Vanesa Erbes / De la Redacción de UNO
[email protected]
Ayer nuevamente fue un día soleado en Paraná y las localidades aledañas. Y el buen tiempo, de alguna forma, va ayudando a mitigar la angustia de quienes todavía intentan reponerse de las consecuencias de la tormenta del viernes. A medida que van pasando los días, Juan Pablo Tonutti y Cecilia García, repasan los momentos en que el viento, furioso y empecinado, se llevó su vivienda, sin que nada pudieran hacer. Se las voló, literalmente, en cuestión de segundos.
Fueron años de trabajo invertidos para cumplir el sueño de la casa propia: una prefabricada de madera que les posibilitaba ahorrar un alquiler y así poder ir comprando los materiales para edificar una estructura más sólida. Ya habían hecho el baño, pero tampoco aguantó la violencia de las ráfagas que azotaron la región el viernes pasado.
“Vivíamos ahí desde hace cuatro años, en una casa que levantó mi mamá y que ocupamos nosotros cuando ella se mudó. Estamos pagando el terreno”, contó a UNO Juan Pablo. Asimismo, comentó cómo fue esa mañana que quedará grabada en sus memorias: “Había puesto la alarma para levantarme a las 8 y ni bien me desperté, de un momento a otro, las paredes empezaron a temblar. Empezó a moverse todo, como una gelatina”.
La joven pareja corrió de lugar la cama para no mojarse, porque el agua se había empezado a colar con ganas por el techo. Buscaron resguardo donde pudieron, pero enseguida el ventarrón, con una fuerza inusitada, arrancó de cuajo la casa. “Fue de terror. Mi señora quedó shockeada, sin saber qué hacer, así que la tapé con una frazada y la metí al auto”, recordó.
El vehículo sirvió de refugio para Cecilia y también para su perro, mientras Juan Pablo, descalzo y vestido solo con un short, salió en medio de la tormenta a buscar los celulares de ambos y su billetera, no sin antes cortar el suministro eléctrico, por las dudas. Después siguió intentando rescatar algo de la ropa y demás cosas que el viento les había arrebatado, pero el temporal no cesaba y empapado como estaba decidió esperar en el auto una tregua de la naturaleza.
“Con el viento y la lluvia se veía todo blanco. Los vecinos pensaban que no estábamos, hasta que uno de ellos nos vio y nos buscó para que nos resguardemos en su casa. Después vinieron como 15 más, y bajo el agua, nos ayudaron a guardar la heladera y los muebles, así rotos como habían quedado”, rememoró.
Ahora duermen en un lugar prestado. Tiran de noche un colchón de dos plazas en una antesala de la casa de los padres de Cecilia, en calle 3 de Febrero, en la capital provincial. A pesar de la difícil situación que están atravesando, sonríen cuando destacan que a ellos no ellos les haya pasado nada. El apoyo de sus familiares y la solidaridad de la gente que les ha acercado ropa, comida y otros elementos, los impulsa a seguir adelante. “Recibimos numerosos mensajes de apoyo de muchas personas. Nosotros andamos medio embolados todavía, de acá para allá. Ahora esperamos organizarnos un poco para volver a levantar nuestra casa”, dijo Juan Pablo, y concluyó agradecido: “Había chapas arriba de los escombros, que no sé de dónde salieron. Cualquier cosa que pasaba volando podría habernos lastimado o causar una tragedia. El auto, donde nos metimos a esperar que pase el temporal, también quedó sano y nos protegió”.
La esperanza de tener su hogar
Juan Pablo tiene 27 años y Cecilia 28. Ambos son empleados: él en una fábrica en el parque Industrial y ella en una despensa del barrio que la vio crecer. Saben que quedarse lamentándose por lo que les pasó no va a ayudarlos a recuperar lo que perdieron. Son conscientes que con sacrificio podrán volver a reconstruir su hogar y que esta experiencia va a fortalecer su espíritu de lucha, para seguir forjando un porvenir a base de trabajo.
Ahora los suegros de Juan Pablo les prestaron un lugar compartido en su casa para que se queden un tiempo y ellos se acomodan cada noche en un colchón para seguir soñando con tener su casa.
Mientras tanto, se inscribieron en la Municipalidad de San Benito, donde están empadronando a la gente que sufrió algún perjuicio para que reciba ayuda. “Nos anotaron para lo que ellos llaman un módulo; no sé qué es lo que nos darán. Nos dijeron que nos van a llamar, que hay muchas familias damnificadas a las que se les voló el techo. Que se les haya volado la casa entera, creo que nos pasó a una señora y a nosotros, no he escuchado de otro casos”, comentó Juan Pablo.
La pareja volvió al lugar el fin de semana para ver si encontraban los papeles del terreno y afortunadamente los hallaron. También fueron a lo del vecino que los ayudó y buscaron algunos platos y otros utensilios que necesitaban. La imagen de lo que era su hogar hace cuatro días atrás fue desoladora. “Todavía no puedo creer lo que pasó”, aseguró Cecilia, visiblemente conmovida.
Su marido agradeció a su hermana, que inició una campaña solidaria, y sobre todo a quienes les hicieron llegar donaciones para que logren reponerse. Ya recibieron ropa y otros elementos, y aclararon que no precisan colchones ni roperos porque ellos tienen.
Sin embargo, necesitarán ahora materiales para poder volver a erigir un techo. Quien esté en condiciones de colaborar con la familia Tonutti, se puede contactar a través de Facebook con María Tonutti, quien es hermana de Juan Pablo, o llamar al 0343-154198863.
Aunque perdieron todo con la tormenta, luchan por su sueño
El anhelo de una vivienda propia iba tomando forma en la vida de Juan Pablo Tonutti y Cecilia García. El viento les voló la casa entera, en San Benito. Duermen ahora en un colchón, en casa de familiares, dispuestos a no bajar los brazos
23 de febrero 2016 · 06:20hs