A comienzos de la década de 1980, cuando Brasil todavía no lograba salir de la larga noche de la represión dictatorial Corinthians, el equipo más popular de Sao Paulo, se debatía en una decadencia institucional y deportiva similar a la del país.
En ese contexto Adílson Alves Monteiro, un sociólogo con ideología de izquierda, asume la dirección futbolística del club. Ello, sumado a la convivencia en el plantel profesional de jugadores que sentían empatía por el activismo político y las causas justas (fundamentalmente el Doctor Sócrates, Casagrande y Wladimir) fueron el caldo de cultivo para el nacimiento de una experiencia extraordinaria.
La Democracia Corinthiana fue breve e irrepetible. En medio de un país que clamaba por libertad un grupo de futbolistas sometían a votación cada decisión importante: viajes, concentraciones, contrataciones y hasta la formación del equipo que saldría a la cancha. Y dentro de esas decisiones optaron por compartir los premios (que habitualmente se reparten entre los jugadores que estuvieron dentro del césped en cada victoria) con todo el plantel profesional y quienes lo acompañan habitualmente (utileros, chofer, etc).
El documental Democracia em preto e branco, da cuenta de este fenómeno. Pero su director Pedro Asbeg no se queda en esta anécdota de increíble fuerza simbólica, sino que realiza una profunda descripción del estado de las cosas por aquellos años en Sao Paulo y Brasil. De hecho el futbol es apenas uno de los tres pilares que utiliza el documental para hacer este retrato de época, los otros dos son el rock como forma de expresión contestataria y la lucha política.
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