“Cuando llegué a Ezeiza el 9, mi papá me saludó con el codo y nos reímos un rato y después estuvimos hablando mucho”, contó aún emocionado. Catriel Fonzo, hijo del árbitro nacional, no veía a su familia desde septiembre.
El pibe que estuvo varado un mes y medio
Se fue a Italia luego de hacer inferiores en Colón a buscar un futuro profesional. Llegó al norte para hacer el pasaporte comunitario y el trámite salió cuando la temporada ya había arrancado. Su representante le consiguió un equipo amateur en el sur para jugar dos partidos en Policoro en la categoría Eccellenza y de repente todo se paró por la pandemia.
Sin posibilidades de jugar y aislado para llevar una vida normal con mucha incertidumbre fue por el intento de volver.
Sacó pasaje para el 20 marzo, pero el 16 fue el último vuelo que partió para Argentina. A partir de allí buscó varias opciones y hasta lo llegaron a bajar de un avión.
Se quedó varado en Roma y pudo conseguir un hotel para pasar la noche. Su familia se movió rápido y el Consulado argentino le consiguió alojamiento en una universidad perteneciente a una Congregación Franciscana. Allí estuvo desde el 28 de marzo hasta el 8 de mayo. Ese día comenzó el regreso.
“El 29 de marzo salió un vuelo de Alitalia, pero había que pagarlo 1.200 euros, entonces como tenía el pasaje de aerolíneas para el 9 decidí esperar dos semanas. El 8 de mayo nos pasaron a buscar, estuvimos desde las 4 en el aeropuerto llenando formularios y controles médicos y recién a las 18.30 salimos desde Roma y llegamos a las 4 de la mañana”, contó el chico de 18 años.
La estadía de Catriel, más allá de la preocupación de estar en uno de los países con mayor cantidad de contagios, fue cálida porque se relacionó con un grupo que estaba en la misma situación.
“Todos íbamos para el mismo lado y todos teníamos la expectativa. Se formó un lindo grupo y hasta el día de hoy seguimos en contacto. Yo era el más chico y había una pareja de jubilados. Hubo gente de Bahía Blanca, Buenos Aires y La Rioja”, comentó el entrerriano acerca de su paso por la capital italiana.
“Es un alojamiento que está dentro de una facultad. Tenemos habitaciones y abajo hay aulas y una biblioteca y del otro lado los estudiantes de Teología de distintos países. Tenemos desayuno y almuerzo y a la noche nos cocinamos, pero nos traen todo para que nos cocinemos”, comentó a La Radio de UNO cuando fue entrevistado desde Roma.
EMOTIVO.
Las permanentes llamadas y los vericuetos por los que ahondó su familia para verlo de nuevo fueron angustiantes. Por eso el reencuentro fue “muy emotivo” y especial recordó el pibe que comenzara a jugar al fútbol en Neuquén.
Catriel tiene que hacer cuarentena obligatoria y estricta hasta el 29 y está “muy cómodo y a gusto” en su casa. “Volver a casa es todo nuevo y además de estar contento, es raro porque todo cambió a partir de la pandemia”, comentó.
“Estoy lo más aislado posible de todo, pero ya se siente el afecto de la familia y eso hace que los días se me pasen mucho más rápido”, comentó.
Dijo que por lo pronto no se “entrena” en casa, pero después del 24 seguro comenzará a moverse.
EL FUTURO.
Catriel Fonzo sigue con la intención de continuar su carrera en el fútbol europeo donde ya tuvo su primera experiencia. Pero el mediocampista sabe que aún no hay nada definido. De todos modos no descarta jugar en el país.
“Mi idea es volver cuando se arregle todo, pero tampoco se sabe qué puede pasar porque la mayoría de los clubes de esa categoría son mantenidos por empresarios gastronómicos y está todo parado y están mal. Por otro lado no sé cuándo se van a volver a habilitar los viajes desde acá”, sostuvo.
En tal sentido dijo que en caso de no poder salir buscará “un lugar en el fútbol argentino” para mantenerse en ritmo de competencia.
Sebastián Gálligo / Ovación