Luego de conocerse que Gendarmería Nacional incautó 425 aves silvestres en cautiverio transportadas en un ómnibus de larga distancia procedente de Colón con destino a Buenos Aires, desde el Área Técnica de Recursos Naturales, Flora y Fauna de Entre Ríos, Antonio Velazco explicó a UNO que “de acuerdo a la legislación vigente, tanto la caza como la comercialización y la tenencia de las especies autóctonas de la provincia están prohibidas. Lo que no sea de Entre Ríos y circule debe tener una guía de origen y con un permiso otorgado por las autoridades del lugar de procedencia”.
Es constante el tráfico de aves y advierten una menor población
El funcionario admitió que “es habitual que se incaute este tipo de cargamentos” , aunque no especificó estadísticas.
A la par de ello, el biólogo Alfredo Berduc, director del parque General San Martín, un área protegida ubicada a 23 kilómetros de Paraná, sostuvo que si bien las especies que se cazan para ser comercializadas no están en peligro de extinción, se nota una importante reducción de población de aves.
Por otra parte, comentó que “es importante que la gente sepa que no se puede tener un ave enjaulada en su casa. Muchas veces van a una veterinaria o una forrajería y adquieren algún espécimen pensando que es legal, pero la ley indica que no está permitido”.
“Además hay que tener en cuenta que además del daño que se ocasiona al ave que vive en una jaula, lejos de su hábitat natural, generalmente por cada animal que se vende han muerto entre cinco y siete durante la cacería, el traslado o en el intento de adaptación a su nuevo ámbito de vida”, afirmó.
En estos casos se aplica la Ley nacional Nº 22.421, referida a la Conservación de la Flora y la Fauna Silvestre, y la Ley provincial Nº 4.841, que regula la caza en Entre Ríos.
Decomiso
El fin de semana, en la intersección de la ruta nacional Nº 34 y ruta provincial Nº 39, en el Departamento Uruguay, personal del Escuadrón 6 Concepción del Uruguay halló en la baulera de un colectivo cuatro jaulas con 364 jilgueros, ocho reinamoras, 50 verderones, dos corbatitas y un cardenal copetudo que pertenecían a dos personas que no contaban con la documentación que avala su legal tenencia y transporte. Por la contravención dos personas de nacionalidad uruguaya fueron detenidas, una de ellas con antecedentes por la misma infracción.
Serían muchas las comunidades autóctonas que se ven afectadas
Si bien las especies que se cazan de manera furtiva para su comercialización no se reconocen en peligro de extinción, se nota una importante reducción en el número de aves que integran las distintas comunidades. En este marco, el biólogo Alfredo Berduc señaló a UNO que “el avance de la actividad agropecuaria, la fumigación, la extensión de las fronteras urbanas, han modificado notablemente los ambientes en que viven, y si a esto le sumamos que se están extrayendo las aves de sus ambientes naturales para venderlas, se conforma una conjunción que hace que las poblaciones muchas veces estén muy comprometidas”.
“El cardenal amarillo es una de las especies más afectadas. Hace 20 años se podían ver todavía algunos ejemplares en la zona del parque San Martín, pero desde hace 15 años no se registra su aparición en nuestros muestreos, por lo que podemos decir que a nivel local está extinguido y el factor principal de este hecho es la cacería”, aseguró.
Tráfico y problema social
Berduc comentó que “las aves más raras, como el cardenal amarillo, posiblemente sean vendidas fuera del país. Otras especies más comunes se venden en la zona o en Buenos Aires”. En este marco, afirmó: “Esto forma parte de una triste realidad, donde quien caza los ejemplares es gente que lo hace para subsistir. A un cazador seguramente se le paga entre 15 y 30 pesos por cada ave capturada, que luego se termina vendiendo a 500 pesos en Buenos Aires o a miles de dólares o euros si las exportan. El que se lleva la mayor tajada es el intermediario, que se aprovecha de la necesidad y la pobreza de quien atrapa las aves”.
“Es común que las transporten en colectivo en condiciones despiadadas, como en bolsos cerrados con un pequeño orificio para que respiren. Muchas mueren en el camino”, aseveró.