Vanesa Erbes / De la Redacción de UNO
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Celebrar lejos de la familia: entre la nostalgia y la aventura
Por lo general, las fiestas de Navidad y de Fin de Año suelen ser una oportunidad para reencontrarse con la familia y compartir gratos momentos con los seres queridos.
Sin embargo, hay ocasiones en que por distintas circunstancias no es posible. Estar lejos del hogar, incluso en una ciudad en que no se cuenta con parientes cercanos, se transforma en una situación que puede generar diversas sensaciones.
En el caso de Luciana Solaro, una joven paranaense que desde hace seis años trabaja como azafata en una compañía aérea árabe, la Navidad fue un momento de nostalgia. “Estas fechas son medio tristes porque caigo de cuán lejos tengo a mi familia”, contó a UNO desde Medio Oriente.
Unos días antes, sus papás pudieron visitarla. Tras el regreso de sus familiares a Entre Ríos, Luciana compartió en su muro de Facebook la fotografía de un mate con un saludo especial: “Feliz Navidad para los que están lejos de casa y se la bancan. Para los que celebran en familia, no se olviden de darles un beso muy fuerte a los suyos, porque están viviendo un lujo. Gracias mamá y papá por traerme turroncito para celebrar”.
Si bien Luciana a sus 27 años ya pudo recorrer gran parte del mundo y disfrutar de maravillosos paisajes, en playas paradisíacas, en exóticos desiertos, en modernas metrópolis, en majestuosas ciudades, no deja de extrañar a la ciudad que la vio crecer y a sus seres queridos. Celebrar su cumpleaños y estas fechas especiales a tanta distancia, e incluso a veces en pleno vuelo, se vuelve difícil.
“Por ahora solo una vez me tocó aterrizar de un vuelo de Londres para Navidad, el año pasado, pero para el momento que se hicieron las 00 la pasé dentro de un colectivito que me llevaba del avión al aeropuerto. Dije en voz alta “¡Feliz Navidad, son las 12!”, y solo un par de personas respondieron. Como volaba con algunos musulmanes y sus creencias son diferentes, porque para ellos su Navidad es el Ramadan, no le dieron mucha importancia. También en ese vuelo venía una chica de Ucrania y para ella era un día más, porque su Navidad se celebra alrededor del 7 de enero, ya que se rigen por otro calendario”, relató.
En este marco, señaló: “En esas cosas juega mucho la cultura, porque yo me imaginaba en ese momento navidades pasadas, y recordaba que cuando el reloj apenas marca las 12 el intercambio de besos en la familia es infaltable, con todo el ruido de fondo y los fuegos artificiales. Acá en medio Oriente se vive como un día más. A pesar de que seamos muchos los expatriados, cada uno lo vive a su manera, celebrando con amigos y allegados. Festejar con la familia es un lujo que solo unos pocos se pueden dar. En mi caso hace seis años que trabajo en esto y se dio todo tan rápido. El tiempo se me pasó volando, literalmente”, dijo con melancolía, y añadió: “Tengo amigas que pasaron la Navidad yendo en el vuelo a Pakistán, que es de ida y vuelta. En mi caso trato de evitar ir a Europa porque son muy parecidos a nosotros, los argentinos: ellos tratan de cerrar sus negocios e irse con su familia”.
Entre risas y extrañando la comida, recomendó: “Aprovechen a comer un pedacito de cerdo por mí, que acá en Medio Oriente no se puede”. Luciana va a recibir 2015 en Madrid. “Aterrizo a la siesta del 31 allá y al menos me da tiempo para una siestita reparadora”, dijo.
Navidad con nieve
Brian Bill es un joven de 22 años oriundo de General Ramírez. Desde el 17 de febrero reside en Gelsenkirchen, Alemania, donde está participando de un proyecto de voluntariado que la Iglesia Evangélica del Río de la Plata sostiene en Uruguay, Paraguay y Argentina, y también en ese país europeo. Lejos del clima caluroso de Entre Ríos, Brian pasó la Navidad bien abrigado y el 26 pudo disfrutar de la nieve que cayó en abundancia en la ciudad donde está.
En comunicación con UNO, contó que los alemanes son muy tradicionalistas, principalmente cuando se trata de la Navidad: “Muchísimas de las tradiciones que tenemos en Argentina y en muchas partes del mundo son de acá. Quizás la más importante y característica sea el Árbol de Navidad”, aseguró.
