A 76 años de una jornada que marcó y dividió aguas en la sociedad argentina que perduran y se profundizan, los justicialistas conmemoran y recuerdan el Día de la Lealtad, jornada en que los trabajadores se movilizaron,marcharon y reclamaron la libertad del coronel Juan Domingo Perón.
Día de la Lealtad: un antes y un después en la sociedad
Foto: Télam
Multitud. Fue uno de los hechos políticos más relevante del siglo XX en el país.
A partir de ese día, Perón se convirtió en líder indiscutido del movimiento político que llevó a que los sectores populares conquistaran derechos sociales y condiciones de ciudadanía. Y se inició claramente una etapa nueva en la historia argentina.
Aquel Perón, preso en la isla Martín García, era la síntesis de los derechos denegados y de las reivindicaciones proscriptas. Y se constituyó en conciencia política de masas, y de la llegada del pueblo al poder.
El presidente y general Edelmiro Farrell había ordenado su detención en la isla Martín García en medio de la creciente popularidad de Perón como funcionario del régimen militar que gobernaba al país.
Perón, siendo joven coronel, había decidido impulsar la creación del Departamento de Trabajo, desde donde llevó adelante la relación del Gobierno con los sindicatos y que en diciembre de 1943 alcanza el rango de Secretaría. Esas entidades le dieron apoyo y respaldo para una posible candidatura presidencial.
Ello llevó a distintas presiones y malestares internos, decisiones gubernamentales varias, que desembocaron en su detención el 12 de octubre de 1945, y su traslado a la isla Martín García.
Inmediatamente comenzaron a multiplicarse las protestas gremiales y la CGT unificada anunció un paro nacional para el día 18.
Pero los hechos se precipitaron: el coronel acusa un malestar y es trasladado al Hospital Militar en el barrio de Belgrano, donde llega el 17.
Las bases de los sindicatos presionaron y los trabajadores marcharon, en miles, hombres y mujeres de Berisso, Ensenada, Avellaneda, Barracas, Parque Patricios y de todos los rincones del conurbano para exigir la liberación de Perón.
En horas de la tarde, una multitud había colmado la plaza de Mayo.
Aunque varios mandos del Ejército lo solicitaban, el Gobierno se niega a reprimir y envía emisarios al Hospital Militar con el objetivo de pactar una salida con Perón, mientras comenzaba a caer el sol.
Se acuerda la renuncia del gabinete y la convocatoria a elecciones generales para los primeros meses de 1946.
Discurso
Y pasadas las 23, desde el balcón de la Casa Rosada, Perón habla a la multitud. Agradeció su presencia, recordó su labor en el gobierno, informó su pedido de retiro, prometió continuar defendiendo los intereses de los trabajadores y, finalmente, pidió a los concurrentes que se desconcentraran en paz.
“Trabajadores: hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino. Hoy a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del Ejército. Con ello, he renunciado voluntariamente al más insigne honor a que puede aspirar un soldado: llevar las palmas y laureles de general de la Nación. Lo he hecho porque quiero seguir siendo el coronel Perón, y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino. Dejo, pues, el sagrado y honroso uniforme que me entregó la patria para vestir la casaca del civil y mezclarme con esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza del país.
“Con esto doy mi abrazo final a esa institución, que es el puntal de la patria: el Ejército. Y doy también el primer abrazo a esta masa inmensa, que representa la síntesis de un sentimiento que había muerto en la República: la verdadera civilidad del pueblo argentino. Esto es pueblo. Esto es el pueblo sufriente que representa el dolor de la tierra madre, al que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la patria, el mismo pueblo que en esta histórica plaza, pidió frente al Cabildo que se respetara su voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo que ha de ser inmortal, porque no habrá perfidia ni maldad humana que pueda someter a esta masa grandiosa en sentimiento y en número. Esta es la verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha a pie durante horas para llegar a pedir a sus funcionarios que cumplan con el deber de respetar sus auténticos derechos”, dijo en su discurso aquel día.
Cinco días más tarde, el coronel se casaba con Evita.
El 24 de febrero de 1946, Perón se presenta como candidato a presidente y gana con el 54% de los votos, en el marco de una campaña caracterizada por el lema “Braden o Perón”, en alusión al embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, que se pronunció fuertemente en favor de la Unión Democrática.
El 17 de octubre se incorporó como el Día de la Lealtad en la liturgia peronista: fue el surgimiento de un movimiento político y social que aún hoy perdura como una singularidad social argentina y posiblemente sea el hecho político más significativo de la historia argentina del siglo XX.