Crecieron los casos de consultas por trastornos alimentarios

La anorexia y la bulimia son dos patologías que muchas veces aparecen debido a trastornos emocionales. El 90% de los casos se da en mujeres, generalmente jóvenes.
 

En estas situaciones, algo tan sencillo como mirarse en el espejo puede convertirse en una pesadilla para quienes perciben una imagen distorsionada de su cuerpo. Emprender una persistente carrera por bajar de peso, a toda costa, aún poniendo en juego la vida, es la opción peligrosa que se elige en estos casos.
 

Los desórdenes alimentarios, un inusitado temor a la obesidad y conductas fuera de lo común en relación con la comida se presentan como los principales síntomas que hay que atender.
 

En cuanto a la anorexia, en términos generales, se caracteriza por una marcada tendencia a negarse a comer porque se tiene miedo a engordar. Quienes la sufren se vuelven incapaces de reconocer los riesgos que eso provoca y oscilan permanentemente entre la hiperactividad y la depresión.
 

En tanto, los bulímicos son capaces de ingerir grandes cantidades de comida en poco tiempo y luego autoprovocarse vómitos o consumir laxantes y diuréticos para contrarrestar esta acción.
 

En Paraná, la Asociación de Lucha Contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba) es una organización no gubernamental que brinda tratamientos a este tipo de casos. En este momento son 31 los pacientes que asisten a la institución.
 

Gisela, su secretaria, contó a UNO que “las consultas se incrementan en esta época del año, ya que con la llegada del calor y al tener que usar ropas más livianas, las adolescentes sobre todo que se ven a lo mejor con algún rollito, recurren a hábitos que ponen en peligro su salud, como realizar dietas muy estrictas o hacer actividad física de modo excesivo”.
 

En este marco, comentó: “En invierno tenemos, en promedio, una consulta semanal; y tres al mes. Promediando la llegada del verano, hay dos o tres consultas por semana y en el mes suman alrededor de siete. No quiere decir que todos los casos sean admitidos, pero es un indicador”.
 

En muchas ocasiones son los padres los que advierten estas situaciones anómalas, o también los hermanos o novios. Pero hay otros en que quien está atravesando alguna de estas enfermedades pide ayuda para ser tratado. Tomar conciencia acerca del riesgo y saber que se pueden curar cualquiera de estos trastornos alimentarios es el principio para poder iniciar una recuperación.

Enfermedades sobre las que hay que tomar conciencia

La mayoría de las afectadas son mujeres jóvenes a partir de los 14 años y no se encuadran solo en un factor estético.
 

El peso se vuelve una obsesión para quienes padecen bulimia o anorexia, pero son capaces de ocultar el problema durante años.
 

El programa televisivo Graduados, que se emite por canal 13, incluyó estas patologías en su temática. Especialistas ven con buenos ojos que se hable del tema para crear conciencia.

También se presentan más casos de niños de corta edad
Quienes ingresan a Aluba lo hacen con riesgo de vida, habiendo atravesado alguna crisis, que busca estabilizarse a través del tratamiento. Esta institución trabaja como una especie de hospital de día, donde se ofrecen tratamientos de forma ambulatoria a pacientes que presentan trastornos alimentarios.
 

Funciona desde hace más de 12 años en la capital provincial y sus integrantes trabajan en la recuperación de quienes padecen estas patologías. Además de los espacios que se brindan para atender a adolescentes y jóvenes, también se proporciona atención a adultos, orientada sobre todo a problemas asociados a la obesidad.
 

Sin embargo, a estos grupos se suma actualmente el de lo niños, ya que en los últimos años se registró una tendencia a que chicos de corta edad presenten síntomas relacionados a estas enfermedades. “En este momento hay dos niñas, una de 7 y otra de 10 años que están siendo atendidas. No se trata de bulimia ni de anorexia, sino que sería un trastorno inespecífico en la infancia en el que los chicos aparecen con ciertas conductas de restricciones, a partir de las cuales no quieren comer, o por el contrario, comen de más. En el caso de estas dos niñas se inclinan por la restricción alimentaria de no querer comer y con presencia de vómitos autoprovocados”, indicó a UNO la licenciada en Psicología Betiana Barrionuevo, integrante del equipo de Aluba.
 

“En todas las situaciones el apoyo de la familia es fundamental para llevar adelante el tratamiento, que se divide en distintos módulos y tiene una duración mínima de cuatro años. Sin este sostén muchas veces se abandona”, recalcó por su parte Gisela, la secretaria de la entidad.
 

La institución funciona en La Paz 316 lunes, miércoles y vienes de 8 a 13, y martes y jueves de 8 a 17. El teléfono de contacto es 0343-4223873.