicamente por el arte”.
"El encierro fue salvado únicamente por el arte", dijo Julieta Zylberberg
La intérprete de Relatos salvajes, El rey del Once y El 5 de Talleres, entre otras, es la protagonista principal de Post Mortem, que promete una trama policial inspirada en casos reales con un formato novedoso, al incluir entrevistas verdaderas que los personajes hacen a peritos forenses.
Creación de Nacho Viale y Diego Palacio con su productora StoryLab, con dirección del propio Palacio y guiones de Lucas Molteni y Luciana Porchietto, la trama se centra en los periodistas Florencia Rodra (Zylberberg) y Guillermo O’Reilly (Esteban Pérez).
“Lo que más me interesaba era que entre el momento en que la serie toma al personaje y en el que lo suelta al final ya es otro, tiene una curva muy interesante”, señaló Zylberberg sobre la evolución de Rodra desde ser una completa novata en el tema criminal hasta quedar acusada de un crimen de venganza.
Es que cuando inicia la serie tanto ella como O’Reilly están detenidos y acusados por un homicidio, y es a través de una estructura que va y viene entre el presente y el pasado que se revelará cómo impactó en ellos el paso de ser cronistas de secciones “frías” de la redacción a conformar un equipo de crónicas forenses de casos de alto impacto por orden de su jefe (Alejandro Awada).
De la mano de un perito forense encarnado por Diego Velázquez, que da acceso a la trastienda de los casos más espantosos y violentos, Rodra comenzaría a compilar un catálogo de atrocidades que despierta la memoria reprimida de un pasado perturbador y la idea de hacer justicia por mano propia.
La producción de la que participa el canal del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación cuenta con ocho capítulos y un elenco de grandes figuras al que se añaden Rafael Spregelburd, Claudio Tolcachir, Belén Chavanne, Dario Barassi, Eugenia Alonso, Juan Gil Navarro y Jorge Marrale.
–¿Cómo es Florencia Rodra?
–Es una periodista que trabaja en tecnología, y la convocan junto con su compañero a un tema en el que no están familiarizados para nada, que es el de investigar crímenes y noticias policiales. Es un personaje bastante parco, y en su recorrido de empezar a contactar con la muerte y con los crímenes algo se le va desanudando y aparecen cosas súper oscuras de su pasado, que la constituyeron como persona. A raíz de este vínculo y de un vínculo amoroso con su compañero empieza a desatar cosas suyas. Cuando empieza la serie están los dos en la cárcel y no se sabe bien qué pasó, a quién mataron.
–Hasta hace poco encarnabas a la oficial Blanco en “El jardín de bronce” (HBO), que como policía también convivía con casos horrorosos. ¿Algo de esa experiencia allanó tu proceso en este nuevo papel?
–Sí, más que nada en lo turbio del contexto, el entorno y los temas. Aunque si bien tienen similitudes, una encara absolutamente desde adentro de la fuerza policial, utilizando todo lo que tiene a disposición, mientras que Rodra lo hace desde la ignorancia absoluta; es mucho más emocional, es casi una persona cualquiera a la que ponen a investigar.
–Ya en el primer episodio pueden verse las entrevistas que sus personajes le realizan a expertos reales del mundo forense y que le dan a la ficción un carácter didáctico, en ese caso con el profesor Ricardo Torres Medrano. ¿Cómo fue esa vivencia?
–Me encantó; es como que te invitan a una cena con gente que no conocés y te dicen “este trabaja en balística”. Esas personas viven en otro planeta diferente al tuyo, y con ellos descubrís todo eso que no conocías. Aunque sí estaban guionadas, porque los personajes necesitaban hacer determinadas preguntas para entender un caso, me surgían preguntas a mí desde mi lugar, desde Julieta, que no sé si habrán quedado registradas en la serie. Los acribillamos a preguntas.
–¿Por qué fascinan tanto al público las ficciones criminales?
–Creo que se vincula con algo de la locura, que seducen mucho esos temas porque uno habita una sociedad y vive en un mundo con gente con la que estudia o trabaja. Hay reglas que uno sigue para habitar este mundo y a la vez hay algo animal, algo instintivo que está muy cerquita, del odio, que uno no cruza pero nos llama la atención ver lo que pasa cuando alguno sí corta esos hilos. La cercanía con la locura, con un asesinato, está ahí, reprimida para la mayoría, pero es exorcizante ver que otro lo haga y que encima no pase nada porque es ficción. Queda en el plano de la fantasía.
–La serie se rodó en un contexto diferente al del estreno. ¿Cómo se resignifica el rol de una serie como esta y la ficción en general en medio de la pandemia?
–La verdad que es contradictorio. El encierro fue salvado únicamente por el arte, por poder verte una serie, una película, por escuchar música. Creo que tiene un rol único y absolutamente esencial, pero a la vez rodar es lo que no se puede hacer ahora. Un rodaje son muchas personas y por ahora es un poco peligroso. Hay un protocolo y de hecho de a poquito se comienza a grabar, como El reino (Netflix), pero es una producción muy grande y tiene más facilidad.
–¿Te preocupa cómo va a quedar el sector al final de este camino?
–El sector está pasando un momento imposible. Todos los técnicos de cine están trabajando de otra cosa, vendiendo comida, arreglándosela con otras cosas. Trabajaban al día, y se les complicó muchísimo.