Pablo Felizia/De la Redacción de UNO
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Alloatti, joven barrio de 20 años
El barrio Alloatti de Paraná tiene 20 años, 18 dicen otros; lo cierto es que al principio, mucho más atrás, era todo monte con unos caseríos que algunos aún recuerdan como la Aldea de los Medrano. Hoy son 12 manzanas irregulares con casas de material y que cada vecino levantó entre mediados de la década del 90 y principios de este siglo.
En la zona, las viviendas eran precarias y de familias grandes con abuelos, tíos y muchos niños. Uno de los jóvenes de entonces era Claudio Mioletto, hoy vicedirector de Protección Civil de Paraná y vecinalista al frente del barrio con nueve gestiones al hilo. “Acá vivía la familia de mis abuelos maternos, los Medrano y era solo una cuadra de 200 metros”, contó a UNO.
Los terrenos alrededor eran privados, Mioletto cree que pertenecían a un tal Alloatti y de ahí el nombre del barrio. Es una zona de trabajadores con jornadas largas, de mates dulces y amargos en la vereda. Fue por 1994 cuando la fisonomía empezó a modificarse y con ella llegaron los primeros servicios. Durante años no tuvieron agua potable y de una sola canilla sacaban todos. “Pero después cambió el aspecto, eran casitas precarias sin luz ni agua; lo gestionamos y lo logramos”, agregó Mioletto. Además de esas necesidades resueltas, el barrio está asfaltado en la mayoría de sus calles y solo faltan algunos tramos y cortadas. “Nos lo prometieron en esta gestión y ya tenemos los cordones cuneta”, sostuvo.
A pulmón
Aníbal Gorosito, un vecino del barrio Kilómetro 3, lindante con Alloatti, contó que toda la zona era una cantera, que había hornos por la fábrica de cerámica y que el asentamiento original estaba relacionado con el trabajo y la producción en la zona.
Mioletto dijo que cada una de las viviendas que ahora se ven en el barrio fueron construidas con los brazos de las mismas familias. “Fue a pulmón. Era en la época en que fue intendente Julio Solanas. Cuando lo gestioné, nos querían dar dinero, eran 1.000 dólares en el uno a uno, pero le dijimos que mejor nos entreguen los materiales; así arrancamos, entre los vecinos nos ayudamos y cada uno encaraba su casa a su manera”, contó.
El barrio está ubicado, desde el centro de Paraná, a dos cuadras del supermercado de avenida Larramendi y luego hay que entrar a la izquierda. Limita entre otros con Mosconi Viejo, Mosconi Nuevo, Kilómetro 3 y Los Hornos entre otros. En Alloatti hay gente de trabajo, la mayoría en la administración pública, hay quienes ingresaron a la Policía y también empleadas domésticas. En general es tranquilo aunque algunas noches se escuchan tiros, la droga tiene su presencia y genera problemas como en todo barrio. Mioletto contó que hubo distintos momentos, algunos más agitados y complicados que otros.
El más viejo de la zona falleció hace poco y se llamaba Santos Rodríguez. La historia del barrio es reciente, lleva no más de dos décadas y creció alrededor del trabajo y de su búsqueda de identidad.
Cuando era todo monte
Alloatti era monte con senderos vecinales y José Medrano era el abuelo de Claudio Mioletto, vecinalista del barrio.
Entre las anécdotas, cuentan que en las cercanías, muchos años atrás, no había salas de velatorios y los precios en el centro eran inalcanzables.
Entonces, cuando fallecía algún vecino, usaban una galería que José Medrano prestaba para este tipo de ocasiones.
Todavía hay una árbol de moras que se mantiene en pie de aquella época.
En el barrio, en esa zona, están en las tratativas de poder lograr la construcción de un salón comunitario en un espacio que tienen siempre cuidado y limpio.
Tienen la idea de empezar ahí a hacer talleres sobre distintos oficios y ayuda escolar, para brindar servicios y posibilidades a la población de la zona.
Referencia educativa en la zona
Varios vecinos del barrio Alloatti mencionaron a Hilda Leguizamón. Es la directora de la escuela Intendente Juan Carlos Esparza. Una placa en la puerta certifica que la institución fue fundada en 1999 y lleva los nombres de varios representantes vecinales.
La directora estaba ocupada en un curso o en un congreso y quienes atendieron a UNO fueron Patricia Altamirano y Patricia Zárate, ambas vicedirectoras, Andrea Lencina, maestra auxiliar y Jésica Martínez tallerista de la escuela. Hoy asisten 450 chicos entre materno infantil, jardín y Primaria.
Hasta principios de este año funcionó una guardería nocturna donde cuidaban a los hijos de quienes eran cartoneros. Luego consiguieron cargos docentes y desde entonces funciona de mañana. Cada vez que alguien tiene un problema acude a la vecinal de Alloatti o busca a la directora. “Hasta los domingos ves a los chicos sentados en la vereda de la escuela. Los del turno mañana a veces vuelven a la tarde. Juegan a la pelota acá cerca y se quedan o pasan”, contó Martínez.
Hay talleres de costura y computación que permiten que la institución esté abierta hasta las 19.30. Asisten jóvenes y mamás de muchos de los niños de las institución. Hace un tiempo tenían un taller de herrería que aseguraron, fue un éxito. La escuela tiene orquesta y explicaron que todas esas iniciativas son para integrar a la comunidad.
Alrededor tienen espacios y hasta la vecinal inauguró una cancha de fútbol.