Desde 1992, por Decreto N° 1.212, se estableció la prohibición de la circulación de carros con tracción a sangre en la zona denominada dentro de bulevares, de Paraná, y en las principales avenidas, como Almafuerte, Ramírez, De las Américas, Don Bosco, Circunvalación, Gobernador Uranga, Churruarín, Larramendi, Zanni y Newbery. Más acá en el tiempo, a fines de 2016, se sancionó la Ordenanza N° 9.537, que amplió la prohibición a todo el ejido urbano: en este último caso se propuso que sea progresiva, desde el microcentro hacia los barrios, para cumplirse plenamente en un año.
En la tercera década del siglo XXI, la tracción a sangre es un problema sin solución
Juan Manuel Hernández
Ninguna de las dos normas se cumplió nunca. La problemática resulta ser compleja, por sus aristas sociales, y también por el maltrato animal, tal como ha reseñado UNO en diversas oportunidades a lo largo de los últimos años.
En 2013, durante la gestión de Blanca Osuna (2011-2015), se puso en marcha un programa de trabajo que tuvo como aspecto saliente la entrega de motocarros a cambio de los caballos. Ello se complementó con programas de alfabetización y cursos de manejos para los beneficiarios; mientras que los animales eran trasladados a predios donde en instituciones con convenios con la comuna recibían cuidados y la atención pertinente. El programa siguió con algunos sobresaltos, y menor presupuesto, durante la administración municipal saliente.
Sin embargo, en todos estos años se entregaron unos 180 motocarros, aproximadamente. Y la presencia de la tracción a sangre en la vía pública –también como un reflejo de la realidad social paranaense– no se ha erradicado.
Ayer el tema fue puesto a consideración en una reunión presidida por la titular de Seguridad Vial, Movilidad y Ordenamiento Urbano de la Municipalidad, Lucila Haidar. Según se informó, la funcionaria mantuvo un encuentro con la diputada provincial Carina Ramos, y Lucas Garcilazo, de la Subsecretaría de Bienestar Animal municipal, con quienes abordó, entre otros temas, la erradicación de la tracción a sangre.
En ese marco se hizo conocer que respecto de los carros tirados por caballos “es una metodología de movimiento que se pretende poner fin en el marco de la Ordenanza Nº 9.537 de Erradicación de la Tracción a Sangre. De esta manera se garantizará una mejor calidad de vida de las personas que utilizan este medio de movilidad como modo de sustento, y de los equinos, utilizados para tal fin”.
Para ello, se informó que se busca articular con otros organismos su cumplimiento y además brindar mayor seguridad en las calles de la ciudad.
“Es una tarea que nos compete a todos y debemos trabajar no solo por el ordenamiento, sino también por la seguridad. El hecho de que circulen en el ámbito de la ciudad sin medidas mínimas de seguridad hace que tengamos que ser aún más conscientes en lo que hace a la seguridad vial. Además, si cualquier vehículo choca a un carro queda prácticamente a la deriva porque no hay ningún tipo de seguro o protección. Son políticas que tenemos que comenzar implementar y que tenemos que proyectarlas entre todos”, reconoció Haidar, que destacó como muy positivo el acercamiento con la legisladora.
Asimismo, señaló que será necesario “capacitar a los agentes de Tránsito, porque requieren una formación especial con la que hoy no cuentan y también hay que trabajar en la concientización de los ciudadanos en cuanto a prever este tipo de situaciones y ver cómo se modifica esta costumbre”.
“Las secretarías de esta nueva gestión municipal no son compartimentos estancos. Todas tenemos puntos en común por trabajar y este es uno de los aspectos. No para sacar a aquellos ciudadanos que realizan una tarea que le proporciona su alimento, sino para que puedan desarrollar este trabajo en condiciones dignas y con otros parámetros”, dijo Haidar.