El 20 de julio de 2012 Rafael Amaya iba junto a su esposa conduciendo su auto por avenida Ramírez, en Paraná, cuando advirtieron que un motociclista arrastraba una perra casi muerta delante suyo.
El heroico rescate de una perra maltratada, siete años después
Por Adriana Pacheco
Sin pensarlo demasiado, pararon el auto y lo increparon. El maltratador de la perra no dio demasiadas explicaciones, y entre Rafael, su esposa y otro transeúnte solidario, tras discutir, le quitaron el animal que agonizaba, casi ahorcado, con un cable negro atado alrededor del cuello.
Casualmente a pocos metros se encontraba entonces el veterinario Gerardo Battauz quien rápidamente atendió al animal y decidió donar sus honorarios ante la crueldad evidente: además del maltrato, la perra había sido madre horas antes. El destino de esos cachorritos no es difícil de imaginar.
La perra a la que Rafael llamó Amiga por haberla rescatado el 20 de julio, pasó unos días en su casa y luego estuvo en una casa de tránsito, donde se repuso de las quemaduras en su piel por el roce del asfalto, de la desnutrición, y luego fue castrada, vacunada y desparasitada hasta ser adoptada por Sandra Esquivel.
“Lo primero que hicimos fue cambiarle el nombre a Mora”, cuenta Sandra, que decidió conocerla al verla en adopción en la sección Animalada de UNO. Sin dejar de recibir besos y miradas de agradecimiento de Mora, Sandra comenta que la perrita (ahora bastante más gordita y saludable que siete años atrás) le tiene terror a las escobas y que les costó mucho acostumbrarla al collar y la correa y a los paseos.
“Recién nos habíamos mudado a una casa nueva y con mi hija Paula decidimos solicitarla. Es un animal maravilloso, muy agradecido, de carácter hermoso, es muy especial y fue la primera de otros cinco animalitos que también adoptamos, encontrados en la calle” aclara.
Siete años después de aquel día, Rafael y Sandra se conocen en la Redacción de UNO.
“Estamos siempre en contacto a través de Facebook pero no habíamos tenido la oportunidad de encontrarnos nunca. Cuando compartí la nota del diario en mis redes sociales recibí más de 7.000 reacciones y comentarios, hasta de Europa, felicitándome por haberla salvado de una muerte segura”, comenta Rafael, mientras Morita le lame las manos en señal de eterno agradecimiento a su amigo.