Ya a mediados de noviembre se comienzan a ver decoraciones típicas en las casas y jardines, y llegando diciembre las ciudades se visten por completo de luces, guirnaldas, adornos, árboles navideños. “Se ven los tradicionales y característicos weihnachtsmarkt, que son los mercados navideños. No hay nada que los alemanes disfruten más en esta época que ir a recorrer estos espacios con sus familias o amigos, y compartir el típico glühwein, que es como llaman al vino caliente, o el eierpunsch, que es el ponche de huevo”.
“En Nochebuena (Heiligabend), en la iglesia en la cual soy voluntario durante este año, se realizan tres cultos: el primero a las 15, el segundo a las 17, y el último a las 23. La iglesia se llena por completo, con alrededor de 200 personas. En cada oportunidad toca una banda de instrumentos de viento, se canta, se dicen unas palabras y finaliza”, señaló el ramirense, quien contó además que pasó la Navidad en la casa de su coordinador y su familia. En este contexto, indicó: “Intercambiamos regalos y cenamos una gran variedad de pescado, ya que acostumbran comer eso en estas fechas. Bebimos cerveza, por supuesto, y también aperitivos de otros países como el Ouzo, que es un licor de anís típico de Grecia. Enseguida comenzamos a charlar sobre las tradiciones navideñas argentinas comparándolas con las de Alemania. Se sorprendieron cuando les comenté para nosotros a las 12 de la noche se brinda y se suele tirar fuegos artificiales, ya que ellos lo hacen únicamente en Año Nuevo. Tampoco se espera a Papá Noel en Nochebuena: semanas antes se festeja el Día de San Nicolás, que es a quien se le atribuye el traerle regalos a los niños”.
Si bien sostuvo que aún no sabe dónde va a pasar el Año Nuevo, relató que el 25 a la tarde se reunió con Tabea, una exvoluntaria alemana que estuvo en Argentina en 2006. “Fue un lindo y necesario ‘regalo’ hablar un poco de castellano con alguien. Fuimos a su casa y cenamos con su familia, conversamos, jugamos a las cartas y comimos chocolates, mucho chocolate. Más tarde, ella y su novio me llevaron hasta mi departamento, pero antes debimos limpiar los vidrios del auto, ya que se habían congelado con el rocío que había caído, con 1º de temperatura y -3º de sensación térmica. De Argentina en esta fecha extrañé el ambiente, algunas tradiciones, a mis amigos; pero de todos modos lo pasé muy bien”, concluyó.
Nochebuena en un hostel
Lucas Cacciabué tiene 23 años, vive en Paraná y es estudiante universitario y modelo. Este año quiso pasar unas fiestas diferentes y se hospedó junto a su amigo Juan Galfano en un hostel de Córdoba, donde compartió la llegada de la Nochebuena con otros jóvenes de El Salvador, Italia, Perú, España, Francia, Brasil, Australia y otros rincones del mundo. “Decidí emprender este viaje como autorregalo por haber terminado exitosamente mi año en la facultad. En el 2015 voy a cursar 5° año de la carrera de Licenciatura en Psicología”, comentó a UNO.
Si bien señaló que al principio dudó si emprender esa aventura, hoy se siente feliz con su decisión. “Entre la ansiedad y el estrés que implicaba todo este viaje, pude elegir correctamente una nueva experiencia”.
“Desde el vamos me costó mucho, ya que por ejemplo, en Navidad cuando hablé con mi tata y mi nana, mi vieja y mi viejo, no pude evitar ponerme nostálgico. No me quiero imaginar lo que va a ser mi 31 de diciembre, pero es algo que necesitaba concretar desde hace mucho tiempo”, aseveró.
En este contexto, grabó un video con saludos de sus nuevos amigos, en diferentes idiomas, y lo subió a las redes sociales. “El hecho de desligarme por primera vez en las fiestas y cerrar el año de manera independiente, conociendo mucha gente nueva y nutriéndome de momentos compartidos con personas de diferentes culturas y lenguas fue una gran experiencia. Por suerte me defiendo con el inglés y soy muy sociable, en especial con las mujeres”, afirmó y a la vez sugirió: “Deseo que toda la gente de mi tierra paranaense pueda disfrutar de sus seres queridos, que los tienen cerca a unos pocos centímetros, y darles el abrazo intenso que yo les daría en su lugar. Felicidades”.