Daniel Bianni encontró en el deporte la mejor herramienta para solucionar sus problemas personales. Superó los obstáculos. Se transformó en uno de los mayores exponentes entrerrianos del kick boxing. Compitió por títulos internacionales en el ámbito amateur. Hasta que un día decidió trasladar todos sus conocimientos a aquellos que, por cuestiones económicas, no tenían la posibilidad de practicar esta disciplina o se veían imposibilitados de trasladarse a otras localidades para competir.
El título mayor es la contención social
Daniel Bianni lleva adelante desde hace 12 años un programa deportivo de recreación e integración que apunta a brindar soluciones a personas que ingresaron en el mundo de las drogas y el alcohol.
Por Matías Larraule
13 de octubre 2018 · 23:07hs
Comenzó a brindar exhibiciones en los barrios de la capital entrerriana. Actualmente lleva adelante los entrenamientos los lunes, miércoles y viernes en la escuela de kick boxing y Full Contact "Carlos López" que funciona en el salón de la comisión vecina barrio Villa Sarmiento. Su intención no es únicamente formar campeones del deporte, sino brindarle una posible solución a aquellos pibes que ingresaba al mundo de las drogas y el alcohol para escapar de sus problemas.
De esa manera gestó un programa que bautizó bajo el nombre de "proyecto de contención, recreación e integración. "Quien ingresa en este proyecto tiene que estar convencido que debe cuidarse porque la principal herramienta para entrenar este deporte es su propio cuerpo", remarcó Daniel Bianni, en diálogo con Ovación.
Bianni indicó que uno de los requisitos fundamentales para iniciar este camino es llevar adelante una vida saludable. "Cero droga, cero alcohol", aseveró. "Sé que es muy difícil hacer una dieta deportiva, pero se puede", aseguró.
Raíces. Daniel retrocedió en el tiempo y contó como surgió la idea de darle vida a este proyecto. "Volvía de pelear en un mundial en Brasil junto a Carlos López, que es mi maestro en esta disciplina, y en una entrevista que me hace una revista especializada en artes marciales me dicen: "Sos el único entrerriano que está compitiendo en el exterior". Ahí me cayó la ficha. No es que sea el mejor, sino que había muchos chicos que no pueden competir por cuestiones económicas mientras que yo podía pagarme el pasaje. Ahí comencé el trabajo yendo plaza por plaza a brindar exhibiciones. Veía chicos fumando marihuana. Alguno de ellos eran hijos de mis amigos", recordó.
"Nos dedicamos a hacer kick boxing de manera recreativa, pero llega un momento que los chicos comienzan a entrenar en forma competitiva. En ese nivel tenemos 10 títulos internacionales", agregó, en la continuidad de su relato.
Más allá de los logros obtenidos en el ámbito competitivo, Bianni aclaró que el mayor campeonato conquistado es el de la contención social. "El resultado que más me interesa es la parte humana. El cambio que genera un arte marcial. La formación psicofísica. Muchos familiares marcan el cambio que tienen las personas. Yo soy un instrumento, el que cambia a las personas es el deporte", resaltó.
"Cuanto más temprano se lo toma a un chico de la calle y se comienza a inculcar valores es más satisfactorio y menos complicado el cambio. Cuando es más grande, tiene otra personalidad, cuesta un poco más. Uno no es lo importante, sino las ganas de la persona de cambiar y ahí están los resultados", valorizó.
El impulsor de este proyecto mencionó que la mayoría de sus alumnos que entrenan en forma competitiva iniciaron su recorrido en el programa desde el inicio. "En un primer momento la idea del proyecto era sacarlos de las droga, pero después nos dimos cuenta de que es más fácil prevenir a que ingresen a ese mundo. Por eso comenzamos a trabajar con niños. Acá les marco el camino, después les enseñó a caminar. El que quiere competir en las grandes ligas, porque todos se quieren colgar un cinturón, sabe que hay un solo camino para lograrlo: entrenar y meterle mucha pasión", subrayó.
Bianni aclaró que los alumnos no están obligados a abonar un arancel para formar parte del proyecto. "La cuota es voluntaria y no están obligados a abonarla. Es una colaboración porque esto genera gastos y también se crea un fondo para ayudar a algunos compañeros a competir o para comprarle zapatillas para ir a correr los días que no entrenamos en el gimnasio".
Por último, aseguró que el kick boxing no es un deporte violento. "El entrenamiento es agresivo, pero esto no significa que la actividad es violenta", diferenció. "Cuando termina una pelea los dos competidores finalizan abrazados agradeciéndose la oportunidad que se dieron. Sin un adversario es imposible practicar. El compañerismo y los vínculos que se generan son impresionantes", concluyó.