“Acá estamos como cada 8 de enero, visitando al Gauchito. Primero no creía mucho en él, pero viendo que cumplió con cosas que le pedí, me hice muy devoto. Le digo a la gente que crea; yo antes no creía pero me ha ayudado mucho. Hay que pedirle con el corazón”, contó Mauro Ramírez, uno de los tantos devotos que se reunieron en el santuario del Gauchito Gil ubicado a la vera de la Circunvalación, en la capital provincial.
El santo que le cumple promesas a los pobres reunió a cientos de devotos en Paraná
Foto UNO / Juan Manuel Hernández
Juan Manuel Hernández
Juan Manuel Hernández
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Foto UNO / Juan Manuel Hernández
Repitiendo el rito que se multiplicó por otras ciudades y rutas del país, el correntino Antonio Gil Núñez –que vivió en el siglo XIX– recibió las muestras de devoción, agradecimiento y también los pedidos de miles de familias que lo convirtieron en uno de los santos más populares del país, pese a que no es reconocido por la Iglesia Católica –el festejo solo es acompañado por parroquias de la Diócesis de Goya, Corrientes–.
“Conocí al Gauchito por unas amigas que me decían que le pidiera por mi trabajo. Le pedí con fe y él intercedió. Empecé a creer en él, así que venimos cada vez que podemos, en especial cada 8 de enero. En casa tenemos un santuario chiquito: ahí le ponemos una copita de vino, le prendemos un pucho, una velita. Hay que creer y pedir con fe. Le pedimos salud, trabajo, y en este caso por mi embarazo, para que nos ayude”, dijo Ayelén Pereira a UNO.
“Cada vez que se le pide o se le agradece algo, hay que prenderle una vela”, recomendó.
Al ritmo del chamamé, desde la medianoche y con mayor intensidad a lo largo de la jornada, decenas de personas pasaron por el predio ubicado a la vera de la Circunvalación, donde hace más de dos décadas erigió un santuario la familia de Susana Lescano. Como es habitual, artistas de la ciudad y de la región rindieron su culto, en espontáneas actividades organizadas en tributo al santo pagano, también conocido como “el gaucho de los milagros”.
La enorme gratitud y devoción de sus fieles resalta en el interior del santuario, colapsado de imágenes y objetos de agradecimiento o pedidos. “Vengo porque soy devoto desde hace 15 años. La primera vez vine por trabajo y me consiguió. Desde esa vez no falté nunca los días 8. He ido a Corrientes también, donde está el gauchito más grande. Es como si fuera nuestra guía; está Dios, pero también está el Gauchito. Tenés su figura en casa y le pedís cuando estás mal o bien”, contó Martín.
Justamente, el centro de las celebraciones fue en Mercedes, con casi 300.000 personas que rindieron su devoción por el gaucho, muerto en 1878 a manos de la Policía perseguido por desertor de las filas autonomistas de Corrientes. Su figura se propagó como milagrosa al salvar con oraciones en su memoria al hijo de su verdugo.