El buque tanque Lancer, de las islas Bahamas, explotó en enero de 1998 en el río Paraná de las Palmas, a unos 2.000 metros del puente Zárate-Brazo Largo. Desde el año 2001 se encuentra amarrado y abandonado en la zona sur del puerto de Ibicuy. Ahora, el gobierno provincial anunció que trabaja en un proceso de desguace de la nave.
Desguazarán un buque que explotó en 1998 y quedó abandonado
Desde el Ente Autárquico Puerto Ibicuy (EAPI) informaron este miércoles sobre el inicio del trámite y evaluación del expediente para el proceso de desaguace del buque que “desde hace años perjudica el normal cauce del río Ibicuy, ocupa un espacio del puerto y también obstruye el hermoso paisaje en la zona”, dijo Natalio Gerdau, presidente del EAPI.
En el mismo sentido, Gerdau señaló que “esta acción tiene que ver con la política del gobernador Gustavo Bordet, en torno a la preservación de tierras fiscales, tal como se denominó a una jornada organizada por el Ministerio de Gobierno y Justicia de la provincia”.
La ministra de Gobierno, Rosario Romero, encabezó el encuentro, conjuntamente con el fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes, donde se abordaron las diferentes acciones y herramientas que tienen los estados para preservar las tierras fiscales y se avanzó sobre lineamientos para la conformación de un proyecto.
“Es un inconveniente común en nuestro puerto, más allá de ser un espacio público, porque nos preocupamos por resguardar las tierras fiscales, de los entrerrianos. Por eso desde que estamos a cargo del EAPI hemos gestionado, entre otras acciones, el desmantelamiento del buque que ocupa ociosamente parte del predio del puerto”, dijo Gerdau.
También recordó la continuidad de las gestiones para sacar la draga Acrobat, que se encuentra amarrada en las instalaciones del mismo Puerto Ibicuy desde hace varios años.
Historia
El siniestro del buque Lancer en 1998 fue causado por una explosión que lo dejó totalmente inutilizable. Viajaban a bordo 35 integrantes en su tripulación, entre ellos de origen polaco, griego y filipino.
El buque había salido de la ciudad de Campana y estaba navegando hacia el norte, cuando se produjo una explosión en su sala de máquinas. El fuego se extendió rápidamente y los ocupantes de la nave, que transportaba aditivos químicos, se arrojaron al agua.
La fuerza de la explosión hizo volar uno de los tanques de cubierta y dejó un enorme hueco hasta la otra banda, doblando gruesas chapas como si fueran de papel.